A tres meses del derrame de petróleo que ya afectó unas 200 playas y nueve estados en Brasil, ayer el presidente Jair Bolsonaro volvió a referirse al tema y no se mostró positivo.
“Lo peor está por venir”, dijo sobre las manchas que comenzaron a aparecer en Paraíba (noreste) y que desde entonces surgieron en los más de 2.000 kilómetros del litoral noreste.
“Lo que llegó hasta ahora y que fue recogido es una pequeña cantidad de lo que fue derramado. Lo peor está por venir, no sé si en la costa de Brasil, si bien todo indica que las corrientes fueron a la costa de Brasil”, indicó en una breve entrevista televisiva, donde añadió: “Por la densidad, el petróleo viene por debajo, puede haber pasado por Brasil y regresado para la costa africana”.
Los dichos del mandatario tuvieron lugar luego de que el sábado la Marina detectara pequeños fragmentos de crudo en la región de Abrolhos, en Bahía, un santuario para ballenas jorobadas y lugar de formaciones coralinas únicas en el mundo, hecho que provocó alarma entre pescadores, comunidades locales y ambientalistas.
Aparte de los nueve estados del noreste que sufrieron daños por el petróleo, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales dijo días atrás que las manchas podrían llegar a Espíritu Santo y Río de Janeiro, bajando hacia el sur de la costa.
Las autoridades brasileñas afirmaron el viernes que el principal sospechoso entre una treintena de barcos es un carguero de bandera griega que se abasteció en el puerto de José en Venezuela. Por eso ayer Bolsonaro insistió en que “todos los indicios llevan a ese carguero griego” y agregó: “Por lo que parece, fue [un acto] criminal”.
SAN PABLO
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