Si bien el consumo de carne vacuna es una marca registrada entre las prácticas propias de la cultura argentina, la preferencia por la carne de pollo comienza a mostrar una tendencia creciente entre los compradores.
Así lo demuestran estadísticas del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), la Dirección de Animales de Granja del Ministerio de Agricultura de la Nación y la Cámara Argentina de la Industria del Comercio de Carne y Derivados (Ciccra).
Según los cálculos de dichas entidades, el aumento de consumo de pollo ha sido una constante en el país desde mediados del siglo pasado, pero el salto cuantitativo se notó particularmente en los últimos seis años, ya que de un promedio de 37 kilogramos por persona en 2010 se pasó a una media de 46 kilogramos en lo que va de 2016, lo que representa un incremento del 24,32%.
A pesar de que esta transformación puede obedecer a diferentes causas, en los tiempos más recientes la principal ha sido la brecha entre el precio de la carne de pollo y el de la carne vacuna.
Así, mientras un corte de carne vacuna cuesta, en promedio en las carnicerías nacionales, alrededor de $100, el kilo de pollo puede rondar los $40, incluso teniendo en cuenta que también en este rubro los precios han subido en las últimas semanas.
"Nosotros vendemos el kilo de pollo a $35, mientras que el kilo de asado se puede conseguir a $110. Hasta hace unos pocos días teníamos el pollo a $28 por kilo. Por supuesto que hay una diferencia muy grande con la vacuna, pero eso no significa que no haya incrementos en el mercado avícola", informaron a Democracia desde la carnicería del supermercado ubicado en la esquina de Sáenz Peña y General Paz.
La distancia entre ambos productos -vacuno y avícola- quedan expuestas en los precios de las milanesas de uno y otro en el mismo supermercado: mientras un kilo de milanesas de carne de vaca cuestan $160, dos kilos de milanesas de pollo se venden a $120.
"Nuestros precios son muy competitivos dentro del rango de las carnes de buena calidad", aseguraron desde el comercio, al tiempo que aclararon que no perciben ni un aumento desmedido de la venta de pollo, ni un desplome de la de carne vacuna.
"El aumento o baja de las ventas han ido siempre de la mano con las variaciones de precio. Si estamos hablando de que el pollo sube, por más que sea más barato que la carne de vaca, ello no significa que va a haber un boom de venta de pollo", explicaron.
En otro de los comercios de la ciudad, ubicado en la calle Posadas al 200, del barrio Prado Español, reconocieron que "el costo de los cajones subió bastante en las últimas dos semanas", aunque ello no se tradujo necesariamente en remarcaciones de precios.
La inflación, la culpable
A pesar de los cambios en los hábitos alimenticios propios de cada época, los incrementos de los precios de los alimentos siguen siendo el factor condicionante más fuerte que explica que la predilección por la carne de pollo se abra paso entre los consumidores del país.
Días atrás, el titular del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), Jorge Todesca, reconoció que, a pesar de los esfuerzos del gobierno nacional, que encabeza el presidente Mauricio Macri, por impulsar políticas antiinflacionarias, todavía se observa una importante "resistencia" en el rubro de los alimentos.
"Hay un descenso constante (de la inflación), pero siempre digo que tarda en poder domarse", explicó Todesca. Según varias consultoras privadas, la inflación en septiembre orillará el 2,5% con respecto al mes pasado.
LA TENDENCIA SE REPITE EN JUNÍN
Por la suba de precios de los alimentos el consumo de pollo crece en el país
A pesar de que desde el sector comercial avícola reconocen que los precios subieron en las últimas dos semanas, todavía sigue siendo ventajoso con respecto a la carne vacuna. Según datos oficiales, el incremento del consumo de pollo en los últimos seis años fue de 24%.
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