FUE UN DESTACADO DEPORTISTA

Fabio Nigro: “El fútbol fue la pasión de toda mi vida”

Debutó en River, pasó por Italia y Francia y fue ídolo absoluto en Eslovaquia. También jugó en Estudiantes y se dio el gusto de vestir la camiseta de Sarmiento. Afirma que su cuenta pendiente es haber ganado un título con el Verde.

Fabio Nigro debutó en la primera división del fútbol argentino por una huelga y 19 años después debió colgar los botines, también, por una medida de fuerza. Fue un paro realizado por el plantel profesional de River que hizo que fuera titular siendo juvenil con la banda roja y otra protesta cuando ya estaba en Sarmiento, la que lo alejó definitivamente de las canchas.
En el medio, pasó por Italia, por Francia y por Eslovaquia, el lugar en el que todavía es ídolo del club más importante y donde fue considerado el mejor extranjero en la historia. También jugó en Estudiantes y en su querido Sarmiento, redondeando una extraordinaria carrera futbolística.

“Más allá de que uno es hincha, Sarmiento me salvó la vida”.

Siempre el fútbol
Nigro se crio en Villa Belgrano. Tenía doce años cuando fichó en Sarmiento y luego jugó otros cuatro en Rivadavia. A sus 17, Abel Oliver lo llevó a una prueba en River Plate. Su rapidez y habilidad como wing izquierdo hicieron que quedara en el Millonario.
Según dice, el cambio no fue nada fácil, ya que deambuló por varias casas y vivió en San Justo, Villa Madero, Mataderos, Ituzaingó, Caseros.
Practicó un tiempo en cuarta y tercera, hasta que debutó en Primera en el año 1983.
“Fue por una huelga”, relata Nigro, en referencia a la medida de fuerza que hizo el plantel profesional por falta de pago, por lo que durante siete fechas River presentó un equipo de juveniles, con Nigro como número once. “Me fue bien –recuerda–, tuve dos partidos bárbaros, como el debut con Platense y el siguiente contra Instituto, en el que fui la figura para los diarios”. Después jugó contra Unión, Huracán, San Lorenzo, Racing de Córdoba e Independiente.
Después finalizó el conflicto laboral, la carroza se convirtió otra vez en calabaza y Fabio volvió a su lugar. Estuvo en Reserva, entrenó con el plantel profesional cuando estuvo Héctor “Bambino” Veira como técnico y después buscó nuevos rumbos.

Al exterior
Se fue a Italia y si bien estaba en los planes de Arrigo Sacchi para llevarlo al Parma, el trámite para su ciudadanía demoró dos años, en los que estuvo en el amateurismo. También tuvo una oportunidad en la Lazio, pero su matrimonio significó “un quiebre” en su vida que le implicó nuevas responsabilidades. Más adelante pasó por el Gueugnon de Francia, pero en su primer entrenamiento se desgarró. “En ese momento pensé en dejar –admite–, tenía 27 años y creía que esto ya no era para mí”.
Entonces le trajeron una propuesta del Slovan de Bratislava, de Eslovaquia: “Ahí cumplí el sueño que yo tenía, que era el de jugar alguna copa europea, como la UEFA, que fue de lo mejor que me pasó en mi vida deportiva, junto con Sarmiento”, afirma.
En Eslovaquia ganó seis títulos y lo eligieron el mejor extranjero de la historia: “Es difícil explicar cómo me trataron allá, me hacían sentir un ídolo, no podía creer que le pusieran mi nombre a chicos que nacían en ese momento. El día que yo me fui, pedí que me pusieran en el segundo tiempo y durante los 45 minutos la gente estuvo de pie aplaudiéndome. Parece increíble, pero fue así”.

“Mi cuenta pendiente es haber ganado un título con Sarmiento”.

Regreso al país
Decidió regresar “porque ya no le podía dar más nada al Slovan” y pasó a Estudiantes de La Plata, lo que significó una segunda oportunidad para jugar en Primera. Dirigido por Daniel “El Profe” Córdoba, compartió plantel con colegas de la categoría de Martín Palermo, Leo Ramos, Juan Manuel Azconzábal, Carlos Bossio, entre otros.
Luego pasó seis meses por Douglas Haig, de Pergamino, hasta que pudo volver a su gran amor: Sarmiento.
“El club me dio una contención por la que le estoy eternamente agradecido, más allá de que uno es hincha –afirma–; me salvó la vida y me sostuvo. Nos salvamos del descenso con Hilario Bravi, después vino Mario Finarolli y llegamos a una final con Estudiantes de Caseros, y perdimos otra semifinal, de un torneo que habíamos ganado, pero no subimos porque no había ascenso directo”.
Una huelga por falta de pago lo dejó afuera del plantel y así terminó su carrera como jugador. “Si hay una cuenta pendiente que tengo es no haber terminado adentro de una cancha. Si pienso en lo que quisiera hoy: un partido, el último”, comenta.
Como director técnico arrancó en Racing de Teodelina, después en las inferiores de Newbery, luego en el equipo de Primera donde fue campeón, y pasó a las divisiones menores de Sarmiento, y ahora está otra vez en Newbery.

“Cumplí el sueño que yo tenía, que era el de jugar alguna copa europea, como la UEFA, que fue de lo mejor que me pasó en mi vida deportiva, junto con Sarmiento”.

Balance
Respecto de su carrera, señala: “El fútbol fue la pasión de toda mi vida, el sueño cumplido, el haber hecho lo que quería, fui un privilegiado de vivir de esto. Yo puedo hablar tres idiomas y conocí gran parte del mundo gracias a este deporte, que también me dejó amigos”.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Estoy satisfecho. Yo siempre digo que ‘los hubiera y los hubiese son el paraíso de los pelot...’, lo que hice ya está hecho y estoy conforme, si no di más es porque no tenía más para dar, y me quedo con lo que logré –más allá del fútbol– en relaciones, formación, y que en donde voy me reciben como gente amiga. Mi cuenta pendiente es haber ganado un título con Sarmiento, eso no lo pude digerir nunca, fue lo más doloroso que me pasó”.

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