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EL JUICIO CONTRA EL EX INTENDENTE

Aseguran que Abel Miguel no puede justificar el movimiento patrimonial de más de 200 mil pesos

Dos peritos, el oficial y el de la parte acusadora, trabajaron en un período de cinco años y encontraron serios desfasajes entre lo ingresado y lo egresado. El especialista de la defensa dijo que comprobará algunas diferencias entre lo que él analizó y lo de los otros dos contadores, pero no logró terminar su exposición.

En una maratónica, compleja y polémica sesión, continuó ayer el juicio contra el ex intendente Abel Miguel por presunto enriquecimiento ilícito e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Durante la jornada, que alcanzó las 10 horas interrumpidas por breves pausas, se discutieron temas trascendentales. Dos peritos hablaron de más de 200 mil pesos (pesos/dólares en ese momento) “no justificados” en el período entre 1994 y 1998.
Es decir que, según el análisis técnico realizado, el dinero egresado era muy superior al ingresado. El perito de la defensa, en tanto, comenzó una justificación que quedó sobre la mitad, para explicar esa diferencia.
En concreto, el contador Héctor Bentorino sostuvo que el “acumulado no justificado” en el período 1994-1998 era de 363 mil pesos, mientras que el perito de la parte acusatoria, Pablo Andrés Bolognesi, dijo que ese monto –sin justificación– alcanzó en ese mismo período los 245 mil pesos.
En realidad, la extensísima reunión comenzó con la declaración de Aldo Bassaigaisteguy, contador personal del acusado, que explicó cómo trabajaba con los números de Miguel. Además, se refirió a los papeles que llevó en el período en el que colaboró con el ex intendente.  
Luego fue el turno del contador Bentorino, perito oficial, que mostró, en un cuadro técnico, la evolución por año del flujo de fondos de Miguel. A partir de los datos de los papeles de trabajo de Bassaigaisteguy y de las declaraciones en la AFIP, fue determinando que el total de lo ingresado por su sueldo como funcionario y lo ganado como productor por la labor en sus campos no se condecía, en algunos de los períodos, con lo que gastaba.  
En 1994, encontró una diferencia no justificada de 91.797 pesos. En 1995, el desfasaje alcanzó los 51.991. Al año siguiente, la tendencia cambió y encontró a favor 72.166 pesos.
El 1997 fue, para Bentorino, uno de los años más irregulares, ya que encontró 138.729 pesos sin justificar. Pero el más difícil de entender contable-mente fue 1998, con 152.704 pesos en el negativo.  
El acumulado alcanzó los 363.056 pesos de “diferencia injustificada”en esos cinco años.
En los posteriores –el contador analizó hasta 2001– encontró desfasajes menores.

Segundo perito

El segundo especialista consultado en la audiencia que dirigió el Tribunal Oral Nº 1 fue el perito de la parte acusadora.
Bolognesi, contador de Trenque Lauquen, trabajó sobre el supuesto “incremento patrimonial no justificado”.
El profesional sólo estudió el período 1994- 2001 y allí analizó el flujo de fondos año por año. Trabajó a partir de hipotecas, informe de registros de propiedad, papeles de trabajo del contador y declaraciones juradas, entre otros documentos.
En 1994, encontró 5.500 pesos sin justificar. Al año siguiente, la cifra irregular se elevó a los 48 mil pesos. En los dos años siguientes no encontró “diferencias no justificadas”. En 1996, el negativo sólo dio 400 pesos y en 1997 el positivo llegó a los 25 mil pesos.
Bolognesi, que se dirigió al Tribunal con una muy prolija exposición, se encontró con un agujero en 1998. En ese período no encontró justificación para 216 mil pesos.
El total del negativo alcanzó entonces los 245 mil pesos.

El especialista
de la defensa


Terminada la declaración de Bolognesi, fue el turno de Héctor Miguel Mooney, perito de parte de la defensa. El contador aclaró al comienzo que se regía por el principio de sustancia: anteponía a la documentación final por sobre las formas.
En ese sentido, explicó que iba a basar su declaración no tanto en las declaraciones juradas sino en los “hechos económicos” de cada año. “A veces, la realidad es distinta a lo que se declara a nivel fiscal”, definió.
También contó que, a pesar de que habían comenzado a trabajar en conjunto con Bentorino, se habían separado por tener “enfoque distintos”. Además, reconoció que tuvo acceso a documentación a la que los otros peritos no –aunque sí constan en la causa–, dato que luego se volvió fundamental.
Mooney se basó en los datos de ingresos, venta de activos a través de recibos, facturas de venta de cereal y préstamos, entre otras cosas, en un análisis que comenzó en 1984 y terminó en 2001. Sostuvo que Miguel puede justificar año a año su flujo de fondos, salvo algunos “pequeños descalces”.
El contador se decidió a trabajar directamente con las “diferencias no justificadas” que advirtieron los otros dos peritos. Para ello anticipó que encontró ocho discrepancias concretas entre lo que él analizó y lo trabajado por Bentorini y Bolo-gnesi.   Ya eran en ese momento alrededor de las 18 y el fiscal Angel Quidiello pidió si podían estar presentes esos dos peritos para confrontar las diferencias que anticipó el contador del ex intendente.
Ya con Bentorini y Bolognesi enfrente, Mooney comenzó en 1994. Allí sostuvo que la adquisición que hizo Miguel de un Peugeot 405 fue computada dos veces por error. Así, sostuvo, se justificarían alrededor de 23 mil pesos –el valor del auto– del desfasaje de ese año. Los otros dos peritos dijeron que no habían tenido acceso a documentación que lo probara.
La segunda diferencia también se dio ese año. Según Mooney, Bentorini no computó 158 mil dólares que Miguel declaró haber vendido –en ese momento regía el 1 a 1– y que habría utilizado ese año.
La tercera fue por una venta de cereal en 1996. De acuerdo con la declaración del perito de la defensa, Miguel declaró 290 mil pesos al fisco, cuando en realidad facturó 360 mil pesos. Eso, explicó, justificaría otros 70 mil pesos.  La cuarta diferencia no quedó del todo desarrollada. Comenzó con una discusión técnica entre Bolognesi y Mooney, en la que el perito de la defensa sostenía que Bolognesi computó dos veces un egreso. En definitiva, ninguno de los cuatro puntos quedaron saldados, pero los peritos Bolognesi y Ben-torini se comprometieron a trabajar con la documentación a la que no habían tenido acceso para, eventualmente, reformular algún balance y ver, de esa manera, si Mooney tenía razón en las explicaciones dadas ante los jueces.  El perito del acusado, en tanto, se comprometió a acercarle los datos para esos cuatro puntos y para los cuatro que no llegó a exponer.

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