Milo Samperi: “Quiero que la escuela cambie, no quiero que se sufra”

Podría decirse que la vida de Milo cambió radicalmente en febrero de este año, cuando , según sus propias palabras: “Entendí lo que realmente me pasaba”.
Durante algún tiempo se había  considerado homosexual pero luego entendió que era trans. 
En marzo hizo el cambio de DNI y el lunes se realizó una operación de mamas.
También podría decirse que todo fue de golpe, abrupto, pero lo cierto es que Milo vivía su propio descubrimiento puertas adentro y con temores, lógicos, de mostrarse libremente.   
Y ese descubrimiento lo vivió a lo largo de su etapa escolar, que culminó en 2016 y a la que se refirió en una entrevista con Democracia como una vivencia difícil y especialmente sobre la necesidad de compartirlas para que su experiencia logre cambiar algo en las aulas.  
“En la escuela no se hablaba de homosexualidad, menos de transexualidad. Siempre sufrí bullying y no recibí apoyo de los profesores ni del equipo de psicopedagogos o información de nada”, asegura el joven fotógrafo, estudiante de diseño gráfico, instagrammer y youtuber.
“Uno en el aula ve cuando alguien está padeciendo algo, no podés identificar qué pero algo hay. Yo sufrí bullying: pasaban me levantaban la pollera, me rayaban la cara, me rompían el uniforme y nunca recibí asistencia, de nadie. Siempre estuve solo”.
Y por ello muchas veces iba dos horas a la escuela y luego llamaba para que lo fueran a retirar porque “le dolía la cabeza” aunque la verdad era que no quería estar ahí. 
“Yo no entendía qué me pasaba a mí internamente”, cuenta. “No había decidido ser hombre pero desde el secundario, en que usábamos pollera, no me sentía cómodo, yo prefería el jean. No sabía qué me pasaba, pero no me hallaba en ese cuerpo de mujer que tenía”.
Así es que se aislaba, no asistía a cumpleaños o encuentros con sus compañeros y poco a poco dejó de frecuentar a sus amistades.
Pero cuando finalmente se autonoció como trans, todas las piezas encajaron en su lugar. Y a partir de ahí, nació también una necesidad de contar su historia no solo por su propia catarsis sino para que otros en su misma situación de indiferencia o tal vez sufrimiento puedan verse reflejados y saber que no están solos. 

Un proyecto
“Lo tengo pensado desde 2016”, cuenta Milo sobre una idea, un proyecto que elaboró y que busca llevar adelante una vez que sea escuchado, claro. 
“No puede ser que haya chicos que sigan sufriendo bullying, no puede ser que no nos presten atención”, reclama.
La razón de su proyecto era que las autoridades de los colegios pudieran escucharlo pero hasta el momento ello no ocurrió. 
“Quiero que la escuela cambie, no quiero que se siga sufriendo. Me gustaría poder hablar con docentes de primario, que haya un uniforme sin género, juegos sin género, baños sin distinción de género”, relata algunos de los puntos, que incluyen también el espacio de enseñanza, en las aulas.
“Sé que en un colegio hay chicos trans y son llamados por sus nombres masculinos. Pero hay casos en donde los chicos no son tratados con sus nombres masculinos y no respetan el hecho de llamarlos por el apellido.
Creo que falta muchísimo acompañamiento en jardín, primaria, secundaria y universitaria”.