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Diego Carpinella es docente, entrenador de fútbol, licenciado en educación física y psicólogo.
RECONOCIDO PROFESIONAL DE NUESTRO MEDIO

Diego Carpinella: “La educación física y la psicología me equilibran”

Aún siendo muy joven, cuenta con una trayectoria importante como docente y en la atención en su consultorio. Sobre la relación entre ambas actividades, asegura que el deporte “es una forma de expresarse” en donde “uno no puede esconder nada”.

El sacrificio y el deseo de superación es una constante en Diego Carpinella. Así como el tesón y la preparación física lo distinguieron cuando era futbolista, su desarrollo profesional se vio impulsado por el mismo patrón. Gracias a eso hizo un profesorado y dos carreras de grado, mientras trabajaba, se desempeñaba como deportista y formaba una familia.
Justamente, según sus propias palabras, fueron sus seres queridos los que lo apoyaron y acompañaron en ese camino. “Ellos fueron y son mi sostén”, dice el psicólogo y profesor de educación física que, aún siendo muy joven, ya cuenta con una trayectoria importante y un gran reconocimiento por su actuación docente y profesional.

“En el deporte es importante la intervención de un psicólogo”.

Sus inicios
Carpinella se crió en el barrio Eusebio Marcilla, hizo toda su escolaridad en el Colegio Padre Respuela y ya desde muy chico se inició en la escuelita de fútbol del Club Moreno. Apasionado por el deporte, logró consolidarse como marcador de punta izquierdo en las inferiores, y luego de un breve paso por Defensa Argentina, llegó a la primera de su club, donde permaneció hasta sus 33 años.
Su característica como jugador era su gran despliegue físico. “Ese era mi fuerte –dice– yo dejaba todo en las prácticas y los partidos, y eso es lo que me mantuvo tanto tiempo, porque siempre conocí mis limitaciones”.

Su formación
Hizo el profesorado de educación física y enseguida empezó a trabajar como profe en las inferiores de Moreno y en una colonia de vacaciones: “Siempre fue así, con mucho esfuerzo, porque jugaba, entrenaba, trabajaba y estudiaba”.
Pasó por el Club Rivadavia hasta que entró en Sarmiento, donde estuvo más de doce años como preparador físico de las inferiores. También estuvo en varias colonias de vacaciones e hizo suplencias en escuelas.
Cuando se recibió hizo la licenciatura en Educación Física, algo que tampoco fue fácil, sino que tenía que ir preparando algunas materias libres y otras cursándolas en San Fernando. “Era tremendo –recuerda–, me tomaba dos colectivos y un tren para llegar, en el medio me cambió el plan de estudio, al mismo tiempo trabajaba”.
En ese proceso se sintió atraído por las materias que tenían que ver con la psicología y cuando se abrió la posibilidad de hacer la carrera en la Unnoba, a través de la Universidad de Rosario, se inscribió y comenzó a cursarla. Al mismo tiempo hacía la tesis de la licenciatura y trabajaba. Y en el medio fue padre.

El trabajo
Una vez recibido, se metió de lleno en el trabajo en escuelas, clubes y en su consultorio.
Actualmente, además de atender a sus pacientes, es director del secundario del Colegio San José, da clases en las escuelas N°34 y N°19, en el Instituto Superior del Profesorado N°20 y en la Escuela de Guardavidas. Además, trabaja en la Unnoba dando cursos y, desde hace siete años, tiene a su cargo el equipo de fútbol femenino de la Universidad.
En tiempos de feminismo, empoderamiento y cambios, su desempeño en el fútbol femenino mereció aprendizajes. “Es inevitable no preguntarte todo el tiempo cómo puede ser interpretado lo que uno hace –explica– pero en todo este tiempo las chicas naturalizaron la relación que tenemos y saben cómo soy y cómo trabajo. Pero esto tiene que ver con los años que llevamos juntos, con ellas estoy muy relajado”.

“Estudiar la estructura psíquica permite entender a cada sujeto”.

Complemento
Al momento de definirse, Carpinella entiende que sus profesiones, docente y psicólogo, lo completan en su desarrollo profesional. “Me gustan las dos cosas y creo que eso me equilibra y se complementan”, afirma.
Es que, según dice, son dos actividades muy relacionadas: “El deporte es una forma de expresarse a través del juego, y allí uno no puede esconder nada, porque cuando uno juega se entrega, y cuando se entrega se expone. Ahí aparece todo. En otros aspectos de la vida uno puede esconder algún rasgo de su personalidad, en el deporte no. Y cuando la competencia es mayor, más aparecen estas cuestiones”.

“El deporte es una forma de expresarse, y allí uno no puede esconder nada, porque cuando uno juega se entrega, y cuando se entrega se expone”.

A modo de ejemplo, remarca cómo se ven jóvenes con habilidad y talento, que encuentran un techo por falta de fortaleza mental. Por eso considera que siempre es deseable la presencia de psicólogos en los equipos de trabajo. “Pero hoy todo tiene que ver con lo económico –advierte– los clubes a veces le dan a un solo técnico todas las divisiones inferiores porque no pueden pagar otros, menos van a poder contratar un psicólogo con las necesidades que atraviesan. Si tuviesen recursos, no dudarían en hacerlo. Por ejemplo, una lesión de ligamentos en un chico de 15 años podría frustrarlo y hacerlo abandonar, por eso es importante la intervención de un profesional”.
Y en cuanto a la intervención psicológica, concluye: “Uno trabaja con personas que sienten, piensan, sufren, gozan y es imposible separar a ese individuo cuando practica deporte o cuando no lo hace. Estudiar la estructura psíquica te permite entender a cada sujeto, con todas sus complejidades, fantasmas, sueños, fantasías, miserias, que los tenemos todos. Entonces cuando uno ejerce ese rol trata de escuchar, de entender y de rescatar lo positivo”.

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