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Con buenos rindes, finalizó la cosecha de trigo en la región.
PANORAMA AGRÍCOLA

Finalizó la cosecha de trigo en Junín y dejó un balance positivo para el campo

“Los valores oscilaron entre 3400 a 4100 kilos por hectárea. “Son buenos rindes, teniendo en cuenta que el invierno vino con mucha sequía”, afirmó a Democracia Rosana Franco, presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA) de nuestra ciudad.

La cosecha de trigo finalizó en Junín y la zona, con valores satisfactorios, de entre 3400 a 4100 kilos por hectárea. “Son buenos rindes, teniendo en cuenta que el invierno vino con mucha sequía”, afirmó a Democracia Rosana Franco, presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA) de Junín. 
“El productor ya vendió una parte de la cosecha para costear los distintos compromisos de pago (alquileres, insumos, impuestos)”, afirmó Franco. Y agregó que “la preocupación del sector es el desdoblamiento cambiario y el aumento de las retenciones”.
Con respecto a las retenciones, Franco reconoció que hay varios proyectos en danza para segmentar el impuesto y que paguen más, aquellos que tienen más hectáreas, como una forma de no afectar al pequeño productor agropecuario, pero advirtió que “hasta el momento no hay nada oficial ni concreto, en la reunión de la Mesa de Enlace, con el Gobierno el tema quedó en estudio”. 

En el país
La cosecha de trigo entró en su tramo final en el ámbito nacional y resta por recolectar casi 600.000 hectáreas ubicadas en su mayoría en el sudeste bonaerense, mientras que la siembra de soja y maíz registró buenos avances y ya cubrió más de 80% de la superficie estipulada para éstos, informó esta semana la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

El productor ya vendió una parte de la cosecha para costear los distintos compromisos de pago (alquileres, insumos, impuestos), afirmó Franco.

La recolección del cereal avanzó 4,3 puntos porcentuales durante la semana y se ubicó en 92,1% de las 6,4 millones de hectáreas aptas sembradas.
El 70% de la superficie que todavía queda por cosechar se ubicó en el sudeste de Buenos Aires, mientras que 15% corresponde al centro y sudoeste de dicha provincia.
Asimismo, se dio por finalizada durante la semana la trilla en las regiones del núcleo sur, norte de La Pampa-Oeste de Buenos Aires y San Luis.
El rendimiento nacional se posicionó en 28,2 quintales por hectárea (qq/ha) y la estimación de producción se mantuvo en 18,5 millones de toneladas.
Por su parte, las últimas lluvias posibilitaron que la condición hídrica de los cultivos en el centro-norte de la región agrícola mejorara, situación que apuntaló la siembra de maíz y soja y la condición de los cultivos ya implantados.
La siembra de soja se ubicó al final de la semana en 84,3% de las 17,7 millones de hectáreas estipuladas para la oleaginosa.
A lo largo de los últimos siete días, la soja de primera y segunda concretaron un avance de 1,6 y 3,5 % respectivamente y se ubicaron con un progreso de 91,4% para la primera y de 27,6% de la segunda, mientras que en el caso del maíz ya se cubrió 83,5% de las 6,3 millones de hectáreas proyectadas.

El factor climático
El otoño transcurrió y el invierno siguió pareciéndose a una primavera, hasta que el frío apareció. Cuando muchos ya especulaban con la posibilidad de un invierno templado en base a cómo había arrancado, una seguidilla de heladas en la primera semana de julio, que incluyó una de -5,9 durante 6 horas, dijo basta a las condiciones que prevalecían en la zona.
Regionalmente se optó por sembrar bastantes trigos largos con requerimientos de vernalización en base a la experiencia de la afección de heladas en la campaña pasada sobre materiales de uso generalizado.
El problema de la seguidilla de heladas que sufrieron los trigos en este ciclo se encontró solo en lotes donde por consecuencia de una mala elección del cultivar o por atraso de fecha quedaron expuestos a este estrés. Ya que por exceso de humedad, numerosos lotes que tenían asignado sembrar materiales largos sobre maíz, por ejemplo, se les pasó la fecha de siembra óptima y tuvieron que cambiar a genotipos de ciclo corto sin requerimiento de frío.
Terminamos agosto con un estado de los trigos buenos a muy buenos. El impacto de las heladas no repercutió demasiado sobre la generalidad de los trigos, debido principalmente a que el frío accionó sostenidamente sin grandes amplitudes térmicas desde que comenzó, generando cultivos que desarrollaron tejidos rustificados a diferencia de la campaña anterior donde tuvimos una helada en floración después de días templados.

El problema sanitario
El principal problema sanitario de la campaña lo constituyeron las enfermedades, destacándose por su permanencia aún desde estadios tempranos roya anaranjada. El desarrollo de roya anaranjada (Puccinia triticina) y roya estriada o amarilla (Puccinia striiformis) acompañó al cultivo de manera progresiva durante los meses de julio y agosto, de la mano de condiciones ambientales que favorecieron su desarrollo principalmente sobre cultivares susceptibles.
La presencia de estas dos enfermedades en la campaña 2019/2020 tuvo un patrón de diseminación diferencial en la región, con más presencia de roya estriada en cultivos de trigo sembrados más en el norte y oeste del departamento Unión. En tanto, la presencia de anaranjada se la observó más en el sur y este de la provincia en el departamento Marcos Juárez.
En algunos lotes, la decisión de fertilizar en macollaje con nitrógeno no colaboró con el estado de los trigos, ya que las precipitaciones no fueron suficientes y experimentaron no solo estrés hídrico sino también nutricional, afectando entre otros componentes el número macollos por planta, especialmente en lotes de calidad inferior, situación que no experimentaron los lotes en los cuales se incorporó el nitrógeno presiembra.

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