Un tema al que ya me he referido en este espacio es la utilización de las redes sociales como herramienta comercial. Con la idea de reforzar el concepto, me interesa destacar aciertos y errores en la forma de entender el mundo digital, la intención es que de a poco se comprenda como un complemento a los canales tradicionales de atención y/o comercialización de productos y servicios.
En líneas generales, percibo cierta subestimación y desconocimiento del nuevo paradigma. Ante esta situación es importante destacar que ya no podemos entender los negocios solo en función de su conformación física y estructural sino desde la omnipresencia digital, un concepto que va mucho más allá de la multiplicación de herramientas digitales (web, Facebook, Instagram, Blog, Twitter etc).
La experiencia cotidiana exhibe pymes que desarrollaron una serie de herramientas con administraciones informales, en manos de algún familiar o empleado ocioso, multiplicando proveedores y demás formatos que perjudican el resultado final. Surgen así incoherencias estéticas, que afectan a la identidad y por ende disminuyen la credibilidad, errores de redacción, ausencia de respuestas, abandono en la gestión y otras cuestiones.
En tiempos donde cada segundo cuenta, los clientes y usuarios pretenden que las empresas se pongan al servicio habilitando nuevas formas de contacto. En este sentido, no estar presente en el mundo digital o hacerlo de forma deficiente es simplemente perder oportunidades de venta. Se trata de elegir las herramientas, alinear el discurso y sobre todo definir un responsable apto para la administración.
El contexto competitivo es cada vez más amplio y no sólo se presenta en forma física. Comprender las nuevas reglas de juego implica profesionalizar el perfil digital de comercios y/o empresas en el marco de una estrategia que defina cómo y cuándo se abre la ventana de atención. En este sentido, alinear la identidad es el primer paso para que la cuestión estructural se traduzca a lo digital con la misma certeza y credibilidad. Estamos en tiempos de persianas abiertas, todo el día, todos los días. Ya no hay más carteles de vuelvo en 5 minutos o siesta eterna. Es tiempo de omnipresencia, estar siempre al servicio de los clientes.<
COMENTARIOS