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COMPAÑIA DE MARÍA

Para la celebración del bicentenario marianista, llegan reliquias a Junín

La congregación religiosa está cumpliendo 200 años de su creación. Por tal motivo se exhibirán en nuestra ciudad cartas de sus fundadores. También habrá una misa. El padre Luis Casalá hace un repaso por la historia de esta Compañía de María.

Este es un año muy especial para la comunidad marianista ya que está celebrando el bicentenario de su fundación.
Por tal motivo, un tríptico marianista está recorriendo diferentes países a lo largo del año jubilar. El tiempo de su estancia en cada país, será ocasión de celebraciones y encuentros locales, que ayuden a vivir con más intensidad la celebración de este bicentenario.
Ese tríptico, que llegará esta semana a Junín, tiene en el centro un icono o imagen de las bodas de Caná y, a ambos lados, a modo de reliquias, el original de dos cartas de los fundadores, el padre Guillermo José Chaminade y de la madre Adela de Trenquelleon, alusivas a la vida religiosa marianista.
“Estas dos cartas autógrafas de ellos están recorriendo el mundo como un signo de la presencia de ambos en cada lugar”, explica el padre Luis Casalá, capellán del Colegio Marianista de Junín. El martes y miércoles próximos las reliquias estarán en exhibición en la capilla del colegio, y el mismo martes, a las 20, se llevará a cabo una misa en conmemoración de este hecho.

Historia marianista
Se podría decir que el génesis de la congregación marianista está en la Revolución Francesa. Fue en ese entonces cuando el padre Guillermo Chaminade, al ver que la Iglesia estaba acorralada en Francia, decidió pasar a la clandestinidad. Tres años más tarde fue desterrado a Zaragoza, la ciudad emblema de la Virgen del Pilar, que hoy es la patrona de los Marianistas.
“En Zaragoza se le ocurrió empezar de nuevo haciendo algo muy novedoso por entonces, que era trabajar con los laicos”, explica Casalá.
En su regreso a Francia continuó con la misma tendencia, ejerciendo como “misionero apostólico”, dado que, desde su mirada, la Iglesia debía abrirse hacia todos, especialmente a los no creyentes y los más abandonados, y los más comprometidos.
Adela de Trenquelléon y Chaminade tejieron un vínculo, primero epistolar y luego de proyectos confluyentes.
En 1816 Adela con un grupo de amigas congregantes decidieron iniciar en la localidad de Agen una comunidad religiosa, que fue la de las Hijas de María Inmaculada. Al año siguiente, Chaminade toma la misma decisión y crea la Compañía de María.
Estas dos congregaciones, junto con las comunidades laicas marianistas y un pequeño grupo de mujeres consagradas que se llama Alianza Marial, conforman la Familia Marianista.

Camino recorrido
El padre Casalá señala que “la historia nos fue llevando por dos caminos”, uno de ellos fue el de las misiones, “por eso al poco tiempo estábamos en Estados Unidos, en Japón, en Suiza, norte de África y el resto del mundo”, y el otro fue el de la educación, “que no fue la única obra, pero sí empezó a ser privilegiada y nos dio una suerte de especialidad, por eso hay un estilo o una pedagogía marianista”.
Hoy cuentan con los niveles inicial, primario y secundario, un terciario en Villa Soldati, y hasta tres universidades en Estados Unidos.
Para Casalá, “la pedagogía marianista es de mucha libertad, de respeto a las personas, de no imposición, de crear un sentido crítico y de tener un espíritu solidario, representado en Junín claramente por nuestro hermano Lorenzo Aspe, con su salida a los barrios y a ayudar a los pobres de Emilio Mitre, Campo La Cruz y tantos otros lugares”.
Hoy la comunidad marianista está presente en todos los continentes, con misiones, colegios, universidades, a los que asisten alrededor de 150 mil alumnos en todo el mundo, más otras obras, como una gran editorial.

Los marianistas hoy
Al momento de analizar en qué etapa de la historia marianista los encuentra estos 200 años, el padre Casalá admite que es un momento “de transición y de cambio, como pasa en el mundo y en la Iglesia”.
Y en ese contexto, profundiza: “Me parece que la vida religiosa se va definiendo de otra manera, la cultura cambió muchísimo, los valores también, yo tengo mucha esperanza en que va a haber una vida religiosa renovada como está intentando hacer el papa Francisco, lo que no solamente significa que no haya sacerdotes pedófilos ni finanzas truchas en el Vaticano, sino que la Iglesia tenga un impulso misionero, que cambie su actitud en relación con la justicia, con los pobres, modifique su lenguaje, renueve los criterios respecto a las parejas ensambladas, permita que la mujer participe de otra manera, que se decidan los obispos de una forma más democrática, es decir que el cambio no es solamente que se corrijan los pecados o defectos de la Iglesia, sino que debe ser de paradigma. Y en la vida marianista también estamos en ese proceso”.

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