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La crisis golpea al rubro gastronómico.
PARA ATRAER CLIENTELA EN TIEMPOS DE BOLSILLOS FLACOS

Los bares y cafés juninenses mantienen los precios y apuestan a las promociones

Como consecuencia del enfriamiento de la economía y la caída del consumo, que se suma a los incrementos tarifarios que repercuten con fuerza en el rubro gastronómico, cada vez se observan más mesas y sillas vacías, una postal que enciende preocupación.

Alguna vez el escritor Juan José Becerra describió a Junín como “La ciudad de los cafés con amigos”. Pero hoy –crisis mediante-, ese paisaje singular está cambiando y los cafés están semi vacíos, solo poblados, en el mejor de los casos, por los habitués. 
“La clientela fija es lo que nos está salvando” –resume a Democracia un mozo de un conocido café-. “Este mes pagamos 30 mil pesos de luz, la realidad es que tendríamos que haber subido los precios, pero no lo hicimos por la situación”, acotó el dueño del comercio en diálogo con Democracia. 
El paráte que golpea a distintos sectores de la economía parece ensañarse con fuerza en los locales gastronómicos; una salida o un “gustito” que encuadra en aquellos gastos que, en tiempos de bolsillos flacos, resultan prescindibles. 
Ante este panorama –constatado ayer en una recorrida de Democracia por el centro juninense- los bares y cafés apuestan a ofrecer promociones y en muchos casos, pese al aumento generalizado de los costos en distintos rubros, han mantenido los precios. 
Es el caso del café-bar Picasso, situado en la cuesta, donde decidieron mantener sus precios, por lo que el café con dos medialunas sigue costando 45 pesos. Un caso similar es el del café y heladería Marijó, situado en General Paz y Remedios de Escalada de San Martín, que bajó el precio de su promoción matinal de 54 pesos a 45 pesos y consta de un café y una medialuna.  
El cierre definitivo del tradicional Café Homero, y del salón del ya clásico de calle Arias Tancredo Luna (solo toma pedidos para envíos a domicilio)- aportan más sinsabores a la realidad del sector. 

Menos consumo
“El café era una salida obligada todas las semanas con mi mujer, un recreo del trabajo, pero en los últimos meses se transformó en un lujo, una salida que decidimos recortar para priorizar otros gastos más urgentes”, contó a este diario Darío, habitué del snack-bar de La Carpa, en Ruta 7. 
El “café filosófico”, con sus lecturas cotidianas del mundo de la política, el deporte o la actualidad, las parejas, las familias, los jubilados que encuentran allí un espacio de sociabilización, todo ese mundo está también en crisis.

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