IX Cumbre de las Américas

Estados Unidos recibirá la próxima semana a los líderes de la región en la IX Cumbre de las Américas con el objetivo de reforzar la solidaridad continental, aunque a días de su inicio aún hace gestiones para convencer a asistentes clave y crecen las posibilidades de que la cita sea un traspié diplomático para el Gobierno de Joe Biden.

En momentos en que Washington se enfrenta cada vez más con Rusia por la guerra en Ucrania y con China por sus avances estratégicos y comerciales en América Latina y el Sur global, mostrar respaldo entre sus pares del hemisferio es un activo valioso para la Casa Blanca. Sin embargo, eso no estaría sucediendo.

La manzana de la discordia es que Estados Unidos invitó a la cumbre solo a países con los que tiene buena relación, lo que excluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero muchos creen que eso es solo una manifestación superficial de un problema más de fondo: una América Latina que siente que a Washington no le importa y que quiere hacérselo saber.

"Hay una sensación en la región de que Estados Unidos no la prioriza, y lo entiendo. Había muchas expectativas cuando asumió Biden", dijo la presidenta y CEO del centro de estudios estadounidense Diálogo Interamericano (DIA), Rebecca Bill Chavez. Por eso, consideró que es "crítico" que Estados Unidos use la cumbre de Los Ángeles como "plataforma de lanzamiento" de una nueva relación con América Latina.

La reunión ofrece a Biden una oportunidad de estrechar lazos con las Américas para lidiar con dos temas a los que da máxima relevancia: el aluvión de migrantes que está cruzando su frontera sur, con México, huyendo de la pobreza, y la creciente presencia de China en la región con su megaplan económico mundial Nueva Ruta de la Seda.

Pero América Latina y el Caribe aún esperan las millonarias inversiones en proyectos de infraestructura prometidas por Biden en su plan Reconstruir Mejor, la alternativa estadounidense a la Nueva Ruta de la Seda, con la que pensaba atajar las dos problemáticas, pero que quedó congelada, estancada en el Congreso.

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