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Las Cuenteras, en la Escuela de Estética, donde hace 15 años nacía el proyecto.
NARRADORES ORALES

La magia de cautivar con la palabra

Las Cuenteras de la Esquina cumplen quince años ininterrumpidos contando historias y atrapando oyentes donde quiera que vayan. Un arte antiguo que da batalla, y conquista, en épocas de teléfonos móviles y demasiados desencuentros.

Subirse a un coche, ajustarse el cinturón de seguridad, ponerlo en marcha y emprender el viaje. Algo parecido sucede cuando nos disponemos a escuchar las historias de las Cuenteras de la Esquina. Solo que son ellas quienes tienen la llave. Y ese coche tiene mucho de mágico.
El grupo de quince mujeres recorre distintos establecimientos educativos e instituciones llevando sus cuentos a cuestas, dispuestas a transformar cualquier momento en un viaje cautivante y placentero capaz de transportarnos a lugares extraordinarios, sin que podamos ofrecer demasiada resistencia.
Son muchas las sensaciones que se pueden experimentar como oyentes de historias, y otras tantas muy gratificantes, para las mismas narradoras que llevan adelante una tarea que convoca y contagia, pero que sobre todo, atrapa.
Surgido en 2004, como un Club de Narradores en la Escuela de Estética Victor Grippo, hace quince años, “Las Cuenteras” es coordinado por las docentes Mariel Leonardelli y Estela Centeno, quienes junto al grupo de narradoras visitan guarderías, jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias, institutos terciarios, además de bibliotecas, geriátricos y la Unidad Penitenciaria. Como si fuera poco realizan un ciclo en el bar Picasso, “Un cuento y un café”.

Encuentro de palabras y miradas
Con tantas herramientas tecnológicas que nos distraen, pensar en la posibilidad de un encuentro con la literatura a través de un narrador y un grupo de oyentes, parece de otro siglo. Y tal vez porque efectivamente lo es. La narración oral social se remonta a siglos atrás y es la forma más antigua de comunicación humana. 
Mariel explica que, de hecho, “la narración nunca se dejó de hacer porque el encuentro entre iguales, con la palabra, en un ámbito tranquilo, alrededor del fuego es ancestral”. Y acepta que “va a contramano de todo lo que uno vive actualmente. Pero es maravilloso ver las caras de los niños y hasta los adultos y adultos mayores, cómo se van transformando y metiéndose dentro del cuento. Eso es lo lindo, lo gratificante. Creo que se puede hablar de la palabra disfrute, para nosotros es una forma de felicidad y creo que se recibe igual”.
En el caso de los alumnos secundarios destacó que “es maravilloso cuando empiezan a dejar los celulares y te van escuchando. Se produce ese momento mágico”.
Se trata nada más y nada menos que de “un encuentro de miradas y palabras”, asegura.

“Mediadores”
La elección de las historias no es en absoluto un mero trámite ya que Mariel asegura que “si algo no te conmueve no lo podés contar”.
Y en esa búsqueda, constante, sobre cómo mantener a los oyentes prendados, yace la tarea de las narradoras sociales. 
“Nuestro objetivo es llevar la palabra y nos gusta trabajar con buena literatura porque es un trabajo de mediadores el que hacemos, entre el libro y el niño, el adolescente o el adulto”. 
Y algo muy importante en ese viaje, más allá de la misión de cautivar, es también el de mantener vivo el espíritu del autor, desde el comienzo hasta el final. Ese “final” que nos devuelve a la realidad, luego de un viaje fantástico.

Aniversario 
Asistiendo a capacitaciones y talleres, el trabajo de perfeccionamiento de las Cuenteras es para destacar, ya sea con cursos o bien con la interacción de narradores que todos los años llegan a presentarse en Junín.
El 15 de noviembre realizarán el festejo por sus 15 años, a las 20, en el auditorio del Sindicato de Empleados de Comercio. La entrada es libre y gratuita.

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