Desde inyectar desinfectante contra el Covid-19 hasta tomar el control de Gaza, Donald Trump lleva mucho tiempo haciendo sugerencias extravagantes para resolver problemas difíciles. La pregunta siempre es la misma: ¿habla en serio? Sus detractores no salen de su asombro con las propuestas inverosímiles de la exestrella de reality. Se preguntan si lo que dice va en serio, si intenta encauzar una negociación en beneficio propio o si simplemente quiere distraer la atención.
Pero Trump se enorgullece de ser un disruptor político, y su sorprendente sugerencia de expulsar a los palestinos y convertir a Gaza en la “Costa Azul de Medio Oriente” es un claro ejemplo de ello. “Mucho de lo que dice el presidente Trump es una hipérbole, una negociación inteligente y seria, todo al mismo tiempo”, declaró Peter Loge, director de la Escuela de medios de la Universidad George Washington. “Cuando dice cosas aparentemente escandalosas que no suceden, lo hace pasar por una broma o una táctica de negociación.
Cuando el plan ocasional funciona, afirma ser un genio”, añade. La táctica favorita de Trump es, a menudo, dejar que la gente adivine. La periodista Salena Zito lo explicó en 2016, cuando dijo que la prensa toma a Trump “literalmente, pero no en serio”, mientras que sus partidarios lo tomaban “en serio, pero no literalmente”.
Las sugerencias difíciles de aceptar se han convertido en la marca registrada de Trump, de 78 años.
En 2020 llegó un protector desinfectante para atacar el virus del Covid-19. Antes de regresar a la Casa Blanca el pasado 20 de enero prometió poner fin a la guerra de Ucrania en 24 horas. Más recientemente sorprendió al mundo diciendo que quiere anexionar Canadá y Groenlandia y apoderarse del Canal de Panamá.
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