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El índice de pobreza a nivel nacional, que dio a conocer el Indec, llegó a un 32% de la población al término del 2018. A nivel local no hay estadísticas oficiales.
RADIOGRAFÍA DE LAS NECESIDADES DE LOS SECTORES VULNERABLES

Pobreza: se incrementa la demanda en algunos sectores de nuestra ciudad

En algunos espacios solidarios crecieron los pedidos de alimentos, mientras que en el municipio la asistencia se mantiene estable. En el último tiempo aumentó la preocupación por el déficit habitacional, por lo que se está reforzando la ayuda en este rubro. Remarcan que en esta época del año hay más pedidos de abrigos, por la proximidad del invierno, y de útiles escolares, por el inicio de clases.

El índice de pobreza a nivel nacional –que dio a conocer el jueves el Indec– llegó a un 32% de la población al término del 2018, lo que, comparado con el 25,7% que registraba a fines de 2017, significó la caída a este nivel de dos millones de argentinos.
Algunos días antes, se había conocido el índice de pobreza multimedial que mide la UCA, cuyos valores fueron similares.
Estos números son nacionales y no pueden ser trasladados directamente a nuestra ciudad. De hecho, en la Secretaría de Desarrollo Social no hay índices oficiales de pobreza a nivel local, aunque sí hay cifras de la cantidad de personas y familias asistidas para cada plan.
Desde esta repartición aseveran que, más allá de algún pico en octubre y noviembre pasados, el nivel de demanda se mantiene estable. Algo similar observan en Cáritas de la parroquia San Ignacio de Loyola.
Sin embargo, en algunos otros sectores se incrementó el nivel de pedidos de ayuda. Así lo confirmaron a este medio tanto en Cáritas San Cayetano, como desde la agrupación solidaria Don Ito.

Más ayuda
Cáritas San Cayetano atiende una amplia zona, desde las avenidas Libertad e Intendente de la Sota, hacia el lado de la Ruta 188. De esta manera, abarca barrios como Progreso, San Jorge, La Celeste, Almirante Brown, San Antonio y otros. Mariel Ponce, coordinadora de esta delegación de Cáritas, confirma que en la entidad aumentó la demanda: “En la zona que corresponde a nuestra jurisdicción hay muchas familias con muchísimas necesidades alimentarias, de vivienda, de trabajo. Hay mucha gente con changas o que cobra la asignación y nada más. Nosotros tenemos familias a las que se ayuda todos los meses con bolsas de mercadería y en el último tiempo se ha incrementado. Hace diez años que hago esto y vemos que en los últimos dos o tres años fue creciendo, y particularmente el año pasado y este vemos que hay muchísimas familias que se acercan a Cáritas”.
Lo que más se pide es alimentos. En esta entidad preparan bolsas con unos quince productos básicos que se dan todos los meses. “Eso lo solventamos nosotros –agrega Ponce– tenemos una ropería en donde vendemos la ropa a la gente que puede pagarla y al que no puede, se la damos. Con lo que recaudamos es que hacemos la compra de mercadería. Además, los días 7, de San Cayetano, viene mucha gente a la parroquia y ahí nos dan donaciones”.
En el último tiempo creció, específicamente, el pedido de leche.
Pablo Rodríguez, referente de la agrupación solidaria Don Ito, concuerda en que hay más demanda de alimentos. Eso lo observan en los pedidos de quienes administran los comedores comunitarios a los que ellos ayudan. Inclusive, remarca que en lo que va de este año se abrieron dos merenderos nuevos: uno en Los Totoreros (que se suma al que ya había) y otro en Los Almendros, que se llama Las Marías.
“En cuanto a los mensajes que recibimos en nuestra página de Facebook –agrega Rodríguez– antes se buscaba más ropa y hoy se pide más alimentos. Nos dicen que lo que reparte el municipio no alcanza y piden en otros lados”.
Más allá de estos análisis, en el municipio aseguran que el nivel de asistencia no sufrió variaciones. “Se están manteniendo las familias que atendemos” explica la secretaria de Desarrollo Social, Marisa Ferrari, y agrega: “El año pasado, en algunas prestaciones, cuando nos pusimos a analizar los números, vimos que hubo una pequeña suba entre octubre y noviembre. Eso coincidió con la asistencia media que nos mandaban las escuelas de los comedores escolares. Uno a veces recibe las noticias en un momento, pero el impacto se da un tiempo después. Evidentemente hubo alguna situación en octubre porque notamos ese pico. Pero en diciembre volvió al mismo nivel anterior. Suponemos que debe ser por las medidas sociales que tomaron: se reforzaron los planes sociales, la AUH y demás”.
En el mismo sentido, Beatriz Vaccarezza, directora de Cáritas de la parroquia San Ignacio de Loyola, señala que “la cantidad de gente que se acerca no ha cambiado”. Esta entidad atiende las necesidades de las familias que viven el las zonas este y sudeste de la ciudad, incluyendo los barrios 11 de Julio, Prado Español y Villa del Parque.
“En la ropería atendemos unas 80 personas por semana –explica Vaccarezza–, eso es habitual, hay gente que se viste en Cáritas. Por otra parte, nosotros no damos comida, sino que somos intermediarios para la entrega de lo que dispone la municipalidad. Son ellos los que tienen el registro y que decide a quién se la da, y en eso Cáritas solamente hace la entrega”.
No obstante, la asistencia alimentaria no termina allí, ya que dan de comer a personas sin techo, que dos veces por semana se bañan y almuerzan en Cáritas, y brindan apoyo escolar a chicos a quienes, además de asegurarles sus útiles escolares durante todo el año, se les ofrece el almuerzo las dos veces por semana que concurren.
En Cáritas de San Ignacio también tienen un área de medicamentos, que se les da a quienes necesiten siempre bajo receta. Y, además, entregan anteojos en un programa articulado entre dos instituciones, mediante el cual, Cáritas pone los marcos y el Club de Leones paga los cristales.
Para Betty, como la conocen todos, el problema no pasa por una cuestión coyuntural. “Lo que uno puede decir, en general, es que la solución de la pobreza es una deuda de la democracia”, afirma.

Necesidades habitacionales
En Cáritas San Ignacio advierten que, desde un tiempo a esta parte, la gran carencia es habitacional y sobre eso pusieron el foco. Por eso, en conjunto con el municipio, están ayudando a alguna familia a construir su casa, proveyéndole los materiales para que los propios beneficiarios pongan la mano de obra. “No es muchísimo lo que podemos hacer, pero aportamos nuestro granito”, dice Vaccarezza.
De acuerdo a su análisis, ésta es la carencia más grande, “no solo porque falte una vivienda, sino por la cantidad de gente que vive bajo un mismo techo y cómo esto entorpece las relaciones, la convivencia, porque si hay dos o tres familias viviendo en la misma casa, se deteriora lo vincular”.
En las visitas que hacen a los barrios observan las pésimas condiciones en las que viven muchas familias, por eso también entregan colchones, frazadas, sábanas, toallas: “Son cosas que a veces pueden parecer secundarias, pero vemos que la higiene es una carencia muy grande. Todo surge de esa falta de espacio. Hay gente que se pregunta: ¿por qué no bañan a sus hijos todos los días? Tal vez nosotros tampoco los bañaríamos todos los días si tenemos que calentar el agua y hacerlo con un fuentón debajo de un árbol”.
Este tipo de asistencia también la realizan en Cáritas San Cayetano. El año pasado se ayudó a una familia de la zona noroeste de la ciudad a hacerse su casa.
“La demanda más sostenida, y creo que es porque se está dando respuesta, es el de mejoras habitacionales”, sostiene Marisa Ferrari, y profundiza: “Viene gente que nos plantea que tiene una casa que no está en buenas condiciones y deben mejorarla, o quienes, frente a estas situaciones de dificultades en los alquileres, acuerdan con algún familiar que tiene un espacio construir algo para habitar hasta que puedan tener el propio. En eso el municipio ha hecho un esfuerzo muy grande y sostenido, no se vincula con determinados años o situaciones. Eso se puede ver en que, en las últimas tormentas con mucho viento, prácticamente no tuvimos que evacuar personas, porque uno de los objetivos nuestro fue en mejorar en todo lo que tiene que ver con los techos, es decir, no solo la entrega de materiales, sino que nuestra maestra mayor de obras los acompañe y asista en esos arreglos”.
Para Pablo Rodríguez, de Don Ito, este problema se vio reflejado esta semana con el grupo de gente que intentó tomar un terreno en el Cuadrante Noroeste y luego acampó en la Plaza 25 de Mayo reclamando por un lote donde hacer su vivienda: “Nos dicen que antes podían alquilar con lo que tenían y hoy, con el aumento de la canasta básica más el deterioro del poder adquisitivo sumado a la reducción de posibilidades laborales, deben ajustarse y no se puede pagar un alquiler. Nosotros vemos diariamente gente que antes nos ayudaba y ahora nos está pidiendo una mano para ellos”.

Ropa y útiles
En esta época del año hay una mayor demanda de útiles escolares, por el comienzo de clases, y de ropa de abrigo, por la llegada del invierno. Eso se ve claramente en cada una de las instituciones solidarias.
Las áreas de ropería de las Cáritas tienen mucha demanda. “Muchos vienen por la ropa, porque está tan cara que no tienen acceso, las familias humildes por ahí tienen muchos chicos y no pueden”, explica Ponce. Al lado de la Iglesia de San Cayetano se vende ropa a precios casi simbólicos (dos pantalones o un pullover por diez pesos, por ejemplo), y los martes, cuando abre ese local, se llena de gente. Hay algunos que ni siquiera pueden pagar ese monto que parece irrisorio y a ellos se les entrega la ropa sin cargo.

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