PRIMERA PERSONA CON SÍNDROME DE DOWN EN UNA FUERZA DE SEGURIDAD

Álvaro Lafarge Sánchez: Una historia que abre caminos

Con su familia tuvo que atravesar un largo periplo para alcanzar su deseo de ser bombero, pero con empeño y dedicación logró su objetivo. Asumió en el cuerpo en mayo de 2017. Además, juega al rugby y hace equitación.

Durante algunos meses Álvaro Lafarge Sánchez se convirtió en una suerte de celebridad. Corría el año 2016 y su petición para ingresar como bombero a la Policía de la Provincia de Buenos Aires no avanzaba. Entonces, su madre hizo una petición en la plataforma ghange.org y tuvo tanta repercusión, que los principales canales, diarios y radios del país se interesaron por su historia.
Hoy, sus padres creen que la presión de los medios fue clave para que las autoridades firmaran su ingreso a Bomberos y se convirtiera, desde el 17 de abril de 2017, en la primera persona con síndrome de Down en formar parte de una fuerza de seguridad en Argentina.
Desde entonces, Álvaro honra su trabajo y el uniforme que se pone cada día con una incansable dedicación.

“Creo que la repercusión en los medios hizo que el trámite avanzara”.

Primeros años
Hijo de Mariana Sánchez y Alberto Lafarge, quinto de seis hermanos, Álvaro hizo su integración en el Jardín Santa Isabel, luego en la Escuela N°2 y finalmente a la Escuela Agraria. “Ahí pelaba los pollos, se les cortaba los cuernos a las vacas, había chanchos, plantaba lechuga, tomates. Me gusta mucho el campo”, le cuenta Álvaro a Democracia.
Antes de terminar su escolaridad, ingresó a la municipalidad pero a los pocos días dijo en su casa que eso no le gustaba. Entonces su padre le aclaró: “En esta casa tenés que trabajar o estudiar, ¿qué querés hacer?” y él contestó que quería ser bombero.
“En el momento le dije que no podía, entonces él me preguntó por qué, y yo no supe qué contestarle”, recuerda su madre. Al otro día, Mariana se fue al cuartel: “Pedí hablar con el jefe, que era Daniel Foti, le conté lo que estaba buscando, él se sorprendió, me dijo que no tenía ningún inconveniente pero debía averiguar cómo era. Mientras tanto invitó a Álvaro a que fuera dos veces por semana, a pasar un rato y compartir tiempo en el cuartel”.

“Yo siento que estamos abriendo caminos. Falta mucho”.

Un largo camino
El deseo de Álvaro tardó bastante en concretarse. Fue un largo camino el que debió transitar toda la familia.
Expedientes, firma de papeles, certificados, examen preocupacional, cartas, y todo tipo de trámites fueron necesarios para su ingreso. Una vez que estuvo todo listo, hubo que esperar.
“Desde ese momento hasta la designación, fue todo cuesta arriba”, comenta Alberto. Tanto que empezó con un ministro de Seguridad, Alejandro Granados, y terminó con su sucesor, Cristian Ritondo.
Sus padres llamaban al ministerio cada dos semanas, pero el trámite no avanzaba. Y solamente faltaba la firma de las autoridades.
Mientras tanto, el joven de 21 años seguía yendo al cuartel. Pero cuando asumió Sergio Mazzone como nuevo jefe del lugar, dispuso que hasta que no estuviese nombrado efectivamente, Álvaro no podía ir más por la responsabilidad que eso implicaba.
“En ese momento preguntaba a cada rato cuándo volvía, estaba triste”, cuenta Mariana.
Cuando la gobernadora, María Eugenia Vidal, anunció que no se tomarían más empleados en el Estado provincial, la familia Lafarge pensó que ya no habría oportunidad para Álvaro. “Parecía que se cerraban todas las puertas, en vez de abrirse”, grafica su madre.
Entonces Mariana escribió la petición en change.org y “en una noche se levantaron 17 mil firmas”.

Álvaro bombero
A los pocos días había un móvil de Canal 13 en la puerta de la casa de Álvaro y su historia era contada en El Noticiero de Santo. “La repercusión fue enorme, y creo que eso hizo que el trámite avanzara”, sostiene Mariana.
Así llegó el nombramiento. Los recibió el ministro Ritondo, primero, y la gobernadora después: “Fuimos a ver a María Eugenia Vidal, no hubo prensa, no se habló de política, charlamos sobre nuestras familias, es un gesto que me gusta destacar”.
Álvaro también tiene una relación cercana con Ritondo, que fue quien lo puso en funciones el 19 de mayo de 2017.
Desde entonces, trabaja de lunes a viernes, seis horas por día. Álvaro no participa de los siniestros pero sí realiza otras actividades. “El Seba viene siempre conmigo, me ayuda a practicar con el equipo”, dice en relación a uno de sus compañeros. Y agrega: “Me gusta ir en la autobomba, cargar el agua. En los jardines y las escuelas explico qué hacen los bomberos, abro el camión y les voy mostrando las cosas que tiene”.

“Me gusta ir en la autobomba, cargar el agua. En los jardines y escuelas explico qué hacen los bomberos, les muestro las cosas que tiene el camión”.

Abrir caminos
Álvaro también juega al rugby en Los Miuras y hace equitación, compitiendo a nivel regional en categorías estándar, y llegando a clasificar para las olimpíadas especiales.
“La equitación la disfruta mucho y la competición de adiestramiento le ayudó, en su momento, para aprender los números y las letras. Y el rugby le dio los amigos que son los que lo sostienen”, afirma Mariana.
Y sobre la historia de su hijo, concluye: “Para nosotros fue una lucha diaria y va a seguir siendo porque la gente no está concientizada todavía. Falta mucho. Como bombero puede hacer cosas, fue su deseo y pudo cumplirlo. Yo siento que estamos abriendo caminos. Siento la colaboración del grupo de bomberos, de la gente de Los Miuras, y sin todo eso no hubiéramos podido llegar hasta acá”.

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