Chavez
Claudia Díaz
INTERNACIONALES

La ex enfermera de Chávez fugó millones en lingotes de oro

Claudia Díaz acumuló una fortuna inexplicable que resguardó en una empresa fantasma en el Caribe y en cuentas en Suiza. En dos décadas, el Estado perdió unos US$ 300 mil millones .

 

 

Era 2014 y Claudia Díaz, ex tesorera de Venezuela, buscaba un refugio seguro para almacenar la riqueza inexplicable que había acumulado a lo largo de los años. El entonces presidente Hugo Chávez, de quien alguna vez fue enfermera, acababa de fallecer y la situación política en la nación caribeña y las relaciones con EE UU estaban en un tumulto. Así que Díaz, presuntamente, recurrió a una de las formas más antiguas de mover grandes cantidades de dinero de manera anónima: comprar oro. En una rápida sucesión, una empresa fantasma establecida en la nación insular caribeña de San Vicente y las Granadinas que -se presume- ella controlaba, compró 250 lingotes de oro valuados en más de 9,5 millones de dólares, según registros judiciales de Liechtenstein obtenidos por la agencia AP. Los lingotes, cada uno con un peso de un kilo, fueron almacenados en una bóveda privada en el diminuto principado europeo, disponibles para Díaz y su hijo cuando cumpliera 18 años. Pocos años después, un representante de Díaz vendió una cantidad casi idéntica de lingotes y la mayor parte de los ingresos fue depositada en un banco suizo.

BAJO INVESTIGACIÓN

Esas transacciones están ahora en el centro de una investigación criminal internacional sobre la red de empresas fantasmas y cuestionables banqueros suizos que ayudaron a convertir a Venezuela en uno de los países más corruptos del mundo. Si bien se estima que hasta 300.000 millones de dólares fueron saqueados de las arcas estatales de Venezuela en las dos décadas de gobierno socialista, los investigadores apenas comienzan a entender cómo se lavó el dinero sucio. La transacción física de pesados lingotes de oro -algo no visto antes en registros judiciales- subraya la creatividad de algunos venezolanos para ocultar su riqueza robada. Con una reputación de secretismo y el ingreso per cápita más alto del mundo, Liechtenstein, el microestado germanohablante, es desde hace mucho tiempo un imán bancario para los más ricos del mundo. Pero al igual que su vecina Suiza, con quien comparte una unión monetaria y de aduanas, su reputación como centro financiero extraterritorial se ha visto sacudida por el escándalo. Debido a la presión de EE UU, que acusó a numerosos funcionarios venezolanos y sancionó al gobierno de Maduro por delitos financieros en todo el mundo, los dos países se esfuerzan ahora para exponer la corrupción en Venezuela. Díaz era casi desconocida hasta que ella y su esposo, un ex asesor de seguridad de Chávez, aparecieron en 2016 en la filtración de documentos financieros secretos conocidos como los Panamá Papers, que mostraron cómo algunos de los más ricos del mundo esconden su dinero. Las autoridades allanaron su casa en Caracas y confiscaron lo que describieron como una colección de autos de lujo, obras de arte y documentos relacionados con propiedades inmobiliarias dentro y fuera de Venezuela controladas a través de empresas fantasmas. Díaz, de 46 años, quien fuera suboficial en la fuerza naval venezolana, cuidó de un Chávez enfermo antes de que el líder venezolano muriera de cáncer en 2013. En 2011, Chávez la nombró tesorera nacional de Venezuela. Fue reemplazada cuando Maduro, sucesor de Chávez, fue elegido en 2013. Díaz y su esposo, Adrián Velásquez, viven actualmente en Madrid, donde fueron arrestados brevemente en 2018 tras una petición venezolana. Además de la investigación en Liechtenstein, la pareja fue sancionada en EE UU por su presunta participación en un fraude cambiario por 2.400 millones de dólares, y se los identificó como coconspiradores en una acusación federal en Miami contra el predecesor de Díaz como tesorero. Los fiscales españoles también investigan la compra de un departamento de 1,8 millones de dólares. Los lingotes de oro que presuntamente le pertenecen a Díaz representan apenas una pequeña fracción del monto total saqueado de Venezuela. Pero son un símbolo poderoso de la avaricia ilimitada que alimentó a una cantidad de intermediarios.

COMENTARIOS