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Julio Ferrero, director de Zoonosis y Bromatología del Municipio.
TRAS LOS 7 CASOS REGISTRADOS EN JUNÍN

Triquinosis: remarcan la necesidad de realizar análisis de control a particulares que crían cerdos

El director de Zoonosis y Bromatología, Julio Ferrero, se refirió a los cuidados y la prevención de la enfermedad, por estar en una zona endémica. Pero aclaró que “la población debe estar tranquila y consumir carne de cerdo, que sea de origen controlable”.

Al conocerse y confirmarse siete casos de triquinosis en la ciudad, la preocupación es inevitable y por ello especialmente necesario consultar al área de Zoonosis y Bromatología para despejar dudas sobre una enfermedad peligrosa pero que puede ser controlada con responsabilidad.
El titular del área de la municipalidad en cuestión, Julio Ferrero brindó detalles sobre la enfermedad, los controles y la importancia de la toma de conciencia, especialmente de particulares, para que realicen los controles necesarios a la carne del cerdo para evitar el contagio en humanos que la consuman.

7 casos en Junín
Luego de conocerse que siete personas de nuestra ciudad contrajeron la enfermedad, desde el área de Bromatología reforzaron las medidas para difundir los cuidados y toma de conciencia.
“La triquinosis es una enfermedad zoonótica, es decir que se transmite de los animales a las personas y de las personas a los animales. Es una enfermedad parasitaria y quien transmite generalmente al humano es el cerdo”, explicó Ferrero a Democracia. 
El cerdo adquiere el parásito y lo transmite a una persona a través del consumo de su carne.
Asimismo explicó que “las ratas son las que se lo transmiten al cerdo. Los roedores adquieren la enfermedad y la portan. Son portadores que parecen sanos, no lo demuestran y esto se transmite al cerdo a través de lo que come, si hay un roedor muerto o excremento de roedores. No solo de ese chiquero sino que muchas veces se les dan de comer sobras de restaurantes que no deberían, porque las ratas lo contaminan”.
El lugar donde más se encontrarán las larvas son la entraña, los músculos maseteros e intercostales (entre las costillas). Allí estarán la mayor cantidad de quistes de parásitos.
“El organismo del cerdo lo encapsula. Nosotros carneamos ese cerdo, lo comemos y sucede lo mismo, es decir que pasa por el tubo digestivo, se liberan en el estómago y en el intestino las larvas y atraviesan la mucosa intestinal y pasan el torrente sanguíneo. Así se distribuyen por todo el cuerpo, en cualquier parte del cuerpo”, indicó el profesional.
La gravedad de la enfermedad dependerá de la parte del cuerpo donde se encapsule: en el cerebro, en una válvula cardíaca, en un riñón, en un pulmón, en un ojo. 
“La gravedad será de acuerdo al órgano afectado. Una vez contagiado, no hay nada que hacer”.

Medidas
Una de las primeras medidas en la cadena epidemiológica implica desratizar. 
“Matar las ratas para que no transmitan la enfermedad a los cerdos y especialmente, tenemos que darles de comer comida sana, limpia y no contaminada de triquina”, explicó el profesional.
“Desde el Estado es importante difundirlo a la población para tratar por todos los medios de tener un chiquero, un criadero de cerdos limpio y sin roedores. Debemos controlar muy bien lo que comen nuestros cerdos porque la enfermedad no se nota”, aseguró.
Las recomendaciones no implican dejar de consumir carne de cerdo sino fomentar que sea analizada, excepto en el caso de productos que ya cuentan con la rotulación y los controles pertinentes de salubridad.
“Nosotros preconizamos que se consuma carne de cerdo pero previo análisis de laboratorio, uno que se llama de digestión enzimática. Nosotros difundimos, divulgamos, para que la gente sepa que esto es un peligro. Es difícil que la gente tome conciencia de que es una enfermedad muy peligrosa”, advirtió.
“Nosotros obligamos a que para poder fabricar chacinados y embutidos, los cerdos deban ser carneados en un establecimiento público como el frigorífico Junín o Belton. Para ser carneados ahí deben tener una serie de requisitos (inscripción en Senasa, Agroindustria y demás).
A ese cerdo se lo faena y se toma una muestra del diafragma y se lo analiza. Si no hay rastros de las larvas se lo habilita para ser comercializado”. 
En ese sentido, el mayor problema se identifica en el caso de particulares que crían para consumo personal o venta informal.
“El problema grave se sitúa en el rango de los particulares. Alguien que tiene cinco chanchas y en Navidad te vende un lechón y no realiza el análisis de control. O si por ejemplo carneo el animal y hago chorizos para mi familia, pero ese chancho tiene triquinosis”, remarca Ferrero.
Un análisis para saber si la carne está libre del parásito sale alrededor de $350 para hasta cuatro chanchos, según indicó Ferrero.
“Y tenés la tranquilidad de estar comiendo una carne libre de triquinosis”.
El profesional insistió en la adquisición de productos rotulados y la precaución de los particulares para realizar los controles como la forma de concientizar.
“Se debe alertar al ciudadano de que estamos en una zona endémica y las carneadas se hacen en  invierno. O para las fiestas de fin de año”.
Asimismo, Ferrero advirtió que “los chacinados son los más riesgosos porque no llevan calor y la salazón o el ahumado no matan el parásito. La triquina es sensible al calor, es decir, la mata”. Es por ello que cocido, genera riesgo.

Controles exhaustivos
Ferrero aseguró que se realizan controles permanentes y que la población debe estar tranquila.
Sobre los 7 casos comprobados indicó que “son del mismo foco, estuvieron internados y ya están perfectamente bien. Son de Junín, compraron un chancho y lo carnearon”.
Pero insistió que “la población debe estar tranquila y consumir carne de cerdo. Que sea de origen controlable. Debe estar rotulado, que dice de dónde viene, el organismo que lo hace y los controles por los que pasó. El comercio debe ser responsable. Quienes fabrican chorizos y embutidos le dieron prestigio a la zona y se trabaja con controles exhaustivos en ese sentido”.

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