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En ámbitos pequeños, aguas tranquilas y bajas, aguarda la feroz tarucha.
EN ÁMBITOS PEQUEÑOS, CERCANOS A LOS CAMINOS RURALES Y AISLADOS DE LAS ZONAS TURÍSTICAS

Con la llegada del calor y la veda del pejerrey, la tarucha es el atractivo de los pescadores

En Junín y la Región hay zanjas y lagunas conectadas a la cuenca del Río Salado que tienen numerosas sorpresas por ofrecer, entre ellas las luchadoras tarariras que descansan en aguas tranquilas, refugiadas entre totoras y juncos. Los aficionados hoy disfrutan de esa pesca.

Los ámbitos muy pequeños, cercanos a los caminos rurales y aislados de las zonas turísticas, sin ningún servicio, brindan chances de pesca desde costa en zanjas y aguas tranquilas, donde el pescador está rodeado del pastizal pampeano y “más” conectado con la naturaleza.
En estos lugares presentes en Junín y la Región se encuentran las tarariras que, más allá de su pelea y agresividad, descansan en aguas mansas con poca profundidad refugiadas entre juncos y totoras a la espera de su presa.
Si bien la pesca de pejerrey es el principal atractivo, con la veda dispuesta hasta fines de noviembre y la llegada del clima cálido, los aficionados comienzan a testear unas rendidoras zanjas, cavas y lagunitas, de pequeñas dimensiones, que son alimentadas por la cuenca del Salado cuando crece, y por las abundantes lluvias.
“En segundo plano siempre está la tararira, ya que el fanatismo en esta zona es el pejerrey que se lleva los laureles. Ahora la tarucha está ganando muchos adeptos por la modalidad de pesca. Hoy en día están de moda los reeles rotativos americanos que se usaron toda la vida, pero con equipos más livianos. Es más atrapante, otro tipo de pesca totalmente distinto y por ahí se disfruta más”, explicó a Democracia Matías Giagante, de El Gran Pez.
Los señuelos artificiales utilizados pueden ser los blandos como las ranas paseantes o las cucharas, y la boya plop que muchas veces se encarna con cortes de res, debido a la voracidad de estos peces y sus dientes afilados, por lo que además se debe utilizar una bajada de metal entre la tanza y el anzuelo. 
“Estos ejemplares se diferenciaron porque el pejerrey es una variedad que siempre se pescaba en invierno y la tarucha en verano. Con los cambios climáticos, hoy en día el pejerrey es como que pica todo el año”, destacó.
“Este año fue un caso excepcional porque la tarucha estaba saliendo en pleno julio o agosto, y nunca había un dato de que haya pasado eso en épocas frías. Al haber muchos jóvenes con estos equipos más livianos, ha habido más pescadores en la Región”, afirmó. 
El horario recomendado para salir en busca de esta variedad es desde muy temprano en la mañana porque el pique se da de madrugada hasta alrededor de las 11 aproximadamente, ya que luego el agua se calienta y las dientonas dejan de comer.
“Siempre se pescó con carnada o corazón de res, o con el mismo filet del pescado. Pero hoy en día está muy de moda el tema de señuelos de media agua, superficie o profundidad. Hoy hay muchos fanáticos a esa modalidad de pesca denominada bycasting con equipos muy livianos y el reel rotativo”, subrayó Giagante. 
Sin lugar a dudas estas salidas, muy diferentes a la pesca del pejerrey, tienen condimentos muy especiales, para poder disfrutar de un día alejados de los lugares convencionales, investigando cada rinconcito para despertar la furia de la tararira.

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