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El equipo de profesionales del hospital que atiende y acompaña a las embarazadas.
EMBARAZO PRECOZ

Uno de cada cuatro nacimientos en el HIGA corresponde a una mamá adolescente

En muchos casos representa un alto riesgo para la joven madre y para el bebé. Desde el consultorio que funciona en el hospital interzonal hacen hincapié en la necesidad de aportar soluciones y focalizar las acciones preventivas.

Hablar de embarazo adolescente es, sin dudas, hablar de un drama social de grandes implicancias que, como refiere el último informe de Unicef, recaen no solo en la joven madre y su hijo sino también en los aspectos sanitarios, sociales, legales y jurídicos que suponen un embarazo a temprana edad.
Son niñas, muchas entre los trece y los quince años -aunque hay casos que se dan a menor edad-, que deciden hacer frente a la maternidad más allá de que lógicamente no fuera planificada. 
A veces se encuentran solas, a veces las acompañan sus parejas o sus familias pero lo cierto es que es un gran giro en sus vidas que las obliga a crecer de golpe. A apurar aprendizajes y descubrimientos que la nueva tarea de mamás les requiere.
En el Higa, desde hace un año, funciona un consultorio de embarazo adolescente que intenta dar otra mirada a esta situación y propone dejar de problematizarlo para buscar soluciones, con un enfoque interdisciplinario que acompañe en el trayecto que recorrerá esa niña en su camino a ser mamá.

Focalizar en los cuidados como parte de la solución
Luciana Capurro, Licenciada en Obstetricia que atiende en el consultorio asegura que por este pasan pacientes de entre 15 y 19 años mayormente, en el que se hace un seguimiento conjunto con tocoginecología. Si bien hay  pacientes de 13 y 14 años, la obstétrica asegura que no son muchas.
“La atención que se les brinda a las adolescentes embarazadas es interdisciplinaria. No vemos solo lo clínico si no su contexto social”, explica. “No hay que problematizar al embarazo adolescente sino aportar soluciones y focalizar adecuadamente las acciones preventivas. Es importante destacar que el control prenatal es el factor más importante para prevención de las complicaciones perinatales del embarazo en la adolescencia y cuando estas son atendidas en un programa especial, con abordaje interdisciplinario, se ponen en evidencia los beneficios de esta metodología de atención”, remarca.
Liz Pedemonte, licenciada en Trabajo Social forma parte del consultorio desde el inicio y asegura que desde ese lugar intentan abordar los factores que influyen en esta situación de embarazo adolescente.
“Nos posicionamos en muchos de los factores que influyen en el hecho de ser madre. Por ejemplo, los estereotipos sociales, porque desde que nacen a las chicas se les regalan bebotes y se las va condicionando genéricamente. Trabajamos con el mito del instinto materno, que no existe. Sabemos que la maternidad es algo construido social y culturalmente. Y cada espacio va a tener su manera "legítima" de llevar adelante esta tarea de ser madre”, asegura.
Si bien las estadísticas indican que la mayoría de los embarazos no son planeados, algo que no sorprende debido a la escasa edad de las jóvenes mamás, la trabajadora social entiende que en muchos casos, ser madre resulta una elección para determinadas adolescentes.
“Es una elección que a veces estas chicas hacen porque no encuentran una vía de realización a través de la educación, no encuentran inserción laboral, y esto a veces hace que la elección de estas maternidades sea una especie de propio devenirse en mujeres”, indica. 
“Muchas veces el hijo es fuente de identidad y ellas lo sienten como propio, su responsabilidad, es una forma muchas veces de legitimarlas en la comunidad. Y algunas de ellas, tienen historias de que sus propias mamás fueron mamás adolescentes, eso tal vez acerca una visión de que es más aceptable para ellas que para otras jóvenes en otros contextos”.

Son niñas, muchas entre los trece y los quince años -aunque hay casos que se dan a menor edad-, que deciden hacer frente a la maternidad más allá de que lógicamente no fuera planificada. 
 

Riesgos y controles clínicos
El embarazo adolescente presenta riesgos perinatales maternos como la hipertensión inducida por el embarazo, anemia, rotura prematura de membranas, parto pretérmino, una mayor incidencia de partos intervenidos e infecciones puerperales.
Además existen riesgos para el bebé, de prematuridad, bajo peso al nacer, accidentes domésticos y síndrome de muerte súbita. También enfermedades infecciosas y  desnutrición.
“Existe un riesgo biológico intrínseco asociado a la edad y es de suponer que será más marcado en las adolescentes que tienen hijos antes de los 16 años”, explica Luciana Capurro.
En el consultorio se les realiza el control prenatal a todas las pacientes de bajo riesgo. Aquellas que presentan alguna patología son atendidas de manera conjunta con médicos especialistas de alto riesgo de tocoginecología del hospital.
“En el control prenatal se les realiza toma de peso, de presión arterial, se las interconsulta con odontología y se les realiza el pap en el mismo control. Medimos la altura uterina, auscultamos al bebé y solicitamos estudios complementarios como son las rutinas de sangre, serologías para distintas enfermedades y ecografías requeridas, entre ellas un scan fetal a todas las pacientes”, explica Capurro.
Por su parte, Liz Pedemonte asegura que es muy importante que se acerquen al consultorio.
“Queremos que vengan acompañadas con quienes ellas deseen. A veces es un familiar, una pareja, y si no la tienen, a veces incluso vienen con su mejor amiga, o con la madre de su mejor amiga”.
Además asegura que las adolescentes en su gran mayoría cumplen con los controles y cuidados que se le aconsejan desde el consultorio.
“Algunas tal vez necesitan más seguimiento que otras pero en general la respuesta es muy favorable. También se hace un seguimiento por puerperio”.
Sobre ello, además, se las orienta en cuanto al método anticonceptivo que deseen.
“A partir del cambio en el Código Civil, todos los adolescentes tienen lo que se conoce como el principio de autonomía progresiva, entonces un adolescente que viene al consultorio, aunque no esté embarazada, debe ser atendida. El adolescente tiene la edad suficiente para acceder al cuidado de su cuerpo”.

Estadísticas locales
Mercedes Luna, médica generalista, referente de maternidad e infancia de la Región Sanitaria III dialogó con Democracia y aportó estadísticas oficiales de la Región.
Según la profesional, “la frecuencia de embarazo adolescente en el Hospital Interzonal de Junín representa el 24%. Es decir que uno de cada cuatro nacimientos que se producen es producto de una mujer adolescente menor de 20 años”.
Sin embargo, la cifra más importante según Luna, “es la prevalencia del embarazo adolescente, obtenida a través del Registro Nacional de las Personas en base a los certificados de nacimientos que se imprimen con las edades de las madres y la población estimada adolescente del último censo”.
Esta prevalencia se obtiene de la cantidad de embarazos en menores de 20 años relacionada con la población de mujeres menores de 20 años.
“La prevalencia de embarazo adolescente en la Región Sanitaria III, compuesta por ocho partidos, es del 15%. Quiere decir que de cada 100 adolescentes mujeres menores de 20 años, 15 se embarazan”, detalla.

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