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Una economista búlgara será la próxima jefa del FMI

Europa catapulta a Kristalina Ivanova Georgieva a la cúspide del organismo. Actualmente es la número 2 del Banco Mundial.

Europa sigue colocando mujeres en los altos cargos de las finanzas mundiales. Después de Christine Lagarde en el Banco Central Europeo y Ursula Von der Leyen en la Comisión Europea, la UE decidió que Kristalina Ivanova Georgieva (Sofía, 1953) será la sucesora de la francesa Christine Lagarde al frente del FMI después de derrotar a otros cuatro candidatos europeos.
Georgieva, actual número dos del Banco Mundial, del que ya fue vicepresidenta en 2008, y ex comisaria europea de Ayuda Humanitaria y de Presupuestos, tendrá sobre la mesa la gestión del mayor préstamo de la historia del FMI, el concedido a Argentina.
El organismo internacional ha estado desde su fundación en 1945 en manos de un europeo a cambio de que el Banco Mundial lo controlara un estadounidense. Los derechos de voto de EE. UU. y de los países europeos en el FMI hacen que un acuerdo entre ellos sirva para renovar a su director general más allá de la opinión del resto del mundo.
Georgieva, con el apoyo principal de Francia, derrotó ayer al holandés Jeroen Dijsselbloem, el candidato que preferían los países del norte de Europa y que es detestado en el sur después de que dijera aquello de que los países del sur habían tenido problemas durante la crisis financiera porque habían gastado la plata en “mujeres y tragos” en lugar de ahorrarla. Dijsselbloem, a pesar de que fue ministro de Finanzas holandés, no tiene formación de economista sino de ingeniero agrónomo.
El nombramiento de Georgieva se entiende, también en Bruselas, como una forma de compensar a los países de Europa del este, que se quedaron a principios de julio sin ningún alto cargo en las instituciones de la UE cuando se decidió la renovación de la dirigencia del bloque.
Georgieva no logró su designación por mayoría cualificada según marcan las normas del Consejo Europeo: 55% de los países que representen al menos a 65% de la población. Se quedó en 56% y 57%, pero derrotó claramente a Dijsselbloem.
La carrera por suceder a Lagarde empezó el día que se supo que la francesa será a partir de noviembre la presidenta del Banco Central Europeo. Después de especulaciones sobre una larga lista de nombres, que incluían a los actuales gobernadores de los bancos centrales francés, inglés o alemán, la lista quedó en cinco personas y el encargo de buscar un candidato de consenso en el ministro de Finanzas francés Bruno Le Maire.
Le Maire intentó desde el principio poner de acuerdo a los 28 ministros de Finanzas de la UE para que alcanzaran un nombre de consenso. No hay manual de normas que rija el proceso, por lo que el francés intentó durante casi un mes forjar un acuerdo que evitara una votación que podría mostrarse divisiva. Sin éxito.

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