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ENCUESTA

Los vecinos de la Ciudad afirmaron que podrían vivir un día sin el teléfono celular

TeleJunín realizó un sondeo por las calles de Junín. En la actualidad, adultos y adolescentes están cada vez más pendientes de mostrar y compartir lo que hacen a través de las redes sociales o de sus teléfonos celulares, que de disfrutarlo “en vivo”.

En un sondeo callejero realizado por TeleJunín, los vecinos de Junín afirmaron que podrían vivir un día sin los teléfonos celulares en la era de la tecnología, pero que “no sería tan agradable”.
Un estudio conducido por una compañía de comunicación británica demostró que el 25% de las personas contestan su teléfono en medio de la intimidad. Y hay muchos que les dolería más perder su celular que una amistad. 
Aunque actualmente muchos consideren al celular como una extensión de su cuerpo y lo asuman de forma natural, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las nuevas tecnologías.
La conducta de no poder separarse del móvil ya tiene nombre propio: nomofobia. Y esa es solo una de las psicopatologías que surgieron debido al mal uso de los smart-phones y las redes sociales. Especialistas las denominan así para diferenciarlas de los trastornos de salud mental que ya están establecidos y diagnosticados por organismos oficiales.
Para la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg, hoy las personas están más pendientes del otro y de la mirada del otro que de lo que están viviendo en la realidad, de un momento o de un hecho puntual que les sucede. “En el ejemplo del hincha de fútbol queda clarísimo. La pasión pasó a un segundo lugar. Lo más importante para él era grabarse en un festejo o subirlo a las redes sociales en ese momento”, explicó la especialista.
“Estamos viviendo una época muy narcisista en donde uno se pone en primer lugar en la escena para que el otro sepa que uno estuvo ahí. Uno visualiza lo que va a pensar el otro. Hasta ocurren muertes por tomarse una selfie o grabarse”, añadió la experta, que agregó que este fenómeno se acentúa cuando se trata de tomarse una foto selfie o realizar una grabación selfie.
“Hoy se vive las 24 horas online. Antes se elegía el momento, la foto, el lugar. Hoy no hay selección. Es como que viven la situación cuando se está grabando o tomándose la foto. Si no, no se la vive. La pasión entra con delay. Y estamos haciendo un culto de esta nueva forma de vida virtual”, precisó Goldberg.


Cynthia Zaiatz, neuropsicóloga especialista en adolescentes y adultos, y jefa de servicio de psicología del Sanatorio Modelo de Caseros indicó que estamos viviendo una era en la que todos quieren pertenecer y mostrarse en las redes sociales.
“Todos quieren ser importantes. Y la forma de pertenecer a la sociedad es hoy a través de las redes sociales. Se ve más claramente en los adolescentes, pero cada vez más lo veo en los adultos. Todos quieren tener la primicia. Todos quieren decir: ‘Yo estuve allí, yo hice esto’. Ven en Instagram, Twitter, Facebook y otras redes sociales el éxito propio reconocido por ajenos mediante likes o visualizaciones. Para lograr esto, hay una gran necesidad de estar conectado constantemente y así no perderse de nada. Vivir en un mundo virtual constante y dejar atrás la realidad que se vive”, afirmó Zaiatz.
Y agregó: “No se retrata la otra vida. Se muestra la que está en las redes sociales. Se busca el reconocimiento del otro porque si no, soy un fracaso, un perdedor, aunque ello signifique perderse un momento único e irrepetible con un familiar, pareja o amigo. Un momento o instante que no vuelve. Todo por no quedarse afuera de una realidad virtual”.

La especialista advirtió que muchas veces tras esta conexión con el mundo virtual, sobreviene un sentimiento de vacío: “Luego de postear viene el sentimiento de vacío. De que no queda nada y que el momento se perdió. Esto genera una depresión que puede llevar a una enfermedad”.
Y esto es un mal que no parece tener fin. De acuerdo a los registros del CEETA (Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad), desde 2014 hay más consultas asociadas con el mal uso de los dispositivos digitales y el número sigue en aumento.
Y aunque la problemática se dé más que nada en adultos que no pueden desconectarse de sus trabajos, también está presente en adolescentes y jóvenes que necesitan vivir conectados en sus redes sociales. “El chico tiene la necesidad de estar todos los días con el celular en la mano porque es la manera de conectarse con sus amigos. Los adolescentes viven de las apariencias para las redes sociales y de ese modo no quedar afuera de nada”, dijo la neuropsicóloga.
El uso de la tecnología por parte de los niños, niñas y jóvenes es un fenómeno que está lejos de cambiar. Por el contrario, un informe de Unicef (2018) reveló que los jóvenes son la generación más conectada y que los menores de 18 años representan 1 de cada 3 usuarios de Internet en el mundo.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Los Andes, niños, niñas y jóvenes pasan, en promedio, 6 horas al día frente a un dispositivo electrónico.

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