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Liliana, María Rosa y Miriam, al recibir el reconocimiento a su padre.
A TRAVÉS DE SUS HIJAS

El recuerdo de Obdulio Dugo, un pionero del fomentismo en la ciudad

El jueves fue reconocido y homenajeado por el Concejo Deliberante por su labor en la Sociedad de Fomento del barrio San Antonio.

Obdulio Dugo, de profesión, ferroviario, se acercó al fomentismo al ver las necesidades del barrio en el que vivía, por el año 1980.
No había teléfono público, no había luz en la vía pública, no había agua corriente, no había cloacas y su voluntad de trabajo lo llevó a buscar gestionar todas esas falencias en un barrio postergado y con muchas necesidades
Corría el año 1984 cuando se formó la primera comisión de fomento, que presidió hasta el 2008.
“Fueron 25 años en la Sociedad de Fomento del barrio. Toda una vida y además fue presidente de la Federación de Fomentistas junto a Astegiano y Gangi”, cuenta su hija Miriam sobre Obdulio, que falleció este año, a los 87.

Legado a fomentistas
“Durante los 20 años de Abel Miguel él estuvo en la sociedad de fomento y la gente la verdad es que nos dice cosas lindas. Era una persona buena, humilde, de muy buen carácter, no iba a decir una palabra en voz alta, no se peleaba y siempre estaba tratando de ayudar”, cuenta María Rosa, sobre su padre, que todos los trámites para la sociedad de fomento los hacía en bicicleta.
“Mi mamá lo apuntalaba”, cuenta Liliana. “Hacían las fiestas del día del niño y todos los eventos que se organizaban, en la sociedad de fomento”.
Sus hijas aseguran que todo en la sede se logró con esfuerzo.
“Empezaron sin nada y comenzaron a hacer cosas para comprar el terreno y a partir de ahí levantar la sede”, cuenta Miriam.
Para ello organizaban cenas para juntar dinero para los materiales. 
“Estuvo hasta que pudo. Y hasta hace cinco años atrás hubiera querido volver a participar, pero ya no podía moverse con normalidad y necesitaba ayuda. Pero lo llevaba en los genes”, asegura Miriam.
Obdulio fue promotor de muchos de los logros en el barrio, tal como afirma su hija María Rosa: “Estuvo en todo lo que se hizo en el barrio. Consiguió que los colectivos pasaran por el lugar”.
Liliana destacó las actividades que se realizaban en la sede, “donde mi hijo aprendió a bailar folclore y continúa hasta hoy”.
Las tres hijas de Obdulio aseguran que deberían aprovecharse las instalaciones: “Es grande, tiene escenario, se podrían hacer muchas cosas, pero hoy no se aprovecha. En el barrio hay mucha necesidad”, destaca Miriam.
Al orgullo por aquello que representaba su padre, “un hombre que se preocupaba por lo que sucedía”, se suma el orgullo del reconocimiento obtenido, por el que aseguran que estaría más que feliz.

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