Chilenos quemaron las pertenencias de inmigrantes venezolanos.
CRISIS SOCIAL EN CHILE

Inmigración desata el racismo y la xenofobia

Mientras las autoridades chilenas denuncian que la entrada de extranjeros al país, especialmente venezolanos desde el Norte, generó una crisis social y migratoria, especialistas del tema y ONGs alertan sobre la "crisis "humanitaria y el aumento de la xenofobia", por lo que le piden al Gobierno que abandone sus políticas restrictivas y ayude a los recién llegados.
La idea de una crisis migratoria comenzó a circular en la prensa y el debate público chileno a fin de julio cuando las autoridades locales de la comuna (barrio) de Colchane, en la región de Tarapacá, cerca de la frontera con Bolivia, denunciaron que la zona estaba colapsada por la entrada de más de 200 personas a diario que acampaban en lugares públicos, lo que causó la incomodidad y el rechazo de los vecinos.
Chile, un país con una población de cerca de 20 millones, tiene más de 1,4 millones  de extranjeros residentes, según datos del departamento de Migración y Extranjería. En reiteradas entrevistas, Javier García, alcalde de Colchane, sostuvo que enfrenta una crisis generalizada por la excesiva llegada de migrantes y acusó al "Plan Colchane" del Gobierno de Sebastián Piñera de "fracaso".
Francisca Vargas Rivas, directora de la Clínica Jurídica de Inmigrantes y Refugiados de la Universidad Diego Portales, coincidió en que la situación actual se inició "debido a las políticas migratorias restrictivas del Gobierno, impuestas a partir del año 2018".
La llamada crisis migratoria que denuncia el Gobierno se agudizó en los últimos días cuando las autoridades desalojaron un campamento de inmigrantes, en su mayoría venezolanos, instalado en una plaza de la norteña ciudad chilena de Iquique.
Esta decisión política dio aire de inmediato a los sectores de la sociedad que hacía tiempo venían pidiendo la expulsión de estas personas. Ese mismo día, una marcha anti inmigrantes se movilizó hasta otro campamento que los desalojados habían levantado y quemaron sus carpas y sus pertenencias ante la mirada de decenas de ciudadanos y la inacción policial.
La abogada Vargas agregó que las marchas antiinmigrantes de la zona se originaron porque "Chile es un país sin memoria y esta no es la primera vez que mostramos esto. Sin prejuicio, uno puede decir que Chile es un país racista y xenófobo. Desde el 2017 lo sabemos con claridad, después de un estudio que hizo el Instituto Nacional de Derechos Humanos", y alertó que ese informe expuso que la mayoría de los chilenos se considera "más blancos" que otros países de la región y en el que se caracterizó a los migrantes como "sucios". Para Vargas, "es correcto hablar de crisis", pero no solo migratoria, sino también "humanitaria".
Pero el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, aclaró que, en paralelo, el Gobierno retomará la política de expulsiones de extranjeros, fuertemente rechazada a nivel nacional e internacional.