None
UN TRATAMIENTO DISTINTO

Payamédicos: cuando la sonrisa opera como terapia para curar a los enfermos

Son profesionales del humor que logran generar una sensación de bienestar en los pacientes. El 8, 9 y 10 de julio comenzará el primer tramo de formación intensiva en la ciudad de Chacabuco, instancia que se complementará con otra a realizarse en agosto en Junín.

Payamédicos es una ONG a nivel nacional fundada en el 2002 por el doctor en psiquiatría José Pellucchi, en la ciudad de Buenos Aires, y tiene la misión de contribuir a la salud emocional de pacientes hospitalizados como parte de la terapia de curación de los mismos. Esta iniciativa se ha replicado en distintos puntos del país y llegó a Chacabuco hace un año y medio.
El 8, 9 y 10 de julio se realizará un curso intensivo de formación en la ciudad de Chacabuco, donde se desarrollará el primer tramo de formación de “Payamedicina” que se complementará en agosto con el taller de “Payateatralidad”, a desarrollarse en Junín. Ambos cursos cuentan con la certificación de la Universidad de Buenos Aires y la Asociación Civil Payamédicos. Los requisitos para realizar esas capacitaciones son: ser mayor de 18 años y tener el secundario completo.
En una entrevista con Democracia, Andrea Vidal y Gisela Burella, payamédicas y formadoras, explicaron los fundamentos de la actividad y dieron detalles sobre la organización.
Vidal, que además es médica especialista en obstetricia, explicó que desde su formación sintió que además de la preparación académica “es fundamental contribuir a la salud de los pacientes desde el punto de vista emocional”. “Es así que tomé mi primer curso de payamédica en Buenos Aires y más tarde me uní al grupo que se formó en Chacabuco, en el Hospital del Carmen. La intención es formar un grupo en Junín ya que desde el HIGA mostraron interés en que intervengamos”.
Burella es técnica agropecuaria de la ciudad de Chacabuco y le dijo a este diario que siempre tuvo interés en los payamédicos, por lo que cuando se dictó el primer curso en su lugar natal  no dudó en anotarse. “Al principio éramos cuatro personas en el grupo, hoy somos más de 40. Me gustó tanto ser payamédica que me seguí haciendo cursos y hoy en día soy formadora”.
“Cuando comenzamos en el Hospital de Carmen, la verdad es que nos miraban con cara rara. En una institución como un hospital, donde todo está reglado, nosotros buscamos irrumpir para romper un poco con ese orden, desestructurar, ‘payasizar’. Generalmente, en un hospital los pacientes son números, son un diagnóstico, pero nosotros tratamos que durante su estadía sean registrados como personas. De esta manera, logramos que se genere otro clima que repercute positivamente no solo en los internados sino en todas las personas que trabajan en un hospital. Cuando llegan los payamédicos se genera un clima de buena onda, una ética y una poética amorosa de color que rompe un poco con el clima lúgubre y serio de un hospital”, afirmaron Andrea y Gisela.
“Nosotros buscamos sobre todo acompañar en el dolor a aquellos pacientes que están atravesando una situación difícil. Está comprobado científicamente que una persona que está acompañada emocionalmente va a atravesar mejor su enfermedad”, remarcaron.

De pacientes a "producentes"
Los payamédicos realizan intervenciones terapéuticas a través de técnicas teatrales del clown, adaptándolas al ámbito del hospital con una ética y estética propia.
El propósito principal es lograr revertir la categoría de paciente que tiene una persona cuando está internada. Es por eso que eligen llamar “producentes”  y no pacientes.
“Nuestro objetivo es trabajar en la  subjetividad con el paciente, al que llamamos ‘producente’. Para nosotros no es paciente, una de nuestras metas es correrlo de esa posición pasiva que le genera la internación”, indicaron Andrea y Gisela.
“En Chacabuco trabajamos en clínica de adultos, que por lo general cuesta que se abran al juego. Siempre se relaciona a los payasos con los niños y por eso cuesta entrarlos, pero cuando lo logramos es muy lindo y positivo. Tratamos desde la fantasía, desde lo lúdico, trabajar y jugar con lo que le gusta hacer a cada uno. De esta forma se rompe con ese estado pasivo, pasa de ser paciente a producente”, enfatizaron.

Cuatro tiempos
Los payamédicos cumplen con un método estricto en cuatro etapas para realizar las intervenciones teniendo en cuenta la bioseguridad y el estado de salud de cada paciente.
La primera se denomina “PayaPase”, donde se busca la historia clínica de cada paciente, para conocer en profundidad a cada uno y poder planificar intervenciones acorde a la subjetividad de cada paciente.
“Es sumamente importante conocer el diagnóstico de cada paciente para conocer cómo trabajar y qué limitaciones tiene cada uno”, afirmó al respecto Andrea Vidal
La segunda se denomina “PayaIntervención¨, en la que los payamédicos ya con su vestuario intervienen desde su personaje, dejando de lado su “yo”.
Trabajan desde el campo perceptivo de cada paciente, es decir, parten de los intereses y preferencias de cada uno.
“Como payamédicos no venimos a proponer nada en especial, porque consideramos a los pacientes producentes entonces dejamos que ellos nos propongan cual va a ser el juego. La intervención finaliza cuando el paciente está en el mejor momento, cuando se está divirtiendo más, porque el objetivo es dejarlo en ese estado de alegría”, explicó Vidal.
“Somos muy cuidadosos con las palabras que elegimos para comunicarnos, tratando de evitar las que remitan a lo negativo. En el curso de Payateatralidad trabajamos mucho con el discurso porque es sumamente importante el lenguaje que utilizamos. Por ejemplo, algo tan simple como decirle ‘Hola, ¿cómo estás?’ a un paciente puede remitirle a que está mal, a que está internado, sufriendo”, detalló Gisela Burella.
La tercera fase se denomina “PayaBalance”, mediante la que se analiza cada intervención para ver lo bueno y lo malo de cada una de ellas.
“En las intervenciones siempre somos dos como mínimo, entonces esta etapa del Payabalance sirve para que tu compañero y vos se hagan una devolución mutua sobre lo bueno y lo malo de cada intervención. Esto sirve para que tengamos un aprendizaje constante de nuestra tarea”, puntualizó Vidal.
El cuarto tiempo consiste en una evaluación más general, donde se plantean las necesidades de actualización en ciertos temas según el momento.
“En esta etapa llamamos a profesionales especializados que nos asesoran sobre cómo se debe trabajar con diferentes tipos de pacientes. Por ejemplo, hace un tiempo una psicóloga nos brindó información sobre cómo trabajar con niños que sufren autismo”, finalizó Gisela Burella. 

COMENTARIOS