ESCUELAS TÉCNICAS

Alumnos de la E.E.S.T. Nº 1 expusieron en el Simposio Argentino de Sistemas Embebidos

Presentaron el proyecto de un semáforo portátil íntegramente realizado en la institución por el que fueron seleccionados y participaron de tres jornadas en la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires.

Durante 2016, gracias a la inquietud de un alumno de la E.E.S.T. Nº 1 surgió la idea de realizar un proyecto sobre semáforos portátiles y la posterior propuesta de trabajarlo en la escuela junto a los profesores Sergio Comisso y Joan del Cul.
La escuela tiene años a cuestas en la fabricación de semáforos, por lo que la idea cuajaba perfectamente y decidieron abocarse a llevarlo adelante.
Kevin Giribuela, Facundo Argento y Juan Yacullo son alumnos de 7º año de la E.E.S.T. Nº 1 1 y las caras de este proyecto aunque aseguran que todos sus compañeros y docentes trabajaron a la par para verlo realizado. Un proyecto que además continúa creciendo y mejorando día a día.
“Los chicos querían ver algo de programación y algunos temas específicos de electrónica que el programa no abarca y nos pareció interesante ponernos a trabajar en esto ya que como producto, el semáforo portátil no se fabrica en el país. También era una buena excusa didáctica para que pudieran formarse más allá de lo que la escuela normalmente dicta como clase”, explica el profesor de electrónica Sergio Comisso, pieza fundamental del concretado proyecto, quien acompañó a los alumnos al simposio en la Capital días atrás. 

Seleccionados en el SASE
El SAP (Semáforo Argentino Portátil) fue presentado el año pasado en la Feria de Ciencias a nivel local y a paso firme, todos decidieron continuar el proyecto, al que se incorporó el docente Joan del Cul, profesor de electrónica aplicada pero involucrado además en la electromecánica.
Participar en el SASE (Simposio Argentino de Sistemas Embebidos), en la propuesta que se abre a las escuelas técnicas del país era un deseo y se convirtió en un objetivo desde el año pasado.
“Decidimos presentar el proyecto, ya no tanto desde el punto de vista global como fue en la feria de ciencias donde presentamos el producto, o sea el semáforo portátil, sino sobre lo que sería el cerebro, el sistema embebido del semáforo”, cuenta el profesor Comisso.
Para satisfacción de los chicos, docentes y todo el grupo que conforma la institución técnica, el proyecto quedó seleccionado entre los cinco finalistas por lo cual representantes del mismo viajaron a Buenos Aires el 9 de agosto por tres días a exponerlo.
Los chicos coinciden en que fue una experiencia hermosa que no se esperaban.
Kevin fue el encargado de la exposición y asegura que estaba más que nervioso.
“Es muy distinto a una feria, más que nada por el jurado, por el nivel de proyectos que veías, la cantidad de gente que asiste, que sabe y mucho, eso te pone más nervioso”, confiesa. 
Pero a pesar de los nervios, y de que solo a los dos primeros proyectos se les otorgó un premio, todos volvieron a casa satisfechos, plagados de nuevas experiencias para contar. 
Dentro de las escuelas que quedaron seleccionadas se encontraba Otto Krause, una de las escuelas técnicas más importante del país y otra del norte de Buenos Aires.
“Se les dio un premio a los dos primeros y no quedamos seleccionados. Si tuvimos la alegría de ser finalistas pero más que eso yo rescato el encuentro de los chicos que viajaron, con la ingeniería, con la tecnología, con un nivel de desarrollo de productos y de proyectos que no se ve en una feria de ciencias. Se han acercado ingenieros de otras facultades, estudiantes de ingeniería, interesados en el proyecto, en mantener contacto con los chicos”, relata Comisso.
Los alumnos no solo expusieron sino que además participaron de charlas, tutoriales que se dictan en las jornadas que dura el simposio, en un ambiente donde durante esos tres días, según el profesor Comisso “se palpa y se vive lo que es la ingeniería electrónica, la informática, la programación”.

“No imaginamos que terminara en esto”
Según cuenta Kevin, cuando su compañero propuso la idea y comenzaron a trabajar en ella, jamás pensaron que el SAP se convertiría en lo que hoy es.
“Al principio no imaginamos que terminara en esto. Comenzó con prueba y error, con los leds y la ayuda de Sergio (Comisso) que nos enseñó a programar y aprendiendo cada vez un poco más a medida que se nos presentaban distintas necesidades”.
El alumno de 7º año destaca que el avance y la concreción del semáforo portátil se dio gracias a la colaboración de todos.
“Tuvimos toda la ayuda de los profesores en la parte electrónica y mecánica. El proyecto avanzó gracias a la escuela y al municipio que nos aportaba el dinero que necesitábamos”. 
Hasta hoy, se pudo completar lo que está a la vista, pero los alumnos coinciden en que el SAP no tiene intenciones de parar. Según ellos se puede mejorar. Y lo van a hacer.
La intención del proyecto era presentarlo en feria de ciencias, lo cual hicieron el año pasado aunque lamentablemente por distintas cuestiones no lograron pasar a la instancia regional.
Este año sin embargo, se volvió a presentar y esta vez si se logró avanzar a la instancia provincial, que se desarrollará en septiembre y por la que esperan con entusiasmo.
No habían pensado en un destino final para el semáforo pero que se lo utilice con un fin social y que sirva para la comunidad, enorgullece a los chicos.
“La idea es que se continúe, que no se abandone el proyecto, que se siga apoyando y que no suceda lo mismo que con la perforadora de CNC que quedó ahí. Hay que involucrar e incentivar a los chicos que vienen”, resalta Kevin Giribuela.

Semáforos de uso eventual
El fin del semáforo portátil no es otro que el de facilitar su traslado a un lugar de forma eventual según sea necesario o lo requieran las circunstancias de tránsito.
“Por ejemplo se puede utilizar en una ruta a raíz de un corte para reparo de calzada, en la cual se debe poner un banderillero en cada extremo, regulando el tránsito, a través de un handy”, explica Kevin.
“La idea es capacitar a la persona para que pueda manipular este semáforo y se puedan evitar accidentes”.
El equipo cuenta con diferentes modos, entre ellos, el modo “esquina”, que es la forma de trabajar  de un semáforo convencional en una esquina. 
Además se encuentra el modo advertencia o titilante, en el cual destella la luz amarilla cada un segundo, generando una señal de advertencia; por último el modo manual, en el que el operario elige el color que desea utilizar en el semáforo permanentemente, mediante un teclado y un display que aporta el equipo, con el cual se puede seleccionar la opción.
El profesor Joan del Cul, agrega que “otra mejora fue el panel solar que facilitó mucho las cosas con la duración de las baterías ya que se autoabastece el mismo equipo y en cierto modo es más ecológico que con lo que veníamos trabajando. Hicimos modificaciones también en los paneles de led. Desde que se inició hasta hoy pasamos por tres paneles distintos”.
Otras  modificaciones que los chicos planean hacer, según el profesor Del Cul, tienen que ver con “implementar un módulo GSM en las luminarias, la luz amarilla y una comunicación GSM que permita hacerlo a través de un celular, es decir que el semáforo envíe información a un celular y así estar al tanto de lo que sucede en tiempo real”.
Además, cuentan con el apoyo del municipio para cuando en el futuro necesiten hacer pruebas reales en las calles de la ciudad. Y quien dice que no pueda ser lo suficientemente pronto.
Aún así, la idea y la energía de profesores y alumnos está puesta en continuar trabajando en pos de las modificaciones y mejoras que puedan agregarse al equipo para optimizarlo.
Pero también, y no menos importante, surge la necesidad de que una vez que los alumnos de 7º finalicen su etapa secundaria a fin de año, aquellos chicos que lleguen, los alumnos que los sucedan, puedan continuar trabajando en el SAP.

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