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El reconocido contador de Junín estuvo en el Tribunal de Cuentas.
RECONOCIDO CONTADOR DE NUESTRO MEDIO

Héctor Giecco: “En todo lo que me tocó hacer, actué a conciencia”

Además del ejercicio profesional, fue vocal en el Tribunal de Cuentas de la provincia durante 30 años. También fue concejal, director del Colegio Comercial, y hasta presidente interino de Sarmiento.

Héctor Giecco es contador. Pero su actividad no termina de definirlo, porque fueron muchas las cosas en las que se destacó, además del ejercicio de su profesión.
Giecco fue concejal, miembro del Tribunal de Cuentas de la provincia, director del Colegio Comercial, miembro del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Junín y de la Provincia, y hasta presidente de Sarmiento en forma interina.
Y en todos esos ámbitos tuvo una actuación destacada, en donde siempre ponderó el bien común por sobre las cuestiones personales. Por eso hoy, con 86 años, puede analizar su trayectoria sin reproches.

Contador
Hijo de un matrimonio conformado por un agente de seguros y una ama de casa que habían venido de Santa Fe para instalarse en nuestra ciudad, Héctor Giecco es el quinto de seis hermanos.
Hizo la primaria en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, y el secundario en el viejo Nacional. “En aquella época íbamos mañana y tarde, y los sábados a la mañana también”, cuenta.
Se recibió de bachiller y cuando decidió seguir Contador Público tuvo que rendir todas las equivalencias de perito mercantil. Hizo la carrera en la Universidad Nacional del Litoral, en Rosario, ciudad que recuerda “con mucho cariño” por los momentos vividos allí.

“Me gusta el trato con la gente, uno se termina haciendo amigo”.

Actividad en Junín
Una vez recibido trabajó en un estudio contable en Rosario y un año después volvió a Junín.
Acá abrió su estudio en Quintana 61 y, además, empezó a dar clases en la Escuela Nacional de Comercio. Ahí se sumó a la cooperadora y en un momento se produjo una vacante transitoria del cargo de director: se presentó y fue elegido temporariamente, hasta que se nombrara uno de manera oficial.
Finalmente, mantuvo ese puesto al frente del colegio durante 30 años. Según dice, “hoy no podría hacerlo”, habida cuenta de los cambios sociales y educativos que se produjeron desde entonces.
Mientras tanto, siempre ejerció la profesión en su estudio, especializado en el asesoramiento impositivo. Según dice, su trabajo es “cada vez más difícil”, y ejemplifica: “La AFIP larga una resolución, a los pocos días le hacen modificaciones, y luego le hacen otra que es retroactiva, y después otra más, y se hace complicado de seguir”.

“En el Tribunal te hablan, te conversan; no les doy importancia”.

La política
Giecco militaba en el radicalismo y para las elecciones de 1983 sus correligionarios le habían propuesto ir como candidato a intendente. Debido a sus muchas obligaciones, declinó el convite y terminó encabezando la lista de candidatos a concejales que iba a acompañar a Abel Miguel.
Con el triunfo de la UCR ingresó al cuerpo y se desem-peñó como presidente del bloque. Como la democracia estaba reiniciando, se hizo un sorteo a ver qué concejales iban a renovar a los dos años y Giecco fue elegido entre ellos. Pero en 1985 fue relelecto.
Sin embargo, por algunos desacuerdos internos, a los ocho meses renunció a la banca y a la presidencia del partido, que también ostentaba.
Ahí terminó su participación política, de la que también guarda buenos recuerdos, a pesar de las desavenencias.

Tribunal de Cuentas
Giecco tenía buena relación con el gobernador Alejandro Armendáriz y este le ofreció primero el cargo de contador general de la provincia, puesto al que finalmente no pudo acceder, y luego le propuso un lugar en el Tribunal de Cuentas, donde ingresó en mayo de 1987.
Se trata de un cargo en el órgano que audita las actividades económico financieras de la provincia y los municipios.
En su vocalía tuvo que investigar, en treinta años, muchísimos casos. Entre ellos recuerda una particularmente: “Hubo un hecho de gastos excesivos en Lomas de Zamora. Fue un escándalo tremendo. Y en ese contexto, el gobernador Eduardo Duhalde había mandado a la Legislatura un proyecto de ley que recortaba facultades al Tribunal de Cuentas. Eso fue aprobado por la legislatura, Duhalde se fue de viaje y el vicegobernador, Rafael Romá, no la promulgó. Cuando regresó el gobernador era tal el escándalo, que vetó la ley que él mismo había mandado a la Legislatura. Y en el caso de Lomas se terminaron haciendo los cargos respectivos”.
Por el lugar que ocupan, los vocales del Tribunal de Cuentas suelen estar sometidos a distintas presiones, aunque Giecco les resta trascendencia: “Te hablan, te conversan, pero yo no les doy importancia. Yo atiendo a todos, como corresponde, y tratamos de que se arreglen las cosas, si tienen solución legal”.

“En todo lo que me tocó hacer, actué a conciencia y traté de hacer las cosas como entendía que mejor correspondía. Me miro en el espejo y no me insulto”.

Balance
Según dice, de su profesión le gusta “el trato con la gente, uno se termina convirtiendo en amigo, entonces sufre tanto como el cliente por el daño económico que se le produce”.
Y al momento de hacer un balance, señala: “En todo lo que me tocó hacer, actué a conciencia y traté de hacer las cosas como entendía que mejor correspondía. A veces miro hacia atrás, repaso el montón de errores que he cometido de tanto andar, pero saco un saldo positivo que me deja satisfecho por lo que he intentado hacer, más allá de lo que he conseguido y lo que no. Tengo la tranquilidad de que hoy me miro en el espejo y no me insulto”. 

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