En un año que suponía una cosecha récord del campo, y que podría amortiguar la caída comercial que presenta la economía argentina, la sequía actual complica no solo a los productores sino a las actividades que suele traccionar con su labor.
Si bien es cierto que las cifras sobre el resultado final de la cosecha 2017/18 son muy variables y dependen de quién realice el estudio, hay coincidencia que las pérdidas son notorias, como advirtió durante la semana el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, quien admitió que la situación empeora día a día en la medida que no llueva.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que el cultivo de soja está muy comprometido y los maíces tardíos cumplen sus etapas críticas sin agua. Así, por la falta de agua la entidad recortó 5,5 millones de toneladas de producción en soja, que queda en 46,5 millones de toneladas y 4,9 millones de toneladas de la de maíz, que quedaría en 35 millones, frente a las cifras estimadas el 10 de enero.
También el Instituto de estudios Económicos de la Sociedad Rural estimó la pérdida provocada por la sequía en un 12 por ciento, al bajar de 123,59 a 109,29 millones de toneladas las proyecciones para la cosecha gruesa.
Según Julio Henestrosa, “la situación del campo es fundamental para la zona en cuanto al consumo en el comercio. Nosotros dependemos bastante. Una gran parte de todo el comercio y la industria de Junín se mueve a través del campo. Indudablemente mientras menos recursos tengan menos gastará el sector”.
Del mismo modo, Guillermo Bringeri mostró cautela: “Claramente preocupa la realidad del sector agropecuario y lo tenemos en cuenta. Es un dato que alerta, dependemos mucho de ellos y sabemos la realidad que atraviesan, especialmente el campo que es el que hace un poco traccionar todo el comercio. Igualmente somos optimistas”.
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