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ES CLAVE PARA EL PAÍS

Alertan por la falta de producción de la vacuna contra el “Mal de los Rastrojos”

Por la rotura de un equipo, el laboratorio estatal que produce la vacuna contra la fiebre hemorrágica, que está situado en la vecina ciudad de Pergamino, dejó de fabricarla el año pasado y Argentina se está quedando sin stock.

En octubre de 2018 la rotura de un equipo de laboratorio interrumpió la producción de la vacuna contra la fiebre hemorrágica en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH), la planta que abastece de ella a todo el país y el único centro que la produce a nivel mundial. Lejos de tratarse de un inconveniente pasajero, casi un año más tarde la producción sigue sin retomarse y Argentina se está quedando sin stock, alertaron esta semana dos sociedades científicas al hacer pública su preocupación.
El Instituto Maiztegui, que funciona en la ciudad de Pergamino, “es el único productor mundial de la vacuna para prevenir una enfermedad grave como la fiebre hemorrágica, que se presenta exclusivamente en Argentina. Para mantener este logro, es indispensable asegurar su producción y provisión en forma sostenida”, señalan las sociedades argentinas de Vacunología (SAVE) y Virología (SAV) en un documento donde expresan su “preocupación por la situación actual” e instan “a las autoridades sanitarias nacionales a generar las acciones necesarias para asegurar la continuidad de la producción”.

Al ser la Fiebre Hemorrágica una enfermedad huérfana, que solo se registra en una determinada región, no existe interés para su investigación y desarrollo a nivel mundial. Por eso es que la vacuna que tenemos surgió del esfuerzo de investigadores argentinos, y por eso es que el Estado hoy no puede abandonar esa responsabilidad. Silvia González. Ayala (médica infectóloga). 

Su preocupación, según detallan en el mismo documento, surge de que el Instituto Maiztegui tiene una capacidad productiva, en condiciones óptimas, de unas 400.000 dosis anuales y requiere al menos dos meses y 20 días para liberar un lote de 80 mil vacunas al mercado, lo que hoy podría derivar en un bache en la disponibilidad de dosis contra una enfermedad que pone en riesgo a unas 5 millones de personas en el país.
“Dada la inactividad de la planta de producción del Instituto, las acciones necesarias para volver a producir un lote de vacuna demandarán, una vez recibidos los equipos solicitados, un tiempo estimado de seis a ocho meses. Teniendo en cuenta que el stock actual de vacuna es de 200.000 dosis urge resolver la situación en pos de reiniciar la producción”, advierten.
Para quienes viven en zonas rurales del norte de la Provincia de Buenos Aires, el este de La Pampa y el sur de Córdoba y Santa Fe, la importancia de esta vacuna está fuera de toda discusión. Hasta antes de que fuera incorporada al Calendario Nacional de Vacunación, en el año 2007, en esa zona del país se registraban entre 400 y 500 casos anuales de Fiebre Hemorrágica con una mortalidad que llegaba a rondar a la mitad de los afectados. Tras su implementación, la cifra de casos se redujo a unas 15 personas al año y cayó en forma significativa su mortalidad.

Por escasez de presupuesto
“La producción de vacunas se interrumpió el año pasado por la falta de un equipo necesario para acondicionar el aire de la planta de producción. Ya en el 2017 se inició la gestión para reemplazarlo ante la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (un organismo que depende de la Secretaría de Gobierno de Salud), pero todavía no se ha hecho efectiva la compra”, cuenta la doctora Laura Riera, responsable del control de calidad del Instituto Maiztegui.
Frente la demora en el reemplazo de ese equipo, los referentes de la planta se reunieron con autoridades de la Municipalidad y el Concejo Deliberante de Pergamino en busca de alternativas ya que la posibilidad de que falten vacunas genera en la zona mucha preocupación. “El problema es que se trata de un equipo caro”, explica Riera al detallar que hoy costaría unos 160 mil dólares solucionar el problema para retomar la producción.
Pero si bien la producción de vacunas se vio interrumpida por la rotura de ese enfriador, “no es el único equipo con dificultades”, señala por su parte la doctora María del Carmen Saavedra, jefa de producción de la planta, al explicar que “la reducción del presupuesto y el aumento del dólar, que impactó sobre el costo de los equipos e insumos”, fue empujando en los últimos años al Instituto hacia una crisis cada vez mayor.
“Entre una cosa y otra -dice-, el dinero que recibimos ya no era suficiente para seguir haciendo mantenimiento y renovación de equipos, y terminamos sin poder producir más”.
Aunque reconocen que actualmente cuentan con un stock de 200 mil vacunas, las autoridades del Instituto no saben con precisión cuánto podrían durar. “En lo que va de este año las provincias ya solicitaron 180 mil dosis, una demanda mayor a la habitual que atribuimos al hecho de que hubo un aumento en la mortalidad por fiebre hemorrágica”, dicen al explicar que el año pasado se registraron cinco muertes, lo que “despertó mucha preocupación, sobre todo en las provincias de Córdoba y Santa Fe”.

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