En Moscú reprimieron ayer una marcha contrra la guerra
En Moscú reprimieron ayer una marcha contrra la guerra
EN MOSCÚ REPRIMIERON UNA MARCHA CONTRRA LA GUERRA

El Estado ucraniano es como una “ficción” para el presidente ruso

Putin dice que es una creación de la revolución bolchevique y que no existe como nación. Pero varios datos históricos indican lo contrario

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, decidió la intervención militar en Ucrania para, según dijo, proteger a las personas de “abusos y del genocidio” del Gobierno ucraniano contra los separatistas prorrusos cuya rebelión contribuyo decididamente a generar el Kremlin y a la que luego entregó cuantiosas armas de toda clase. Estos argumentos, aparentemente simples, esconden, sin embargo, otras motivaciones por las que Putin, tras semanas de tensiones con Occidente y escalada bélica, decidió dar este paso y que ya había adelantado en un discurso pronunciado el lunes pasado, en el que puso en duda la soberanía de Ucrania y subrayó su vinculación histórica con Rusia.

Desde Moscú el dictador ruso afirmó que “Ucrania no es solo un país vecino. Es parte inalienable de nuestra propia historia, cultura y espacio espiritual. Estos son nuestros camaradas, los más queridos para nosotros, no solo colegas, amigos y personas que alguna vez sirvieron juntos, sino también parientes, personas unidas por sangre, por lazos familiares”. Finalmente con desparpajo negó en la práctica que Ucrania fuera una nación, que ese carácter fue inventado por el líder revolucionario bolchevique Vladimir Lenin. “Fue creada total y completamente por Rusia, más específicamente por la Rusia bolchevique y comunista”, argumenta el gobernante ruso. “Este proceso comenzó prácticamente inmediatamente después de la revolución de 1917.

Pero es Josef Stalin quien incorpora Ucrania a la Unión Soviética y le transfiere territorios que antes pertenecían a Polonia, Rumania y Hungría. En el proceso, le dio a Polonia parte de lo que tradicionalmente era tierra alemana como compensación, y en 1954 Nikita Kruschev, ante la resistencia de los habitantes y la presión internacional, le quitó Crimea a Rusia y se la dio a Ucrania. Pero la mantuvo bajo el férreo control del Kremlin como a todas las naciones de la Unión Soviética.

Putin defiende que dentro de lo que fue la antigua Unión Soviética las fronteras entre repúblicas nunca fueron vistas como fronteras estatales; eran nominales dentro de un solo país que, si bien presentaba todos los atributos de una federación, estaba altamente centralizado. Y tras la caída de la URSS y la conformación de la Federación Rusa, Moscú reconoció las nuevas realidades geopolíticas; y no solo reconoció, sino que, de hecho, hizo mucho para que Ucrania se estableciera como un país independiente, asegura Putin, tal como sucedía con todos los países del bloque comunista. Y como en Alemania cuando el pueblo derribó el muro de Berlín.

Pero no fue Moscú quien concedió la independencia de Ucrania en 1991 sino el pueblo ucraniano, que votó de manera contundente a favor de abandonar la Unión Soviética en un referéndum democrático.

La realidad histórica de Ucrania es complicada, una historia milenaria de religiones, fronteras y pueblos cambiantes. La capital, Kiev, se estableció cientos de años antes que Moscú, aunque tanto los rusos como los ucranianos afirman que Kiev es el lugar de nacimiento de su cultura, religión e idioma modernos.

De hecho, la historia y la cultura de Rusia y Ucrania están entrelazadas: comparten la misma religión cristiana ortodoxa y sus idiomas, costumbres y cocinas nacionales están relacionados.

Aun así, la política de identidad ucraniana y el nacionalismo han sido irritantes en Rusia desde la época feudal zarista anterior a la Revolución Rusa. Muchos rusos ven a Ucrania como el “hermano menor” de su nación y deberían comportarse en consecuencia. Todo eso sin reparar en que hasta la religión adoptada por Rusia. Era la que los ucranianos habían hecho suya antes y difundieron en el territorio de otros países y que Moscú terminó considerando -hasta hoy- como oficial del Estado.

A lo largo de la difícil década de 1990 y en el nuevo milenio, “hemos brindado” un apoyo considerable a Ucrania, dice Putin, que reitera que Ucrania y Rusia se han desarrollado como un solo sistema económico durante décadas y siglos. Con este concepto tomaron Kiev en el pasado y en estos días revalidan sus pretensiones imperiales.

Por estas razones, “todos los subterfugios asociados con el proyecto anti-Rusia están claros para nosotros. Y nunca permitiremos que nuestros territorios históricos y las personas cercanas a nosotros que viven allí se utilicen contra Rusia. Y a los que emprendan tal intento, quisiera decirles que así destruirán su propio país”, advierte.

Niega y considera que Ucrania es una “ficción” como país, que le es funcional a sus planes expansionistas. De hecho, ha dicho que el colapso de la Unión Soviética es la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX y, según expertos, todo indica que ha dado un primer paso para restaurarla.

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