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Sergio Bustamante, excombatiente, integrante del Batallón de Infantería de Marina que tomó las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982.
INTEGRANTE DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA MARINA QUE DESEMBARCÓ EL 2 DE ABRIL DEL 1982

Sergio Bustamante: “Un chico que murió en Malvinas es un héroe con nombre y apellido"

A 36 años del desembarco, Democracia dialogó con el único juninense que integró el cuerpo que tomó por sorpresa las Islas en búsqueda de la recuperación que no pudo ser y que agrandó la herida con los soldados caídos, muchos de ellos aún por ser reconocidos.

El lunes se cumple un nuevo aniversario del desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas en un intento por recuperar la soberanía en la que por tierra y por mar, jóvenes argentinos lucharon y dieron la vida sin nada a cambio. Incluso, aún hoy, a 36 años, luchando por el reconocimiento que merecen. 
El 14 de junio, la guerra finalizaría con la rendición de las tropas argentinas dejando una herida abierta, no solo en el corazón de los ex combatientes sino en el de cada argentino. 
Sergio Bustamante fue el único juninense que integró el Cuerpo de Infantería de Marina en el desembarco realizado en Malvinas el 2 de abril de 1982.
“La Infantería Marina lo que hace es recuperar la tierra”, relata Sergio, para quienes desconocen la forma en que operaron las fuerzas para la recuperación.
“Una vez que entran todas las demás fuerzas, ejército, fuerza aérea, gendarmería, Infantería se retira y queda como fuerza de reserva. La parte más importante la hizo Infantería de Marina, que es la de recuperación, son los primeros que van”, cuenta.
En aquella fecha, Sergio tenía apenas 18 años y si bien hacía ya un año que se había incorporado al Batallón, sus expectativas y sus sueños no contemplaban ninguna guerra.

"El 1 de abril del 1982, a las seis de la tarde nos enteramos, casi llegando a Malvinas, que era ese el destino y que teníamos que recuperar las Islas".

La despedida de la fanfarria
 “Cuando nos embarcamos el 28 de marzo hacia Malvinas”, relata, “supuestamente no íbamos a Malvinas, íbamos a Chile”, cuenta, y apenas se logra comprender las razones por la que un batallón de jóvenes, en el que muchos tenían apenas 18 años, solo supieron que iban a realizar un desembarco en Malvinas el 1 de abril. Un día antes del arribo. 
“Ese día nadie sabía nada y nos alistamos todos. A las 10,30 ya con los camiones atracados en Plaza de Armas ordenan embarcar y nos llevan a Puerto Belgrano. Ahí mismo era un movimiento de batallones de ejército, de marina, increíble. Toda la flota de mar lista para zarpar”, rememora Sergio.
Pero lo que más le llamó la atención aquella  vez, fue que de las veces que se habían embarcado, por distintas razones, “nunca nos había despedido la fanfarria, la banda. Ese día estaba la banda”.
 A las 12, 30, según su preciso relato “empiezan a zarpar todos. Fueron cinco días de navegación. Supuestamente en Chile había un conflicto y ahí íbamos”, dice Sergio.
Pero la realidad era otra. Todo el batallón se estaba dirigiendo a Malvinas, para tomar por sorpresa la Isla, en un desembarco que abriría –mejor dicho ampliaría-, una página trágica de la historia argentina.
“El 1 de abril del 1982, a las seis de la tarde nos enteramos, casi llegando a Malvinas, que era ese el destino y que teníamos que recuperar las Islas. Las misiones militares se manejan por carta. A cada comandante le entregaban un sobre con la misión que tenía cada fuerza”.
 Cuando se conoció la noticia, “los pibes lloraban, ya no había vuelta atrás. Pero eran chicos llorando como criaturas pidiendo por la mamá”, cuenta Sergio sin poder evitar las lágrimas, al rememorar aquel momento. “Me quedan muchos recuerdos”.
Luego del desembarco, el 2 de abril, el batallón tomó el aeropuerto, la Casa de Gobierno y el cuartel militar inglés.
“Ahí hubo un tiroteo grande de 3 horas”, recuerda. “Cuando se aseguró todo, se hizo un operativo, se revisó casa por casa para que no quedara ningún oficial inglés en ninguna”, cuenta sobre lo que comenzaba en ese momento y que terminaría  dos meses más tarde con la rendición argentina.

Soldado argentino, con nombre y apellido
649 soldados argentinos murieron en combate y recientemente 90 fueron identificados en el Cementerio de Darwin, en Malvinas. En sus placas ya no figurará la triste leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios” que por décadas acompañó a familiares que aguardaban la posibilidad de que fueran reconocidos.
“Es muy bueno que hayan podido reconocerlos  y que ahora tengan su nombre y apellido porque no son NN”, asegura Sergio. “Un chico que murió en Malvinas es un héroe con nombre y apellido, no un NN”.
Si bien aún faltan muchos, el camino comenzó y tal vez con tiempo se logre reconocer a la  totalidad de los soldados caídos en combate. 
En el 2013, Sergio pudo volver a la Isla y recorrer lugares que había pisado en 1982. Ante la pregunta de cómo fue volver, Sergio  no alcanza a responder porque le ganan las lágrimas. “Fue muy duro. Nadie quiere ir a una guerra”, aseguró.
Y no hay mucho más que preguntar. Solo respetar y homenajear a los miles de jóvenes que lucharon, a los otros tantos que dieron su vida y no regresaron, en una guerra nefasta e infame que aún duele en el pecho.

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