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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abre frentes de batalla en tiempos de coronavirus.
CORONAVIRUS

En plena pandemia, Trump pelea contra dos frentes: la OMS y los gobernadores opositores

El presidente norteamericano consideró que la gestión de la OMS en el inicio de la pandemia de coronavirus fue "desastrosa" y ayudó a "encubrir" el brote inicial en China y, por eso, anunció que suspendió todo el financiamiento estadounidense.

Frente al peor brote de coronavirus del mundo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por un lado, se enfrentó hoy a un grupo de gobernadores opositores en una pulseada política y, por otro lado, suspendió los aportes a la Organización Mundial de la Salud (OMS), pese a ser el principal donante.
En conferencia de prensa, Trump consideró que la gestión de la OMS en el inicio de la pandemia de coronavirus fue "desastrosa" y ayudó a "encubrir" el brote inicial en China y, por eso, anunció que suspendió todo el financiamiento estadounidense hasta que su gobierno analice el desempeño de la organización.
"La OMS falló en obtener, chequear y compartir información rápidamente", sostuvo el mandatario y luego acusó a la organización de "no cumplir con su obligación básica".
El mandatario acusó a la organización, la más importante en su área en el mundo y una parte central del sistema de la ONU, de haber "perdido mucho tiempo" en sus advertencias iniciales y la responsabilizó por la dimensión actual de la pandemia, una crítica muy similar a la que la oposición y gran parte de la prensa de Estados Unidos le hacen a Trump por su reacción inicial en enero y febrero.
Ya en febrero pasado, el gobierno de Trump había propuesto al Congreso reducir su aporte como estado miembro a la OMS de 122,6 millones de dólares a casi 58 millones.
Pese al drástico recorte propuesto -que no llegó a ser aprobado-, Estados Unidos habría seguido siendo el principal donante de la OMS, no solo porque los otros países tienen aportes fijos mucho más pequeños, sino porque además Washington destina más de 300 millones de dólares en financiamiento voluntario a la organización.
El presupuesto anual de la OMS es de más de 4.200 millones de dólares.

La pelea con los gobernadores
En paralelo, Trump abrió otro frente de batalla de política con un grupo de gobernadores demócratas que ayer anunciaron la creación de equipos de trabajo conjuntos para coordinar la salida de esta crisis, por ejemplo, cómo reabrirán la economía y reanudarán las actividades públicas.
"Cuando alguien es presidente, la autoridad es total y así debe ser", sentenció Trump ante la prensa tras el desafío federalista lanzado, primero, por los gobernadores de Nueva Jersey, Connecticut, Delaware, Nueva York, Pensilvania y Rhode Island, y, horas más tarde, por los de California, Oregon y Washington.
Hoy el país superó los 596.000 casos confirmados de coronavirus y alcanzó las 25.239 muertes, casi la mitad en Nueva York, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Pese a que la curva de contagios parece haberse ralentizado un poco en Nueva York, el brote sigue creciendo de manera acelerada en otras partes del país como Florida y Luisiana.
En medio de estos contextos tan dispares, Trump anunció que pronto -"antes de finales de mes"- autorizará "a cada gobernador de manera individual a implementar un plan para una poderosa reapertura de la economía, de la manera que consideremos apropiada".
Trump prometió "trabajar junto con los gobernadores" para decidir cuándo cada estado volverá a su vida normal, pero aclaró que si el Gobierno federal no está de acuerdo con la decisión de uno de los distritos, primará la decisión de la Casa Blanca.
"Si no estamos de acuerdo, no vamos a dejar que ese estado abra" su economía, aclaró el mandatario.
Sin embargo, la preocupación del grupo de gobernadores opositores que ayer anunció una acción conjunta no es que el Gobierno federal no les deje salir de las medidas restrictivas actuales, sino que los obligue a hacerlo antes de lo que ellos creen que debe hacerse.
El gobernador de Nueva York, el estado más afectado por la pandemia en el país y el líder opositor con mayor perfil en esta pandemia, Andrew Cuomo, fue uno de los que cuestionó con más dureza la postura de Trump.
"No tenemos un rey en este país, no quisimos tener un rey; por eso, tenemos una Constitución y elegimos a un presidente", sentenció Cuomo.
"El presidente claramente está buscando una pelea en este punto y lo peor que podemos hacer es avanzar hacia una división política", agregó el dirigente demócrata.
Pero poco después, el exvicepresidente y virtual candidato presidencial opositor, Joe Biden, retomó la analogía con una monarquía absolutista.
"No me estoy presentando como candidato a rey de Estados Unidos; respeto la Constitución, leí la Constitución, juré sobre ella varias veces, respeto el gran trabajo que tantos gobernadores en este país, demócratas y republicanos, están haciendo bajo estas circunstancias horribles", tuiteó Biden.
El gobernador de Connecticut, Ned Lamont, también dejó claro que no aceptará una orden federal prematura de reabrir la economía de su estado.
"El presidente Trump puso la fecha del 1 de mayo y yo y otros gobernadores creemos que es muy pronto; les acabo de mostrar que las internaciones y los contagios siguen aumentando, no es momento para equivocarse", explicó en conferencia de prensa.

El fantasma de la recesión
Con el país encaminado a una muy probable recesión antes de las elecciones de noviembre, Trump ansía un resurgimiento económico que ayude a estabilizar a los mercados y a recuperar algunos de los 16 millones de puestos de trabajos que ya se perdieron en Estados Unidos por la pandemia.
El mandatario republicano, que se mostró renuente a apoyar las cuarentenas, quería originalmente una vuelta a la normalidad para la Pascua, pero ahora desea una reapertura de la economía, aunque sea parcial, para fines del corriente mes.
Muchos expertos médicos del Gobierno, incluyendo al doctor Anthony Fauci y la doctora Deborah Birx, advirtieron que poner fin demasiado pronto a las medidas de distanciamiento social podría causar una nueva ola de contagios que obligaría a volver a cerrar la economía, con resultados desastrosos.

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