Más de 600.000 personas asistieron ayer, bajo un calor sofocante, a una misa de dos horas del papa Francisco en Dili, la capital de Timor Oriental, uno de los momentos culminantes de su maratónica gira por Asia-Pacífico. Francisco, de 87 años, desmintió todos los pronósticos y temores por su salud durante la ceremonia que se celebró en una enorme explanada en la periferia de Dili.
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