Antes de que venciera el ultimátum lanzado por líderes civiles opositores de los departamentos de mayoría opositora del país, el presidente de Bolivia, Evo Morales pidió ayer “paz” y ordenó el despliegue de cientos de policías alrededor de la sede de gobierno en la capital.
“Sólo hay paz cuando hay justicia social y ahí queremos decirles (a la oposición) que no vengan provocando al pueblo boliviano, a los distintos sectores sociales”, aseguró el mandatario al inaugurar una obra en la ruta que conecta la ciudad de Caracollo, en el departamento de Oruro, y Colquiri, en el de La Paz, en el oeste del país.
“Quienes estamos aquí somos los nacionalizadores y los que están buscando un golpe de estado son los privatizadores”, sostuvo, citado por el diario local Página Siete.
Poco antes, en declaraciones a la radio San Gabriel, reproducidas por la agencia noticiosa estatal ABI, el mandatario había hecho “un llamado a defender la patria”, lo que en los días anteriores desembocó en multitudinarias manifestaciones oficialistas, principalmente en La Paz.
Luego de que ayer a la tarde se informara que Morales tuvo que aterrizar de emergencia porque el helicóptero presidencial tuvo un problema técnico, cientos de policías antidisturbios comenzaron a rodear la Casa Grande del Pueblo y el Palacio Quemado, la actual sede del gobierno y la anterior, en la capital, La Paz.
Ya a la mañana, la ciudad había amanecido con barricadas en distintas calles clave y algunas escenas de violencia entre choferes y manifestantes.
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