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Una persona que reúne luz, amor y humor.
“HACE POCO ENTRÉ EN UNA CONFITERÍA, Y CUANDO DIJE MI EDAD, TODOS ME APLAUDIERON”

Neca cumple 100 años y se prepara para festejarlo a lo grande en Junín

Se trata de Olinda Burella, es oriunda de Buenos Aires y llegó a nuestra ciudad por su nieta política quien se ocupa de ella. Dice amar al tango y el baile. “El Mano a Mano de Edmundo Rivero es mi canción favorita”, afirmó a Democracia.

Olinda Burella, a quien todos la conocen como Neca, es una persona que reúne luz, amor, humor y que además está cumpliendo 100 años de vida. Ama salir a pasear y tomar un café. “Hace poco entré en una confitería, y cuando dije mi edad, todos me aplaudieron”, exclamó.
Sus ojos, mirada y mente delatan la lucidez que posee. Hace dos años falleció su única hija, María Eloísa, comenzó contando a Democracia.
Superado ese momento difícil, contó que tuvo dos maridos, “y muy buenos”, con quienes compartió años muy felices. Que tiene dos nietos y nueve bisnietos, que son las personas que le dan ganas de seguir viviendo. “Siempre espero las visitas de Víctor (alias Grillo) y Fabio que jugó en Los Pumas al rugby”, afirmó.
Pero hay otra persona importante en su vida que es una nieta política, Dolores, a quien ama profundamente y se ocupa mucho de ella. Cuando falleció su hija, Neca recordó que quedó muy sola y dada la avanzada edad, ya no podía permanecer así.
Ahí fue cuando Dolores, que es oriunda de Junín, la trajo a nuestra ciudad donde se encuentra en un centro junto a otras mujeres, muy bien atendida, siempre esperando la visita de sus seres queridos. Además está organizando su fiesta de los cien años, que se realizará en las próximas semanas.
“Siempre bailé el tango”, dijo Neca quien hasta el último día que sus piernas la acompañaron siguió bailando las canciones las cuales puede memorizar sus letras. “El Mano a Mano de Edmundo Rivero es mi canción favorita”, afirmó. 
También admitió que le gustaba mucho jugar al bingo y a la quiniela, y que ha tenido bastante suerte.
Siempre se podría estar horas escuchando sus historias de vida, al igual que sucede con los abuelos, y sobre todo por las ganas que tiene de seguir haciendo cosas.

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