Hace poco más de dos semanas, la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires (Femeba) nombró al ginecólogo y obstetra juninense Néstor Serra como Médico Emérito.
Se trata de un reconocimiento a los profesionales que, como el doctor Serra, llegaron a los cincuenta años de trayectoria ininterrumpida dentro de la medicina de la Provincia.
En ese camino, se desempeñó en los principales centros sanitarios de nuestra ciudad, fue docente, tuvo su propia clínica maternal, y hoy sigue trabajando con el mismo ímpetu y dedicación de siempre.
“Mis mejores años los pasé en La Plata y en el hospital”.
Formación
Hijo de un ferroviario y una maestra, Néstor Serra se crió en el barrio El Picaflor, hizo la primaria en la Escuela N°12 y la secundaria en el Nacional.
Ya desde muy chico supo que quería ser médico, aún cuando no tenía familiares ni allegados dentro de esa profesión.
Era un adolescente cuando su padre, ya jubilado, le preguntó si estaba seguro de lo que quería hacer, porque no era fácil para la familia solventar los gastos que significaban un hijo estudiando en La Plata. “Yo quiero ser médico, pero si vos no podés, conseguime un trabajo en el ferrocarril”, fue la respuesta concreta de Néstor.
Pero su padre pudo. La familia toda hizo un gran esfuerzo para que pudiera hacer su carrera en La Plata, donde se recibió, finalmente, a sus 22 años con excelentes calificaciones.
Estaba recién recibido cuando le otorgaron una beca que le permitió seguir su formación en España, como practicante en el Hospital General de Madrid, donde comenzó con sus especialidades: la ginecología y la obstetricia. Allí fue discípulo del doctor José Botella Lliusiá, una eminencia en la materia.
Un año permaneció en España y luego se fue a Estados Unidos, donde se capacitó en cirugía mamaria, en el Memorial Hospital de Nueva York.
De aquellos años también rescata al doctor José María Mainetti, que en La Plata fue su maestro en el área de cirugía.
Trayectoria
Después de ese periplo, se instaló en Junín y abrió su consultorio en Pellegrini 671. Fue el 1° de mayo de 1967. “En el barrio me conocía todo el mundo y, además, en aquel momento decir que uno se iba a formar a Estados Unidos no era habitual”, recuerda Serra.
Al mismo tiempo, ingresó al Hospital San José y al Sanatorio Junín.
Cuando cerró el San José los profesionales que se desempeñaban allí fueron trasladados al Regional. En esta última institución, Serra fue jefe de Ginecología: “La jefatura fue hermosa porque tuve muchísimos médicos conmigo que colaboraron muy bien y fue una época muy importante. Quizás podría decir que los mejores años de mi vida profesional, desde el punto de vista médico, los pasé en La Plata y en el hospital. La medicina hospitalaria es la mejor, porque se trata con gente que realmente necesita a un profesional que lo atienda, lo escuche y esté a su lado. Y creo que eso lo pude lograr con todos los colegas que trabajaron conmigo. Fue una etapa muy linda”.
Serra también tuvo su propio centro de salud. En 1971 abrió la Clínica Maternal Privada. Según dice, “quería dar un paso distinto en lo profesional” y le fue “muy bien”. Decidió cerrarla en 1995, cuando se le hizo difícil sostenerla.
En la actualidad, mantiene su consultorio y atiende en La Pequeña Familia y en la Clínica Centro. “Tengo la misma actividad que tuve siempre y me siento con las mismas ganas de trabajar que el primer día”, asegura.
“Para mí fue una doble emoción: primero por la distinción que se me otorgó, y segundo porque fue en La Plata, el lugar en el que me formé”.
Emérito
Hace un año, aproximadamente, Serra ya había recibido por parte del Círculo Médico y el Colegio de Médicos de Junín una medalla por sus 50 años como profesional.
A ese reconocimiento se le sumó, en los últimos días, otro otorgado por Femeba: la distinción como Médico Emérito de la Provincia.
“Me llamaron y me contaron que querían hacerme un reconocimiento –explica–, fui a La Plata y para mí fue una doble emoción, primero por la distinción que se me otorgó, y segundo porque fue en el lugar en que me formé, porque yo era un chico de 16 años cuando me fui y un joven de 22 cuando me recibí. Los años más importantes de mi adolescencia lo pasé allá”.
Se trata de uno de los lauros más importantes para un profesional. “Creo que es un reconocimiento por mis 50 años de profesión”, agrega.
“Me siento con las mismas ganas de trabajar que el primer día”.
Balance
Aquel chico que soñaba con ser médico, que de adolescente se fue a estudiar a La Plata y luego viajó en barco a España a continuar su formación, hoy es un referente de la medicina de la provincia.
Según dice, “hay cosas muy buenas y muy malas” actualmente en su profesión. Y puntualiza: “Antes se tomaba al médico como una suerte de patriarca y la suya era una palabra santa, hoy ya no es así. Y eso está bien. Además, no me gusta cómo está enseñando la facultad en este momento, nosotros salíamos de allí dispuestos a atender gente, hoy creo que si los que se reciben no hacen una residencia, no están capacitados para atender”.
Con todo, al momento de hacer un balance, es contundente: “Muy positivo. Si volviera a nacer, sería médico y haría exactamente lo que hice”.
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