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Los familiares de las víctimas ingresaron por primera vez al lugar de la tragedia.
CONTINÚA EL JUICIO POR LA MASACRE DE PERGAMINO

Por pedido de la CPM el Tribunal realizó la inspección ocular de la ex comisaría 1ª

Minutos antes del mediodía de ayer, los integrantes de la Tribunal Oral Criminal, el fiscal de la causa, abogados de ambas partes y familiares de las víctimas se hicieron presentes en la seccional de calle Dorrego para observar el escenario de la tragedia.

En una nueva jornada del juicio por la masacre de Pergamino, los jueces del Tribunal Oral Criminal 1 realizaron la inspección ocular de la comisaría 1ª, que había sido solicitada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
El reconocimiento de la escena de la masacre permitió corroborar espacial y materialmente lo declarado por los sobrevivientes en las audiencias anteriores. La inspección se hizo con la presencia de los familiares, que ingresaron por primera vez a la dependencia desde el 2 de marzo de 2017.
La celda 1 de la comisaría 1ª de Pergamino estuvo preservada desde el momento de la masacre como prueba material de la causa que investiga la muerte de los siete jóvenes. 
Ayer, a más de dos años y medio de los hechos, se realizó la inspección ocular en el marco del juicio oral y público que tiene a seis policías imputados por abandono de persona seguido de muerte.
Durante el reconocimiento de la escena realizado en la mañana, los jueces del Tribunal Oral Criminal 1 de esa ciudad, Guillermo Burrone, Danilo Cuestas y Miguel Gaspari, recorrieron el sector de calabozos de la dependencia policial.
 


Esta medida, que había sido solicitada por la CPM, permitió corroborar espacialmente las declaraciones que realizaron en la segunda semana de audiencia los sobrevivientes de la masacre.
El 2 de marzo de 2017 había 20 detenidos en la comisaría 1ª: siete murieron tras el incendio que se inició en el pasillo de la celda 1; otros 12 sobrevivieron. Durante la segunda semana de audiencia, 8 de los 12 sobrevivientes declararon frente al tribunal y apuntaron contra la inacción de los policías para auxiliar y socorrer a las víctimas.
Los testimonios fueron coincidentes y señalaron con precisión descriptiva los hechos: dónde se inició el fuego, qué visión tenían los policías desde el sector imaginaria, las dimensiones del lugar y la magnitud de los gritos de auxilio que, resultaba imposible, no ser escuchados desde cualquier rincón de la dependencia.
“Desde el primer momento se pudo apagar el fuego, era muy menor y estábamos todos encerrados”, señaló uno de los sobrevivientes. “El imaginaria lo tenía a dos metros y era un pedazo chico de colchón, lo podría haber apagado tranquilamente”, agregó otro. 
Los detalles en cuanto a los hechos y, especialmente, lo referido a la visión y distancia que había desde cada lugar de la comisaría con respecto al espacio donde ocurrió el primer foco ígneo, pudieron ser corroborados con la inspección al lugar. 
También, las pruebas de sonido permitieron confirmar que los gritos de pedido de auxilio se escuchaban desde todos los espacios de la comisaría.
Además de la importancia para la evaluación de la prueba expuesta a lo largo del juicio, la inspección judicial también significó para las familias de las víctimas la posibilidad de ingresar, por primera vez desde ocurrida la masacre, al lugar del hecho.
Los jueces del tribunal, las familias de las víctimas, los abogados y abogadas de las partes participaron de la inspección. Los ex policías imputados por la muerte de los siete jóvenes decidieron no asistir a las instalaciones del actual Edificio de la Memoria.
El espacio mantiene aún las marcas del horror: se pudieron reconocer ropas y zapatillas que pertenecieron a los jóvenes que allí fallecieron. Para las madres, el dolor de esta jornada no hace más que revalidar la necesidad de conseguir justicia.

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