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Rosana Franco es la presidenta de la filial local de Federación Agraria y esta semana fue reelecta en su cargo.
TITULAR DE LA FILIAL LOCAL DE FEDERACIÓN AGRARIA

Rosana Franco: “Queremos seguir respetando lo que hicieron nuestros ancestros”

Nació en el campo y toda su vida trabajó allí. En 2008 se inició en el gremialismo y hace dos años que está al frente de una de las entidades ruralistas más importantes, con un fuerte arraigo en “la familia agropecuaria”.

El 2008 fue un año de inflexión para el sector agropecuario y en el caso de Rosana Franco esto se advierte de manera evidente.
Es que en la época de la llamada “crisis el campo” a partir del reclamo generalizado del sector por la intención del Gobierno de entonces de aplicar la resolución 125 de retenciones móviles, su vida dio un vuelco: no sólo porque tuvo que dejar de hacer producción mixta en su campo, sino que también en lo personal sintió la necesidad de tomar otro compromiso con su actividad. Ese llamado no estaba basado en una cuestión económica, sino más bien en el arraigo a su tierra.
Se sumó así a Federación Agraria y siete años más tarde fue elegida como presidenta de la filial local de la entidad.

“Siento que estoy valorando lo que hicieron mis padres y mis abuelos”.

El campo
Franco proviene de una familia netamente agropecuaria: ya sus abuelos, paternos y maternos, se dedicaban a esta actividad.
Vivían en el campo, en Agustín Roca, pero cuando Rosana era chica se mudaron a Junín para que sus dos hermanas pudieran hacer el secundario, y ella hizo desde el primario en la ciudad. Cursó en la Escuela N°22 y en el Comercial.
Aunque “el vínculo con el campo y con Roca no se terminó nunca”, afirma.
En su chacra, que supo tener tambo, se hacía una producción mixta de cultivos –principalmente de trigo y maíz– y ganadería.
Rosana y sus hermanas se dedicaron de lleno al campo cuando fallecieron sus padres. “Arrancamos de a poco –recuerda– con el compromiso de todo lo que habían hecho nuestros padres y nuestros abuelos”.
Siguieron unos años con la chacra mixta, pero ya a partir de 2008 no lo pudieron sostener. “Esa crisis fue el punto de inflexión”, señala Franco, y asevera que las obligó a “cambiar de rumbo y hacer soja nada más, durante seis años, porque el maíz y el trigo eran inviables”.
Franco sostiene que fue “solamente por amor a la actividad” que mantuvieron la ganadería: “Hoy seguimos haciéndola, pero de una manera mucho más reducida de lo que hacía mi padre, que llegó a tener 400 vacas y nosotras tenemos un plantel de cuarenta madres. Y eso lo hacemos por cariño a los animales, porque no es rentable”.
Con todo, el año pasado pudieron retomar la rotación, con la siembra de cebada y de trigo y maíz en esta campaña, “pero muy de a poco porque los números de la producción siguen siendo muy ajustados”.
Según dice, “no fue difícil” que tres mujeres se hicieran cargo del campo: “Estábamos en el rubro y nos criamos en eso, es cierto que hace veinte años por ahí no había tantas mujeres, pero hoy hay más”.

Gremialista
El 2008 también fue un momento de quiebre para Franco en cuanto a su compromiso y participación gremial. Hasta ese momento no había hecho nada de eso, pero la crisis por la 125 la empujó a la ruta. “Me acordé de una frase que siempre decía mi papá: ‘No tenemos dirigentes que nos defiendan’. Y ahí empecé”, comenta.
Pasado el conflicto, supo que debía estar en una institución gremial “porque una persona sola no puede”, y se sumó a la Federación Agraria.
“Empecé como una más –relata–, integrando comisiones, colaborando, me encantó el trabajo gremial y la Federación Agraria es muy abierta para las mujeres o la juventud, y tiene la puerta abierta a la familia agropecuaria, y así me fui involucrando, hasta que en 2015 me eligieron presidenta de la filial”.

“El campo siempre está relegado, con este gobierno, al que acompañamos, o con el anterior, al que enfrentamos, pero siempre es la misma lógica”.

No solo eso. Esta semana fue ratificada en su cargo y ocupará ese puesto durante otros dos años, en un nuevo mandato.
Si bien puede parecer poco frecuente que una mujer esté en un puesto como el suyo, Franco asegura que no debería serlo porque “en Federación Agraria siempre hubo muchas mujeres, hay presidentas de filiales, directoras de distritos, está la rama mujeres federadas que se dedican a cuestiones sociales, así que no fue difícil hacerlo”.
De convicciones firmes, Rosana remarca que la filial que ella encabeza “durante todo el año vino marcando cosas de las administraciones nacional, provincial y local”, y ejemplifica: “Ya habíamos sido muy críticos con el gobierno bonaerense en marzo cuando fue el aumento del 400% del complementario del Inmobiliario Rural, y no todas las filiales mantuvieron una postura como esa”.

“Hace veinte años no había tantas productoras, hoy hay más mujeres”.

Balance
Con cierta nostalgia, Rosana desliza que le gustaría volver a vivir en “esa tranquilidad y esa paz que te da el campo”. Es que hay en ella un fuerte arraigo con esas tierras, “basado en nuestra historia y nuestra tradición”.
Es por ello, también, que trabaja y se esfuerza por defender a ese sector: “Siento que estoy valorando lo que hicieron mis abuelos y mis padres. Hace más de 50 años que estamos en esta actividad y no queremos cambiarla. El campo siempre está relegado, con este gobierno, al que acompañamos, o con el anterior, con el que estábamos enfrentados, pero siempre es la misma lógica. Queremos seguir respetando lo que hicieron nuestros ancestros, que la sociedad valore al campo, que no lo vea como opositores y esas cosas que se dicen. Los gobiernos deberían considerar más al productor agropecuario.

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