None
SOLIDARIDAD HECHA HISTORIAS DE VIDA

La palabra clave sigue siendo "concientizar"

En el Día Nacional de la Donación de Organos, presentamos dos casos de juninenses transplantados que cuentan cómo fueron sus experiencias. Además, los especialistas explican cuál es la situación actual.

Hoy se celebra el Día Nacional de la Donación de Organos. Esta fecha fue establecida en conmemoración del nacimiento del hijo de la primera mujer que recibió un transplante hepático en un hospital público, que en aquella oportunidad se llevó a cabo en el Argerich.
Doce años después de este hecho, aún es necesario seguir insistiendo en la concientización y en la importancia de la donación de órganos.
Según los últimos datos disponibles en el CUCAIBA (Centro Unico Coordinador de Ablación e Implante de la provincia de Buenos Aires), correspondientes a febrero de este año, sólo en el territorio provincial hay 3.785 personas en lista de espera que ansían recibir un órgano.
Mientras tanto, la nómina de donantes reales aumentó en los últimos años, aunque aún debería seguir incrementándose. De acuerdo con los informes del propio CUCAIBA, los donantes en la provincia en 2006 fueron 134, en 2007 sumaron 137, en 2008 el número creció 182 y en el período enero-abril de 2009 se alcanzaron los 59. De las estadísticas surge que el número de donantes pertenecientes a la Región Sanitaria III fue de 4 en 2006, la misma cantidad en 2007, sólo 1 en 2008 y 2 en lo que va de 2009.
En medio de este panorama, la delegación local del CUCAIBA realiza hoy por la mañana, una jornada de concientización, información e inscripción de donantes, en el Paseo Roque Sáenz Peña de nuestra ciudad.
A propósito de esta fecha, DEMOCRACIA dialogó con dos personas de Junín que fueron transplantadas para que cuenten su experiencia.

Claudio

Claudio tenía una malformación renal de nacimiento, que fue descubierta recién cuando tenía 30 años. Hasta ese momento llevaba una vida absolutamente normal. Al realizarse un chequeo por una cuestión alérgica, descubrieron su problema en los riñones.
“Al no funcionar bien, mis riñones no filtraban correctamente -explica Claudio-, entonces empecé a tratarme acá en Junín. Durante varios años me estuve cuidando y tratamos de estirar la situación el mayor tiempo posible”.
El tratamiento incluía cuidados básicos y controles periódicos con un especialista en Buenos Aires. En un determinado momento, la función renal de Claudio comenzó a decaer, cada vez más, hasta que fue necesario iniciar un proceso de diálisis. “Comencé a hacerlo en Junín -recuerda- pero por diferentes inconvenientes tuve que seguir en Capital. El doctor Frega, del CEMIC, me ayudó para seguir con mi tratamiento de diálisis allá”.
A esa altura, los profesionales ya le habían empezado a hablar de la posibilidad de un transplante. ”Es como que te van preparando”, asegura Claudio.
Después de un tiempo de búsqueda y de realizar estudios a diferentes personas de su entorno, finalmente fue su padre quien le donó un riñón. Claudio cuenta la operación prácticamente como si hubiera sido un trámite: “Yo me dialicé un miércoles, ese mismo día nos internamos y al otro día, el jueves 26 de octubre de 1995, se hizo el transplante”.
Luego de la intervención, la vida de ambos siguió con total normalidad, y tomando mínimas precauciones, pueden realizar casi cualquier actividad.
Uno de los soportes fundamentales que rescata Claudio, es la contención de quienes lo rodean. En primer lugar, destaca que “fue importante tener al lado una persona como mi esposa, porque me ayudó y me dio muchas fuerzas, ya que la enfermedad misma te va quitando las energías”.
Otra colaboración que recibió fue la de sus compañeros de trabajo en la Municipalidad, quienes organizaron colectas, rifas y cenas para solventar algunos gastos. Por eso hoy resalta el valor de ese gesto.
Por último, para Claudio lo primordial es la fuerza de voluntad y lo significativo que resulta la conciencia de la donación de órganos: “Tener que dializarte es cansador, hay que ir tres o cuatro veces por semana, dejás de trabajar, es difícil. Por eso yo creo que para todo el que se dializa, la opción del transplante es una alegría, porque es la posibilidad de dejar de depender de una máquina, ya sea de diálisis, de un tubo de oxígeno, de un pulmotor o de un corazón artificial. Es importante porque empezás a vivir de nuevo. La gente debería mentalizarse, porque la donación ayuda a darle otra calidad de vida a una persona”.

Esteban

A los 11 años, a Esteban le detectaron un síndrome urémico hemolítico esporádico, esto quiere decir que esta enfermedad, que normalmente afecta a bebés de 1 ó 2 años, extrañamente a él se le manifestó siendo un niño bastante más grande. “Eso me produjo una insuficiencia renal crónica terminal”, relata Esteban.
A partir de entonces se dieron una serie de inconvenientes, por lo que debió viajar a Buenos Aires y comenzar con un tratamiento de diálisis peritoneal continua ambulatoria (DPCA). Posteriormente, estuvo en diálisis en un período de casi dos años.
En 1990, a los 12 años, en el Hospital Garrahan se le realizó un transplante de riñón proveniente de un donante cadavérico. Anduvo bien durante un tiempo, pero después volvieron los problemas: se le hizo una trombosis en una arteria, por lo que, primero le hicieron un injerto, luego lo volvieron a operar, hasta que finalmente hubo que sacarle el riñón transplantado. “Es algo que no pasa nunca y a mí me pasó -señala Esteban-, de los dos riñones que habían llegado de Córdoba el primero me lo pusieron a mí, estaba todo bien y sin embargo me ocurrió esto. A la otra chica que debía ser transplantada, le pusieron el otro riñón y le funcionó bien”.
Parecía que todo se venía abajo y había que volver a empezar. Nuevamente en lista de espera, Esteban deseaba otro riñón para poder ser transplantado. Luego de varios estudios, su padre fue el donante que le pudo dar el órgano que necesitaba. Esta segunda operación, realizada en el Instituto Nefrológico de Buenos Aires, fue un éxito y hoy, gracias a esa intervención, tiene una nueva oportunidad. Esteban afirma que su vida “es absolutamente normal, creo que lo único que no puedo hacer es andar a caballo, después puedo hacer de todo. Lo mismo con la vida de mi padre”.
Al igual que Claudio, para mantenerse firme también necesitó de sus seres a los queridos: “Mi ánimo nunca decayó, pero es por mi temperamento, hay muchos que sí les paso. Lo importante es tener el apoyo de la familia y los amigos, sin eso es imposible”.
Esteban sabe que donar los órganos es vital, aunque entiende que no es una resolución fácil: “Hay que estar en el lugar de los familiares también, porque es una decisión muy dura para ellos. Yo tuve un llamado, antes del 90, me hice todos los estudios, me fui a Buenos Aires y cuando llegué, la familia se había arrepentido. Hoy por hoy creció mucho el tema, antes era como muy tabú. La gente tenía miedo. Pero en verdad, hay muchas vidas que se salvan”.

La concientización

Aunque no hay un número exacto, se sabe que en Junín hay pacientes en lista de espera para recibir un órgano. El doctor Javier Pepa, Coordinador Hospitalario de Procuración del CUCAIBA en Junín, puntualiza que “el centro de transplantes de Junín de La Pequeña Familia, tiene alrededor de 10 pacientes en lista de espera para transplante renal, pero habiendo 4 centros de diálisis en Junín, el total de pacientes en lista de espera tiene que ser mayor”.
Para concientizar sobre la importancia de la donación, hoy se realiza en la zona céntrica de la ciudad, una campaña de información e inscripción para donantes, en la que se entregarán folletos informativos y cintas azules, como símbolo distintivo de la donación de órganos.
Si bien las autoridades observan que hay un mayor compromiso social, que la comunidad se interioriza cada vez más y que éste es un tema que ya no le resulta extraño prácticamente a nadie, el doctor Pepa aclara que “al no haber una información completa, todavía hay algunos miedos y mitos en torno a la donación, lo que hace que muchas veces la gente no se decida a donar sus órganos”.

COMENTARIOS