ENTREVISTA

“Las comunidades originarias son matriarcales”

Flora Neculpán participó del segmento feminista “Poder Ser” de TeleJunín, que se transmite todos los miércoles en la edición de TeleNoticias a las 20. Se trata de relatos cortos, en los que mujeres y disidencias relatan cómo fue crecer y vivir dentro de un mundo patriarcal.

¿Cómo es ser mujer mapuche en Argentina?
-Creo que debe ser diferente en cada región del país. En el territorio de Junín no es difícil pronunciarse mapuche, pero sí hay diferencias dentro de las comunidades cuando una mujer mapuche habla y no es el varón. Hay problemas patriarcales dentro de las comunidades.
Es por eso que las mujeres en todos los pueblos originarios se están organizando para hacer movimiento y hacer un llamado. La colonización atravesó muy fuertemente a los hermanos que tienen esta cuestión patriarcal muy interiorizada, lo que genera una desconexión de lo que queremos recuperar.

-¿Cómo es ser mujer, mapuche y feminista de la comunidad?
-La comunidad no está sucediendo y esa es la realidad. Vos tenés diferentes comunidades que están reglamentadas, con una personería jurídica y están reconocidas por el Estado, pero están representadas por una persona.
Con mi papá nos hemos dado cuenta de que en donde no hay cabida para el intercambio, no hay necesidad de ir y desgarrarse. Por eso, cuando vemos a una comunidad es importante indagar y ver quiénes son y si vemos las mismas caras en todos lados.
Las comunidades originarias son matriarcales, entonces es natural que sea la mujer un centro de decisión, de encuentro que propicia la ronda y el vínculo, que lo cuida y ayuda a cultivarlo. Cuando eso no sucede, no hay vínculos y es patriarcal. Es natural que una mujer sea feminista, aunque sea una palabra nueva y nuestro deber, porque necesitamos enseñarles, que aprendan y no tengan que estar restringidos en cuestiones importantes.

-¿Cómo fue la comunicación con tus padres?
-Con mi papá aprendí a hablar con el tiempo y por qué preguntarle sobre la cosas. Cuando era más joven quería hacer lo que yo quería y después vas entendiendo que ellos tienen esa conexión con uno que es un vínculo del cual debería salir lo mejor. La comunicación la pudimos concretar más de grande. En la comunidad uno debería propiciar la comunicación y el habla. 

-¿Tomar la palabra es tu eje de conector en la vida?
-Creo que cada uno tiene la cualidad en la que somos lo que podemos hacer. La palabra me parece importante y me dan ganas de que todos puedan ejercerla. Es una práctica que tienen que ver con el cuerpo y la mente. El mensaje tiene que ser corto y en ciertos momentos muy claro. También, la incomunicación genera muchos problemas.

-¿Cómo llevás la maternidad feminista?
-Mi mamá tuvo que trabajar siempre muchas horas fuera de casa y estuve en guardería. Con mi hija decidí hacer todo lo contrario, por eso a la mañana me quedo en mi casa. Esta es la mirada de las madres feministas, de encontrar tiempo para pasar tiempo con sus hijos, si no, no lo conocemos nada. Y otro estaría enseñándoles cosas importantes que me gustaría enseñarle yo a mi hija. Me perdería de un montón de cosas.
Creo que ahora es natural. Tener un hijo, no me fue un esfuerzo para nada, porque lo primero que se te pasa es la situación de pánico. Pero es lo mismo con alguien más que es una compañía  constante, con atención y la oportunidad de crecer. Uno se va corrigiendo en algunos aspectos. 
La sociedad nuestra no está preparada y no quiere contener a los niños. Si vas a otras partes, van a querer que se callen o se vayan, una cuestión fea que debería terminarse. 

-¿Desde el primer “Ni una menos”, qué impactos ves en la sociedad y en vos?
-Hay un montón de nombres interesantes que ellos puedan teorizar y llevar en la palabra el mensaje calificador de la cuestión. Mientras puedan comunicarse bien, hay que darle para adelante. Hay un montón de voces y no quisiera detenerme en ninguna.
Mientras pueda darse el debate y puedan poner ahí teorías, pensamientos y filosofía, me parece que es lo más interesante. Después está lleno de gente que está en sus casas y no lo hablan con sus hermanas o madres. No han preguntado, porque si todas preguntan, todas van a tener respuestas. No existe una mujer que no haya sufrido alguna situación rara, un no, es no.
No soy la misma. Estoy plantada desde mi posición originaria porque pude conocer más gente. En Capital estaba más en la movida de la literatura independiente. Estoy muy contenta de las afinidades que me encontré en Junín.

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