Santiago Peña y Efrain Alegre.
Santiago Peña y Efrain Alegre.
COMICIO CON IMPLICANCIAS REGIONALES

Paraguay va hoy a las urnas para elegir nuevo presidente

La disputa se da entre el hegemónico Partido Colorado y la oposición, que pregona el lema “patria o mafia”.

El conservador Partido Colorado, que gobernó Paraguay desde 1947 incluso como sostén político del dictador Alfredo Stroessner y con excepción de un breve período progresista entre 2008 y 2012, pone a prueba su hegemonía en las elecciones generales de este domingo.

Esa fuerza política se ha sostenido en el poder gracias a una poderosa maquinaria electoral clientelista, con más de la mitad del padrón de votantes afiliados a ese partido y recursos para promocionar a sus candidatos.

Sin embargo, las recientes sanciones dispuestas por Estados Unidos por corrupción contra el hombre fuerte de la política paraguaya, el expresidente y magnate Horacio Cartes (2013-2018), alteraron la campaña y los analistas proyectan una elección reñida.

Un triunfo de la oposición, que promete revisar la histórica alianza con Taiwán, podría además recalentar la disputa entre Estados Unidos y China por la influencia de ambas potencias en Latinoamérica.

¿Qué se vota?

Más de 4,7 millones de personas están habilitadas para votar a presidente y vicepresidente para el período 2023-2028. También se definirá un nuevo equilibrio de fuerzas en el Congreso con la elección de 45 senadores y 80 diputados. Además, hay en juego 17 gobernaciones.

El sistema de votación es electrónico a través de 15.380 máquinas, por lo que se espera que el resultado se confirme antes de la medianoche. Observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea participarán del proceso para garantizar su transparencia.

Hay 13 aspirantes a la presidencia, pero sólo dos con posibilidades de ganar.

Por un lado, el economista Santiago Peña, de 44 años, que es el postulante del Partido Colorado y es apadrinado por Cartes. Fue su ministro de Hacienda y se desempeñó hasta su postulación como miembro del directorio del Banco Basa, propiedad del magnate.

Su juventud y escasa trayectoria política le permitieron posicionarse como la renovación dentro del longevo partido gobernante. Se presenta como la garantía de la estabilidad económica y promete que “vamos a estar mejor”.

Su principal contrincante es Efraín Alegre de la Concertación para un Nuevo Paraguay, una coalición variopinta de fuerzas políticas y sociales desde el tradicional Partido Liberal Radical Auténtico hasta el Frente Guasú del expresidente de centroizquierda Fernando Lugo.

De profesión abogado, Alegre se presenta como la contracara de la corrupción endémica de Paraguay que atribuye al partido gobernante. “Patria o Mafia” es su lema.

Incidencia regional

Estados Unidos declaró a Cartes, actual presidente del Partido Colorado, “persona significativamente corrupta”. Según la acusación, el exmandatario incurrió “en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato”. También denunció que cobró sobornos de Hezbollah, considerada por Estados Unidos una organización terrorista.

En represalia, el gobierno estadounidense congeló los activos de Cartes y sus empresas y le impidió operar en su sistema financiero. Cartes, dueño de un conglomerado de empresas que van del tabaco, a la ganadería y grandes medios de comunicación, niega los cargos.

Esto afectó el financiamiento de la campaña de Peña y analistas advirtieron que también podría impactar en la movilización de votantes del Partido Colorado el día de la elección.

¿China o Taiwán?

Paraguay es el único país sudamericano que mantiene lazos diplomáticos con Taiwán y esto le impide tener un vínculo formal con China, que reclama a la isla autogobernada como parte de su territorio. Esto podría cambiar en caso de un triunfo del opositor Alegre, quien atendiendo el reclamo de los productores ganaderos y sojeros por un acceso directo al mercado chino se comprometió a revisar el acuerdo con Taipéi.

Si esto sucediera, Taiwán perdería a otro socio en la región luego de que Honduras rompió relaciones diplomáticas con dicho país para reconocer a Beijing. A su vez, China ampliaría su influencia en Latinoamérica, algo que Estados Unidos considera de alto riesgo.

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