LA SILENCIOSA ACTIVIDAD DE TRABAJAR CON RIESGO DE PERDER LA VIDA TRATANDO DE DESACTIVAR UNA BOMBA

Con el corazón en la boca: la brava tarea de los expertos en explosivos

Los miembros de la Brigada de Junín y el trabajo de inteligencia previo antes de una visita importante, como la llegada del Presidente a la zona./Los tres atentados (uno frustrado) ocurridos en Lincoln, Salto y Bragado/Las granadas encontradas en terriotiro de nuestro distrito

El Presidente de la Nación está por venir a una población de esta región. El Intendente del lugar comienza a dar los anuncios oficiales sobre lo que hará, entregará o recorrerá Néstor Kirchner. En tanto, se comienzan las tareas de hermoseamiento de los lugares por donde pasará el Primer Mandatario y su comitiva. Embanderamientos, repintado del palco oficial, preparativos del sistema de sonidos, cómo será el servicio de cátering o en qué lugar se le entregarán los honores, mientras se acicala a fondo el despacho del jefe comunal.Si cabe, habrá carteles y banderas en el camino de ingreso a la población para que el visitante -aunque sepa de estos protocolos, porque alguna vez los preparó en su provincia para recibir a personajes notables- se sienta agasajado por los lugareños. Mientras, dirigentes de las fuerzas vivas pugnan por conseguir alguna entrevista con el alto visitante.

Otros preparativos

Todo este ajetreo se advierte a simple vista en las jornadas y horas previas al Día D.

Lo que no se ve, ni se escucha, ni se comenta -porque así lo impone la propia naturaleza de la tarea- es el trabajo de los sabuesos de inteligencia, en combinación con los expertos en brindar protección y seguridad al Presidente y sus acompañantes.

Entre estos últimos, trabajan «a full» integrantes de la Brigada de Explosivos con asiento en Junín, rastrillando todo el mapa del recorrido y permanencia de los dignatarios en el lugar de la visita, mirando con lupa cada hueco, cada rincón, cada escondrijo.

«En principio -explica el jefe zonal del Cuartel de Bomberos de Junín, capitán Roberto Darío Villarruel- en los días previos al acto se realiza una amplia tarea de inteligencia en los lugares de recorrida y permanencia de los visitantes. Unos quince a veinte días antes desarrolla esta labor personal de inteligencia de equipo de protocolo del Presidente o los gobernadores. Tras ese relevamiento, los expertos locales en explosivos reciben días después un fax con el itinerario y los horarios que cumplirá la comitiva oficial.

Inteligencia previa

«Uno hace un examen previo a esos lugares, para ver si puede haber algún tipo de problemas, o bien dónde pueden utilizar alternativas en caso de que apareciese algún inconveniente», dice Villarruel.Por ejemplo, si el Presidente va a un barrio o una escuela, hay que chequear los lugares que pueden ser puntos clave ante la posibilidad de un atentado. Se realiza una revisación previa y a fondo.Después, el día anterior a la visita, se concreta otra recorrida por los mismos puntos claves, y 24 horas después, día del acto, se repite la tarea. Al mismo tiempo, se traza un relevamiento perimetral de las manzanas de alrededor de lugar de la ceremonia. «No se revisa todo, pero sí se lleva a cabo una recorrida para ver si se advierte algún objeto que está en esa manzana, y que no se encontraba el día anterior. Si aparece algún detalle alterado o que levanta sospechas entre los vecinos, o lo que sea, trabajamos sobre ese detalle», explica el jefe de Bomberos.

Con el corazón en la boca

¿Cómo se sabe cuándo un objeto o una amenaza es una broma y cuándo no?

«Siempre se hace una inspección ocular -responde el entrevistado-, una recorrida del perito, revisando todos los lugares. En caso de hallarse algún objeto sospechoso, con gente del lugar se estudia si ese elemento es acorde al lugar. Si no es acorde, se procede a evacuarlo. Si el objeto se puede mover, se lo traslada a un lugar seguro, o se trabaja en el lugar».

¿Cómo se sabe si se lo puede mover sin riesgos?.

«El perito, protegido por un escudo, realiza un acercamiento al objeto», dice Villarruel. «Si es posible, se le practica al objeto una ventana para poder ver en su interior. Si se lo puede mover sin ninguna consecuencia, se lo traslada a un lugar más seguro para poder trabajar sobre él».

Sobre los tipos de explosivos -concretos y reales- que han aparecido en Junín o en la zona, Villarruel señala que «hasta hace muy poco tiempo aparecían las granadas AM 5, un explosivo plástico de origen español.

Son de forma cilíndrica, color negro, de plástico. Tienen un vaso como si fuese de vidrio, pero éste es de hierro. Ese vaso puede quitarse para función defensiva u ofensiva de la granada. Defensiva es cuando uno le pone el vaso de fermentación. Si se lo quita, se convierte en ofensiva porque entonces lo que mata es la onda expansiva y no las esquirlas», explica el entrevistado.

Encuentros peligrosos

Añade que entre los peligrosos hallazgos en nuestra zona «hay granadas de fabricación argentina FMK 2, algunas FMK 1; se han encontrado morteros, balas de cañón antiguas, otras actuales. Y después se han hecho pericias de algunas explosiones que ocurrieron años atrás en nuestra región».Recuerda que «una de ellas ocurrió en Lincoln, en la casa del Defensor de la Seguridad, ingeniero Santos, donde pusieron un explosivo en la puerta de la casa del funcionario. «Allí le habían colocado un derivado de trotyl (trinitrotolueno)», recuerda.En la localidad de Salto pasó algo similar, con quince días de diferencia del hecho en Lincoln. «No sabemos las causas; en este caso se lo colocaron a una persona que tenía campo. Le explotó también en el frente de la casa, pero la familia estaba durmiendo en el fondo y la detonación sólo causó daños materiales. Fue igual que en Lincoln», refiere.

Casi, casi...

También hubo un episodio, años atrás, en Bragado. «Fue cuando un profesional recibió un paquete que tenía dos tapas», explicó Villarruel. «El hombre lo abrió y adentro encontró una granada que estaba pegada a la otra tapa, en el lado contrario del paquete. Lo dejó en un lugar, nos avisaron a nosotros, fuimos, neutralizamos la granada y se llevó el paquete a una plaza que estaba cerquita».Y agrega un dato escalofriante: «Si la caja la hubiera abierto del otro lado -donde estaba la granada sin seguro- la manivela se hubiera liberado y automáti-camente se hubiera puesto en acción el tren de fuego. Entre la apertura y la explosión hubieran pasado sólamente seis segundos, así que esta persona no hubiera tenido tiempo a na-da». Un milagro.«Y después se han dado casos de que pescadores o chicos han encontrado granadas AM 5 y alguna FMK 2 aquí, en Junín, en un arroyo y también en el Río Salado».«La explicación que encontramos es que alguna persona que realizó el servicio militar aquí se las pueda haber llevado como trofeo. Después se ha dado cuenta que eso era un compromiso y un peligro muy grande y haya querido deshacerse de ellas, arrojándolas en lugares con agua», añade.

«En ese momento no pasó nada, pero luego, en momentos que baja el agua los artefactos quedan al descubierto y eso era muy inestable y muy riesgoso. Hubo que neutralizarlos», dice Villarruel

En Río Tercero

Personal de Junín también trabajó en Río Cuarto, tras la explosión de la Fábrica Militar, ocurrida el 3 de noviembre de 1995, con un saldo de siete muertos y unos 300 heridos. «A mí me tocó ir» , recuerda el perito. «Fue una experiencia impactante porque uno lo vio primero por televisión y a las pocas horas estábamos allá. Me acompañó el chofer, que era de Bomberos. Fue una tarea de una semana, en la que trabajamos unos 28 efectivos en tareas de rastrillaje de explosivos o restos de explosivos. Buscamos en todo el perímetro a todos los artefactos que, en este caso, eran proyectiles morteros.

Había que encontrarlos, localizarlos, neutralizarlos, trasladándolos sin moverlos a un lugar seguro. Los primeros fueron puestos dentro de la fábrica y después llevados a una cantera».Dice que lo mismo hicieron con las espoletas. «La espoleta es el iniciador del dispositivo, como si fuera en un cartucho el fulminante», explica. «0 estaban diseminadas por todas partes». Era como caminar en un campo minado.«Exactamente», responde. «En muchos lugares uno veía que el proyectil estaba con su espoleta y su seguro de transporte. Y estaba a salvo en virtud de que eso había recibido una temperatura y una proyección al producirse la explosión».Agregó que no se hizo explotar ninguno, todos fueron neutralizados, ya que la gente del lugar se encontraba muy alterada y había sufrido mucho por lo ocurrido.«Algunos proyectiles estaban sin espoleta, otros sin el seguro de transporte. Se los recolectó y se llevó todo donde estaba la fábrica y, luego de allí a una cantera», reitera.«Algunos explosivos habían volado a diez o doce cuadras o se habían incrustado en paredes, techos o en plena calle. Todos eran peligrosos», añade.

Como si hiciera falta la explicación. (RV).

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