Las fuerzas separatistas prorrusas de Donetsk han asegurado ayer que han tomado el control del centro de Mariupol. Tras seis semanas de guerra, el asedio a esta ciudad se ha intensificado por su valor estratégico para Rusia. Este municipio es el último obstáculo de Vladimir Putin para controlar la costa ucrania del mar de Azov.
El Ayuntamiento de Mariupol ha denunciado a través de un comunicado que las tropas rusas están quemando los cuerpos de las asesinados para ocultar sus crímenes después de la masacre en Bucha que ha conmocionado al mundo.
“Los asesinos están cubriendo sus huellas. Los crematorios móviles rusos han comenzado a operar en Mariupol. Después del genocidio en Bucha, los principales líderes de Rusia ordenaron la destrucción de cualquier prueba de los crímenes cometidos por su ejército en Mariupol”, afirma el comunicado.
En él, el Ayuntamiento de la ciudad, asediada desde prácticamente el primer día en que se inició la guerra en Ucrania, asegura que “dado el tamaño de la ciudad, la destrucción catastrófica, la duración del bloqueo y la feroz resistencia, decenas de miles de civiles de Mariupol podrían ser víctimas de los ocupantes. Por eso Rusia no tiene prisa por dar luz verde a la misión turca y otras iniciativas para salvar y evacuar por completo Mariupol”.
“Los rusos dejaron todo el trabajo sucio a los colaboradores. Testigos oculares informan que los “orcos” —como se refieren a los rusos— reclutaron a terroristas locales y de la DNR en brigadas especiales” y que son estos los que “recolectan y queman los cuerpos de los residentes de Mariupol asesinados como resultado de la invasión rusa”.
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