QUERIDA Y RECONOCIDA PERSONALIDAD DEL BARRIO LAS MOROCHAS

Héctor “Coco” Nigro: “El básquet me salvó”

Entrenó al primer equipo de Argentino en salir campeón local y provincial, y repitió los mismos logros –casi sesenta años después– con el plantel femenino. Afirma que el baloncesto le permitió salir adelante en los momentos más difíciles.

Héctor “Coco” Nigro es parte de la historia viva del Club Argentino. Desde siempre en la institución, tuvo grandes logros como técnico: dirigió al primer equipo del “Turco” en salir campeón local y provincial –hace casi sesenta años–, puso en marcha el proyecto de básquet femenino en la institución, del que todavía sigue siendo el responsable, y este año lo coronó ganando el torneo bonaerense Sub 17 con las chicas, siendo este también el primer título provincial para el básquet femenino de la institución en su historia.
“A veces hay que soñar”, desliza Coco, mientras repasa con humildad su trayectoria en el básquet y en su querido Argentino.

“Antes había otra vida en los clubes, por eso pido que se acerquen”.

Ferroviario
Hijo de un empleado del Registro Civil y una costurera, Nigro nació en Las Morochas, barrio del que nunca se fue.
Hizo la primaria en la Escuela de Doña Benita y en la N°24. Cuando egresó hizo un curso de teneduría de libros, fue empleado de los abogados Ricardo Biasella, primero, y Héctor Melian, después, y a los 18 años entró al ferrocarril. Allí hizo toda su carrera en Almacenes y en la oficina de Costos. Mientras trabajaba en el ferrocarril hizo el secundario.
Cuando dejó su puesto fue para poder dedicarse de lleno a llevarle la contabilidad a diferentes negocios. Para ese entonces, Coco ya había vivido desde adentro la caída del ferrocarril: “Cuando ingresé todavía se trabajaba con el sistema de los ingleses. Quién se iba a imaginar lo que pasó. Hoy, cuando paso por ahí siento una tristeza enorme”.

“Los clubes son las células de la sociedad que hay que mantener”.

El básquet
Nigro pasó su infancia entre los clubes Argentino y Moreno. Pero el básquet le gustaba más que el fútbol. “Era armador, yo veía las jugadas, me daba cuenta, pero no la metía ni en un fuentón”, admite sonriente.
Hizo las inferiores y llegó a la Primera. En la temporada 58/59 llegó a Argentino José Ciotti, un gran basquetbolista que había jugado en la selección de Corrientes. Como no quería jugar y dirigir, Ciotti le propuso a Héctor, que estaba en el plantel, que fuera el entrenador. Con menos de 20 años, Coco se hizo cargo del equipo. “Mirá si habré tenido suerte que salimos campeones y fue el primer título que logró Argentino en el básquet de Junín”, recuerda.
Al año siguiente se organizó en Punta Alta el primer torneo provincial de clubes campeones. Argentino fue en representación de Junín y terminó llevándose ese certamen, por lo que en su primera experiencia como DT Nigro llevó al club a lo más alto de la provincia.

Siguió un tiempo en Argentino, luego pasó cuatro años por 9 de Julio, otros tres por Los Indios, un año más en Ciclista, en el medio entrenó a la selección local, y después, cuando se casó, dejó el básquet para dedicarse de lleno a su trabajo.
Algunos años después regresó a su club, entrenando categorías de las inferiores. Allí pasó momentos muy difíciles, como cuando Argentino fue desafiliado: “Fue una época fea. Beto Vignolo practicaba con la Primera y cuando terminaba pasaba por mi casa y me dejaba la única pelota que teníamos para que yo entrenara a los chicos. Fue un tiempo muy duro.”.
Volvió a retirarse, pero al poco tiempo su propia hija le preguntó si le enseñaba el deporte a las chicas, y Coco creó el proyecto de básquet femenino de Argentino, que implementó y mantuvo desde el principio hasta nuestros días. “Las mujeres le dan mucha vida a la parte social del club”, afirma.
Con su equipo de básquet repitió, casi 60 años después, lo que había sido su primera experiencia como DT: “Cuando fuimos al provincial de clubes con el básquet femenino de Argentino –porque éramos campeones de Junín– también nos consagramos. Yo había pensado si no se podía dar otra vez, si no podría ganar con mi club el primer título provincial para el básquet femenino, y se logró. A veces hay que soñar. Yo lo soñé y se dio”.

“Yo había pensado si no podría ganar con mi club el primer título provincial para el básquet femenino, y se logró. A veces hay que soñar. Yo lo soñé y se dio”.

Balance
El básquet unió a Nigro con su barrio, con su club, con el deporte, y también con su familia. De hecho, arrancó en el básquet femenino por consejo de su hija, quien fue su jugadora. Después, cuando ella se recibió de profesora de educación física, empezó a acompañarlo como entrenadora y trabajan juntos desde entonces hasta hoy. Además, Coco tiene la dicha de entrenar a sus nietas: una está en la categoría mini y la otra acaba de salir campeona provincial en Sub 17.
“El básquet es todo para mí”, asegura Héctor, al tiempo que recuerda con emoción a su hijo, que perdió la vida en un accidente, y asegura que el deporte le permitió a él salir adelante: “Fue un momento muy difícil, y junto con mi familia y mis amigos, el básquet me salvó”.
Con toda una vida, prácticamente, adentro del club Argentino, al que define como su “segunda casa”, al hacer un balance, concluye: “Antes había otra vida en los clubes, por eso les digo a los padres que se acerquen, que este lugar es de todos y que acompañen a sus hijos. Cuando hay que hacer algo para recaudar dinero a mí no me gustan las rifas, prefiero las polladas, porque así se genera una comunión y una identidad. Los clubes son las células de la sociedad que tenemos que mantener”.

COMENTARIOS