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UNA PREOCUPACIÓN QUE SE INCREMENTA DE CARA A LAS VACACIONES

Chicos sedentarios: ¿Cómo hacer para despegarlos de las pantallas?

Los últimos estudios demuestran que los chicos de entre 5 y 17 años cada vez se mueven y ejercitan menos.

Las estadísticas son contundentes y renuevan la preocupación cada vez que se actualizan: casi la mitad de los chicos de entre 5 y 17 años no realiza la actividad física suficiente y se estima que el 80% de los adolescentes no hace ningún tipo de ejercicios y tiene costumbres sedentarias, lo que no es ni más ni menos que el cuarto factor de riesgo para una muerte prematura y responsable de casi 680 mil fallecimientos por año solamente en América latina. Los datos son contundentes, alarman y vuelven el foco a una pregunta para la que no todos tienen una sola respuesta: ¿cómo se hace para sacar a los chicos de las pantallas e inculcarles un poco más de actividad física?
“Los cambios en el entorno físico y social producto de la aparición de nuevas tecnologías y de cambios en los patrones de consumo, modificó nuestros hábitos y redundó en mayor sedentarismo y obesidad”, afirma Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles.
En Argentina, la mitad de la población adulta del país realiza regularmente actividad física, que produce cambios corporales de tipo muscular, circulatorio, celular y metabólico. Pero los especialistas coinciden que la mayor problemática está dada en la franja que abarca la niñez y la pre adolescencia. La vida sedentaria es producto de los modelos que nos propone nuestro entorno, como las nuevas tecnologías. “La escuela, los papás, la comunidad y las autoridades debemos tener un rol fundamental para que tengamos ciudadanos activos en el futuro”, sostuvo en los últimos días el médico brasileño Víctor Matsudo, en el marco del seminario “La vida activa, oportunidad para una niñez en movimiento”.
Que el sedentarismo afecta cada vez más a los chicos es algo que fue verificado por la Encuesta Mundial de Salud Escolar, con una tendencia en aumento del sobrepeso, que pasó de un 24,5% en 2007, a 28,6% en 2012; en tanto la obesidad creció del 4 al 6% en igual período.
“A través de juegos, deportes y actividades recreativas, los más chicos pueden sumar minutos diarios de actividad física que complementen las que realizan en el ámbito escolar”, plantea Oscar Incarbone, coordinador de ‘Lucha Contra el Sedentarismo’.
“La realización periódica de actividad física, al menos 30 minutos diarios en el caso de los adultos y 60 minutos en los chicos, constituye un hábito protector de la salud”, afirman por su parte desde el ministerio de Salud de la Nación.
La obesidad, la diabetes, ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, entre otras, están relacionadas a la baja o nula realización de actividad física. Para sumar minutos de actividad física a la rutina diaria pueden realizarse ejercicios de elongación a la mañana, caminar al realizar trámites o hacer compras de rutina y pasear a las mascotas, y en los intervalos de la jornada laboral, cambiar de posición y caminar.
Para los expertos, resulta de vital importancia que los propios profesionales de la salud prescriban correctamente la actividad física en los chicos como parte del tratamiento preventivo de distintas enfermedades, y precisan que “está demostrado que la actividad física aumenta la estabilidad eléctrica del corazón y disminuye la demanda de oxígeno, al tiempo que mejora la función miocárdica y mantiene el aporte de oxígeno al corazón; y además mejora la tolerancia a la glucosa, disminuye la tensión arterial y controla el peso corporal”.
A la hora de marcar beneficios para los chicos, los especialistas aseguran que realizar actividad física en la niñez y adolescencia (siempre atendiendo cada caso en particular) ayuda a desarrollar el aparato locomotor (huesos, músculos y articulaciones) y el sistema cardiovascular (corazón y pulmones). Permite además aprender a controlar el sistema neuromuscular (coordinación y control de los movimientos) y ayuda a mantener un peso corporal saludable. También mejora la salud mental y el bienestar psicológico, mediante la reducción de la ansiedad y el estrés; disminuye la depresión; mejora la autoestima, las funciones cognitivas e interacciones sociales.
“La responsabilidad de promover ciudadanos activos reside en los papás, la escuela, y la sociedad. La comunidad debe tener un rol fundamental en desarrollar espacios públicos lúdicos para que los niños puedan desarrollar actividad física segura y saludable”, asegura Matsudo, para quien “un padre activo significa el triple de chances de que un niño sea activo. Una madre activa implica el doble de chances de que el niño sea activo. Mientras que si los dos son activos, los chicos tienen entre 5 y 6 veces más posibilidades de ser activos”.

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