El alza del dólar impacta en el costo de los insumos para el agro, pero compensa con los ingresos por los commodities exportables.
EL SECTOR RECLAMA “ESTABILIDAD”

Advierten que la suba abrupta del dólar abre un escenario dispar para el campo

Es que si bien la disparada de la moneda norteamericana, que ayer cerró a un promedio de 23 pesos, eleva el precio de los bienes exportables, impacta por otro lado en el costo de los insumos y en la energía.

La disparada del dólar, que llegó a tocar ayer los $ 23,50 y cerró a un promedio de $ 23, abre un escenario dispar para el sector agropecuario. Es que si bien eleva el precio de los bienes exportables, impacta por otro lado en el costo de los insumos y en la energía. 
Alejandro Barbieri, productor agropecuario de Junín, señaló a este diario que si bien los insumos “están dolarizados, se compensa con los commodities exportables”, aunque reconoció que el sector atraviesa un momento complicado, y especialmente la ganadería, ya que “el costo de lo que es producir un kilo de ganado en pie no se condice con lo que paga el mercado. No hay una renta extraordinaria y el hilo es muy fino. Faltan incentivos a la producción, porque lamentablemente hoy conviene dejar la plata en el banco antes que invertirla en la producción; muchas veces terminás cambiando la plata”.  
Para la presidente de la filial juninense de FAA, Rosana Franco, el alza del dólar perjudica a los insumos como semillas, fertilizantes, agroquímicos, “sobre todo a los que sacaron a pagar en mayo o junio”. 
“También impacta en los productos veterinarios (vacunas, antibióticos)”, agregó en diálogo con Democracia. “Estas pérdidas pueden compensarse con la suba del precio de los commodities exportables, pero por la inundación y la posterior sequía tenemos menos rindes de la cosecha y de mala calidad”, advirtió. 
Joaquín Elósegui, presidente de la Sociedad Rural de Junín (SRJ), también señaló que la disparada “incide en los insumos”, pero aclaró que “la suba del dólar favorece al productor”, pues más allá de los costos, “la ecuación es positiva para el sector”.  
Sin embargo, Elósegui remarcó que hace falta un “proyecto” de país con reglas previsibles para el campo, porque “si la gente ve resentido su ingreso va a bajar al demanda de carne, de granos, del mercado interno”. 
En esta línea, el dirigente rural se inclinó por un modelo que beneficie al conjunto de la sociedad. “La especulación no es el camino, el camino es la producción y la generación de empleo genuino”, afirmó.   
Sobre la realidad del sector, dijo que “está demandando créditos blandos, porque la mayoría de los préstamos están dolarizados y hay productores afectados por la inundación y la sequía, que han tenido una mala cosecha y necesitan financiarse para aprovechar la siembra de trigo, que en este momento tiene buenos precios”.  

Un panorama complejo
Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, reclamó que haya "gradualismo" ante la suba del dólar que afecta a los insumos que se pagan en esta moneda y dijo que se deben generar "políticas diferenciadas y opciones financieras para amortiguar además el impacto que produce la regulación de las tarifas y el costo energético" por la suba del precio del gasoil.
Recordó que desde la entidad cooperativista que preside trabajan en la realización de un proyecto de ley de "economías regionales para establecer qué políticas diferenciales se deben aplicar a los pequeños y medianos productores y a los que están lejos del puerto", entre otros.
En tanto, Eduardo Buzzi, ex presidente de la Federación Agraria Argentina y productor agropecuario santafesino, aseguró que el alza del dólar "tiene una influencia dispar".
"Mientras beneficia a los productores de commodities exportables como soja, miel, carne, trigo, girasol, aceites, entre varios productos, complica el precio de los insumos que se cotizan en dólar", dijo.
De este modo, según Buzzi se ven afectados los que producen manzanas que tienen que aplicar fertilizantes, o fungicidas en "el caso de los productores citrícolas del litoral.
"A los productores de exportables les mejora la competitividad y la rentabilidad y entierra a agricultores familiares que reciben mayores costos y le venden a un mercado deprimido", expresó el referente.
También señaló que "nunca la variable dólar se puede medir en términos absolutos, es distinto ahora que con el retraso cambiario que teníamos en 2016 y parte del 2017 con un dólar debajo de 20 pesos".
A los productores de soja –evaluó- el precio "por el dólar les subió de una campaña a otra 100 por ciento, ya que el año pasado estaba a 3000 la tonelada y ahora cotiza a 6500 pesos".

Reclaman “un escenario estable”
No obstante, acotó que "aunque sea un productor de granos exportables, tuvo una mala cosecha y necesita financiarse para seguir adelante y después de una sequía feroz se encuentra con la suba de tasas ¿Cómo hace?".
"El campo necesita un escenario estable y no que cambie semana tras semana para tener un modelo de rentabilidad", precisó. 
En tanto, Alfredo Rodes, director Ejecutivo de Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) manifestó que "cualquier movimiento del dólar impacta primero en los costos de combustibles que se mueven por el dólar y el precio del petróleo y los costos de los insumos que tienen relación con el dólar".
En este sentido, el especialista añadió que hay "productos nacionales que viendo un corrimiento de variables pueden ajustar sus precios y que aquellos commodities de los cuales somos productores las verán reflejadas, pero las subas tan abruptas nunca son beneficiosas, hay un mercado especulativo que busca hacer una diferencia".
"Si lo miramos con un solo ojo y produzco bienes internacionales transables es positivo, pero en un escenario con perspectivas inflacionarias nunca se sale ganancioso", consideró Rodes.