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TESTIMONIOS DE JUNINENSES

El arte de reparar cosas: oficios que permanecen vigentes en Junín

En una época donde predomina el “usar y tirar”, todavía hay personas que se dedican a reparar objetos. Un especialista en arreglar pelotas, un zapatero y un reparador de electrodomésticos cuentan como llevan a cabo sus trabajos hoy en día.

Los desarrollos tecnológicos que proliferan a un ritmo vertiginoso y la publicidad que bombardea a los consumidores para tentarlos con “lo último" llevan a que hoy se perciba que todos los productos son “descartables”.
Tiempo atrás, los consumidores compraban una heladera, un par de zapatos o una pelota y esperaban que, si no “eran para toda la vida”, al menos que duren un tiempo considerable.
Hoy en día, los bienes de consumo ya traen la denominada “obsolescencia programada”. Es decir, que al momento de diseño de un producto, ya está fijada su vida útil con el fin que los consumidores los desechen para reactivar cíclicamente el círculo del consumo.
Pero hay oficios que aún intentan estirar la vida útil impuesta por la moda y la"obsolescencia programada". Aunque son cada vez menos, hay personas que se dedican a reparar diversos productos para extender su tiempo de uso y que no termine todo en la basura.
En una entrevista con Democracia, Jorge Isaías Azate, dueño de la “Clínica de las Pelotas”; Juan Carlos  Yebrín, de “Lo de Pipe compostura de calzados” y Walter Morganti, de “Service de Electrodomésticos”, cuentan su historia, los pormenores de sus oficios y, además, cómo perciben los cambios que se han producido en cuanto al interés de las personas en reparar sus pertenencias.

Por la crisis, es especialista en arreglar pelotas
Jorge Isaías Azate, es dueño de “La Clínica de las Pelotas”, ubicada en la calle Paraguay 190.
Es Analista en Sistemas y se desempeñó como docente en diversas instituciones educativas de Junín.
Sin embargo, producto de la crisis económica, desde el año 2002 se dedica a reparar pelotas, redes e indumentaria deportiva.
Fue entonces que creó un emprendimiento que lo ayudó a salir a flote económicamente.
En ese entonces, mediante un programa del Ministerio de Desarrollo Social denominado “Manos a la obra”, pudo conseguir las herramientas fundamentales para comenzar su emprendimiento.
Jorge cuenta que su negocio tuvo éxito porque en Junín es una ciudad en donde se desarrolla intensamente el deporte.
“Primero empecé en el barrio, reparando a los vecinos y a casas de deportes, por suerte me empezó a ir muy bien y toda mi familia empezó a trabajar conmigo. Actualmente también brindo servicios en clubes o diversas instituciones deportivas; en mi taller podes venir a reparar una pelota, llevarte una nueva o una reparada”.
Sin embargo, Jorge expresa con preocupación que no hay posibilidad de capacitarse para la gente que quiere realizar el oficio de utilero.
“Yo mi oficio lo aprendí haciendo, y además porque soy un apasionado del deporte. Pero cuando mi negocio crecía quise buscar capacitación, no sólo en Junín sino también en Buenos Aires, pero siempre me dijeron que no. Yo tengo intención de brindar talleres para utileros, pero me cansé de golpear puertas”.

“Cada vez quedamos menos zapateros”
Juan Carlos “Pipe” Yebrín, es dueño de “Lo de Pipe, compostura de calzado”, ubicado en Malvinas Argentinas 271, en el Barrio Las Morochas. Durante mucho tiempo de su vida fue empleado municipal y cuando se jubiló en 1982, se dedicó de lleno a la reparación de zapatos. “Mi oficio lo aprendí a los ponchazos, cortándome y equivocándome, a mí nadie me enseñó”, cuenta Pipe.
“Me dedico exclusivamente a los arreglos, y por suerte, hay mucho trabajo. Hago composturas, plantillas, cambio suelas y también tiño”, detalla Pipe. “Si bien la gente me trae muchos trabajos, el mayor problema que tengo es que no vienen a buscarlos, muchas veces me quedan de clavo y yo no pido seña”, agrega.
También señala que antes los zapatos eran más duraderos porque estaban mejor fabricados, “Antes los zapatos venían de mejor calidad, ahora hay cada porquería. Por ejemplo las plataformas que usan las mujeres es una moda medio loca”.
Pipe es un apasionado de su oficio, pero destaca que está preocupado porque cada vez menos gente conoce y desarrolla el oficio de zapatero.
“Lo grave de todo esto es que cada vez quedamos menos zapateros, la mayoría se fueron muriendo. A mí por ejemplo me encantaría que un pibe venga y me pida que le enseñe o que me llamen de una escuela para enseñar. Lamentablemente cuando me jubile y cierre las puertas, no va a haber nadie que quiera seguir. Los oficios se terminan y es una pena”.

“La gente abandona los electrodomésticos”

Walter Morganti es el dueño de “Service de Electrodomésticos”, ubicado en General Paz 433.
Cursó sus estudios de ingeniería electrónica en la Universidad de La Plata hasta el cuarto año, pero no pudo continuar ya que la crisis inflacionaria durante la presidencia de Raúl Alfonsín lo llevó a dejar la universidad y regresar a Junín.
Comenzó reparando diversos electrodomésticos de forma particular y, en 1993, se estableció en el actual local.
En su taller realiza el service de numerosas marcas de electrodomésticos, y también trabajos especiales como bovinas de alta velocidad, motores, entre otros.
Walter cuenta que en su rubro, “cada vez somos menos y cada vez hay menos personal capacitado para realizar reparaciones, no veo que tengan ganas de aprender, estoy súper cansado, sumado que si deseas contratar a alguien me sale carísimo y quizá encima es alguien al que le tenes que enseñar de cero, los números no cierran”, lamenta Walter.
“Trabajo no me falta, para nada, pero tengo un problemón… la gente viene me deja los electrodomésticos y nunca los viene buscar”. Es por ese motivo que alquila un garaje situado frente a su local en donde guarda los electrodomésticos que la gente abandona: “este es un problema que tengo desde siempre, pero pienso que ahora mucha gente ni viene porque no tiene dinero para retirar”, señala Walter.
“Ahora está todo re complicado, desde todo punto de vista, cuesta cobrar, cuesta lidiar todos los días con los service y con defensa al consumidor, también los repuestos, tienen un precio a un dólar a 17, por lo que es complicado conseguirlos”, detalla Morganti.
“Además los electrodomésticos vienen cada vez con peor calidad, los componentes son de plástico, se rompen al poco tiempo de la compra. Estamos sobrepasados de cosas y la situación económica está complicada, indefinida, esto me tiene muy preocupado”, concluye Walter. 

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