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Desde hace 40 años Roberto Cánepa Leiva lleva adelante el Taller Literario de Junín.
RECONOCIDO ESCRITOR Y CREADOR DEL PRIMER TALLER LITERARIO DE NUESTRA CIUDAD.

Roberto Cánepa Leiva: “El taller me hace sentir vivo”

Un repaso por la vida y las anécdotas de un personaje singular que lleva adelante desde hace 40 años el principal punto de encuentro para los amantes de la literatura.

Hablar con Roberto Cánepa Leiva es empaparse de las anécdotas de una vida vivida a pleno, llena de experiencias literarias como buen amante de ese arte que lo acompaña desde muy temprana edad, más exactamente desde sus años en la escuela primaria, en la que dedicó el primer poema de amor a su madre.
Si bien asegura, “era horrible”, es indudable que existía en él una inclinación, una curiosidad por la literatura que se acentuó en sus épocas de estudios secundarios.
“Cursando en el Colegio Nacional Álvarez Rodríguez conocí a Horacio de La Cámara que era escribano y profesor de Instrucción Cívica, nativo de 9 de Julio”, recuerda Roberto.
“Él me impulsó a escribir y me largué con más decisión. Tanto que ya cursando 5º año reuní unos poemas, que contaban con su juicio crítico y su aliento. Incluso era compañero de él en Asterisco, donde reunía a todos los “plumíferos” de Junín que le eran agradables a él, no entraba cualquiera".
Su padre pagó la publicación de un pequeño libro de poemas que incluso Roberto ilustró. Pero la sorpresa llegó cuando descubrió en la página literaria de La Nación una reseña sobre un poema suyo.
“Creí que volaba” confiesa Cánepa Leiva atesorando la emoción que le había provocado aquella inexplicable sorpresa que luego se develó.
“De La Cámara había enviado ese librito al juicio crítico de la página literaria del diario La Nación, nada menos, el mejor juicio crítico del país. Para mi sorpresa un domingo lo descubro en la página literaria, a una columna, comentado por Margarita Bella Caprile Mitre, del directorio del diario La Nación, saludándome como un poeta excelente de quien había que esperar más cosas”, rememora. 

“El taller literario me ata a la vida y me hace sentir vivo”.

40 años de taller
Gran lector de Borges, Alexis Smith y Bioy Casares, en poesía le gustaba mucho Roberto Themis Speroni y el británico John Keats. Sin dudas autores que lo han influenciado como escritor y como creador del primer taller literario que surgió en nuestra ciudad hace cuarenta años.
“La idea del taller surge cuando estaba trabajando en el Instituto del Profesorado y era miembro del Instituto de Cultura Hispánica”, comienza relatando.
“Trajimos a Junín a Syria Poletti, escritora italiana que irrumpió en la literatura argentina con notable crítica y fue ella quien me aconsejó fundar un taller literario, que busca tanto en prosa como en poesía orientar hacia la escritura”. Roberto tomó el consejo y según indica, “el éxito fue rotundo”. 

Si bien la actualidad muestra una realidad diferente, él hace una salvedad: “Hoy estamos muy lejos de ese éxito ya que hay talleres por todas partes, pero Syria Poletti  me aclaró algo, que el taller literario es una creación de un escritor, no de un profesor, eso me dijo y realmente es para pensarlo”, reflexiona Cánepa Leiva.
Honrando al taller con el nombre de la ciudad, decidió llamarlo “Taller Literario de Junín”. Taller por el que pasaron muchísimos juninenses y muchísimos autores premiados. Según Roberto, “más de setecientas personas han pasado por el taller”.
Sobre su relación con el mismo, Cánepa Leiva asegura: “El taller me ata a la vida, me hace sentir vivo, porque desde que murió mi madre,  nunca más fui feliz, se lo confieso”, abre su corazón.

“Me gusta mucho el tango. Trabajé en el Viejo Zaguán".

El Club Social, su lugar en el  mundo
Como socio vitalicio del Club Social, Roberto conoce cada rincón, cada historia y guarda en su retina algunos sucesos y anécdotas que decide contar.
“Aquí había grandes eventos, grandes fiestas, era otro Club Social, era otra la sociedad y otra la época. Este edificio es un monumento a aquellos tiempos y cuesta muchísimo mantenerlo”.
Antes, según el escritor, “las familias terminaban de cenar y venían al club a tomar una copa, hoy van a una confitería”.
“Viví cosas muy lindas aquí. Ayudé a bajar del brazo a Adriana Varela, totalmente  encurdelada de whisky, una chica muy linda que se tomó una botella sola y tuvo que pedir ayuda para bajar”, cuenta con humor.
“Acá los vi bailar a Juan Duarte y Elina Colomer. Él de impecable traje blanco y zapatos blancos combinados, era un galán de cine, un hombre muy buen mozo y estaba en el candelero. Era el secretario privado de Perón en ese entonces. A Elina Colomer la recuerdo vestida de rojo, con su piel blanca, una mujer rubia muy hermosa. Daba gusto verla bailar el tango”.

“Vi bailar a Juan Duarte y Elina Colomer. Él de impecable traje blanco y zapatos blancos. A Elina la recuerdo vestida de rojo, una mujer rubia muy hermosa".

El tango, su nexo con la música
Amante del tango, Roberto trabajó en un programa de radio en Buenos Aires, en un bar llamado “Le Bardiner” y como nunca dejó de escribir, es autor de tres tangos con letra y música registrados.
“Me gusta mucho el tango. Trabajé en el Viejo Zaguán desde que se inauguró hasta que desapareció, fui compañero de Gallardo, Miguelito Suárez, Fernández, Quique Giagante y Agustín Prezioso. La barra del viejo Zaguán”, rememora.

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