SOCIEDAD

El dilema profundo de la falta de cine en Junín

Opiniones, razones, causas y consecuencias de un fenómeno que preocupa a todos.

Cuando los hermanos Lumiere proyectaron la primer película de la historia, el público salió corriendo de la sala. La imagen del tren que llegaba al andén los atemorizó: pensaban que los atropellaría.
En poco tiempo, aquel sueño de dos hermanos inquietos se convirtió en una de las industrias más prolíficas de la historia contemporánea y la cultura se rindió ante el séptimo arte.
Pasó un siglo y alguna década de aquella primera emisión y, aún a pesar de que la magia de ese formato no ha mermado, Junín no tiene un cine.
Para contar los hechos con propiedad hay que decir que, como cualquier juninense sabe, nuestra ciudad ha albergado al séptimo arte en varias salas. De hecho, (como se relata en el cuadro) muchas de ellas han brillado con luz propia.
Tampoco puede obviarse que la última sala agonizó hasta desaparecer con las consecuencias de la crisis de 2002. Ni que, como reconocen muchos de los cinéfilos de cualquier edad, era difícil que en los últimos años se llenaran las salas aún con los más esperados estrenos.
Por eso, en la Dirección de Cultura eligen no ser tre-mendistas. “Junín no tiene cine pero sí otras ofertas de entretenimiento de ese nivel que son un éxito. Se llenan los teatros y el MUMA ve pasar a cientos de personas para cada muestra. Eso no pasaba con el cine”, sentencia Raquel Tarullo, a cargo del área en el Municipio.
El análisis deriva en la frase preferida de las cofradías en el Secundario: “Fuimos todos”. Es que si, como sugiere la funcionaria, los cines murieron porque los juninenses no iban, la culpa nos cabe a todos.
Luego viene la salvedad. “Si la falta de cine es un problema la responsabilidad es tripartita: la falta de iniciativa privada; la gente que no asiste y el Estado en su papel de difusor. Pero nosotros no podemos difundir "Termi-nator 3”, ejemplifica.
“Al Gobierno Local le toca apostar a producciones no comerciales. Y en el MUMA tenemos ciclos constantemente. Ahora estamos con las 24 horas de cine argentino y lamentablemente están siempre las mismas 10 personas”, denuncia Tarullo.
Potenciar el cine arte no significa excluir al comercial. Al contrario. “Si los que buscan instalar una sala con nuestra colaboración proponen películas viejas o sin popularidad alguna, la idea es decir que no. Si vamos a hacer un esfuerzo grande que sea para que la gente pueda tener acceso a los films que realmente puede ver y no los que de otra manera tiene en DVD. Sino seguimos con nuestros ciclos”, resume.

Privados

Con esto, queda probado que la iniciativa privada es fundamental: de ellos depende la vuelta del cine. Pero, según explicaron empresarios juninenses a DEMOCRACIA, el séptimo arte tiene como contrapartida a las distribuidoras, exigentes multinacionales que piden una determinada cuota de público para “prestar” los mejores estrenos.
Vale un ejemplo. En Pergamino, el cine está dentro de un exitoso shopping que pertenece a un poderoso empresario con proyectos en varios rubros. Las películas en cartel viajan vía mail a quien lo desee (hay varios juninenses anotados) y “El secreto de tus ojos” –el film récord de la temporada– llega días después de su estreno a nivel nacional.       
Nada de eso parece cercano.