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La escuela continúa siendo el motor principal en el camino a la aceptación de la diversidad.
EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

Respeto y diversidad de género: las escuelas, entre la teoría y la práctica

Datos de la Defensoría del Pueblo bonaerense indicaron que en promedio, menos del 30% de los docentes dictan los contenidos contemplados. El joven juninense con un proyecto para que “nadie sufra” por su sexualidad en ningún establecimiento educativo.

La Ley 26.150, del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI) rige desde hace 13 años en Argentina y está destinada a estudiantes de todos los niveles de las escuelas públicas y privadas. Sin embargo,  su implementación resulta dispar, tanto que un proyecto de ley recientemente presentado en la cámara de Diputados provincial que busca garantizar la capacitación docente al respecto, indica que solo dos de cada diez chicos en edad escolar reciben contenidos vinculados a la ESI, y la misma proporción se da en la formación docente en esa asignatura.
Lo cierto es que la escuela como un todo, continúa siendo el motor principal en el camino a la aceptación de la diversidad pero en muchos casos el abordaje se diluye ante datos que la Defensoría del Pueblo bonaerense mostró hace algunos meses: en promedio, menos del 30% de los docentes dictan contenidos contemplados en la ESI.
Democracia dialogó con las Inspectoras de Modalidad Psicología Comunitaria y Pedagogía Social de la Región, Mónica Guagnini y Karina Pezzatti quienes se refirieron a la implementación de la ley y la Guía para el abordaje de la diversidad sexual e identidad de género

Cinco ejes clave
Considerada un espacio de enseñanza y de aprendizaje que promueve “saberes para la toma de decisiones conscientes y críticas en relación al cuidado del propio cuerpo, a las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos”, la ESI se aborda desde cinco ejes: la afectividad; la perspectiva de género; el respeto por la diversidad; la perspectiva de derechos y el cuidado de la salud.
Según indica la inspectora Pezzatti, tanto el nivel primario como el nivel secundario en sus propuestas curriculares para la ESI, parten de resoluciones que incluyen lineamientos, propósitos así como un piso mínimo de contenidos obligatorios a trabajar en todas las instituciones educativas. 
“A ello podríamos agregar la posibilidad de generar espacios específicos de trabajo con la Educación Sexual Integral, independientemente de los contenidos de las áreas curriculares, en las dimensiones áulicas, institucional y comunitaria. Espacios que se recomienda implementar en el Ciclo Superior de la Educación Secundaria donde las características de la etapa de la adolescencia son propias de ese momento de la vida de las personas, que requieren de un dispositivo contextualizado y focalizado en éstas”. 
Con respecto a uno de los ejes, la perspectiva de género, según Pezzatti se puede decir que “la vivencia de una identidad de género particular se expresa desde la infancia y la escuela debe respetar y acompañar esa expresión”. Desde ese lugar, la tarea docente “es promover el respeto y el reconocimiento por parte del grupo y de la comunidad educativa de cada niño, niña y adolescente”.

Guía de abordaje de la diversidad
Las escuelas cuentan hoy con una Guía para el abordaje de la diversidad sexual e identidad de género.
La inspectora Guagnini destaca algunas de sus acciones: “como la de llamar al estudiante por el nombre de pila elegido y dar cuenta de la diversidad de configuraciones familiares y de identidad de género en las planillas de inscripción y en los estados administrativos escolares.
Asimismo  la normativa aclara que “no se deben solicitar diagnósticos médicos, ni psicológicos, ni psiquiátricos, dado que los mismos no constituyen un requisito para reconocer la identidad de género autopercibida.
A su vez, el número de DNI será lo de mayor validez para el registro de cada estudiante. En el caso del boletín puede llevar el nombre de pila elegido por él, igual que el Registro de Asistencia, entre otros.
Otra de las acciones destaca “que nunca se debe obligar a un niño, niña o adolescente a ir a un baño al que no quiere ir, incluyendo la segregación en un baño para uso de docentes”.
Ambas profesionales resaltan la perspectiva de “derechos de todas las personas que integran la Comunidad Educativa, la cual es una condición esencial de la tarea que a diario se lleva a cabo en las escuelas”.

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