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PRESIDENCIALES DE 2016

El fiscal Mueller no encontró pruebas de conspiración entre Trump y Rusia

La investigación especial sobre la injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales de 2016 finalizó sin imputados del círculo del presidente por colusión.

El fiscal especial Robert S. Mueller no ha encontrado pruebas de conspiración entre Donald Trump y Moscú tras 22 meses de investigación, aunque deja abierta la posibilidad de que sí haya cometido un delito de obstrucción a la Justicia. Así lo recogen las conclusiones que el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, entregó al Congreso este domingo por la tarde sobre el informe final de Mueller de la trama rusa. Esta aborda la injerencia del Kremlin en las elecciones presidenciales de 2016 y la posible colusión del hoy presidente de EE.UU. o su círculo en dicha estratagema, con el fin de favorecer la victoria del republicano.
“El fiscal especial no ha hallado que la campaña de Trump, o cualquiera asociado con ella, conspirase o coordinase con el Gobierno ruso en esos esfuerzos (de injerencia) a pesar de las múltiples ofertas de personas vinculadas a Rusia por ayudar a la campaña de Trump”, señala William Barr en la carta de cuatro folios que ha enviado al Capitolio.
La previsión era que las conclusiones de Barr se hicieran públicas prácticamente al mismo tiempo que llegasen a los legisladores, si bien los demócratas han estado pugnando por que el conjunto del llamado informe Mueller fuera accesible a todo el mundo. Se trata de un material explosivo políticamente, ya que, a pesar de que la investigación comienza por la sospecha de posible conspiración entre Trump y el Kremlin, las pesquisas se han topado con toda suerte de irregularidades en materia de fraude fiscal o trabajo de lobby no declarado. Eso explica que, pese a que el fiscal especial ha imputado a 34 individuos por diversos delitos a lo largo de estos casi dos años, no hay un solo ciudadano estadounidense acusado de conspiración con Rusia en las presidenciales.
La incógnita, desde el viernes por la noche, ya quedaba reducida al presidente de Estados Unidos. Un portavoz del Departamento de Justicia avanzó a diversos medios que Mueller no había impulsado nuevas imputaciones, pero eso no afecta a Trump, ya que la tradición de la justicia estadounidense establece que los presidentes en ejercicio no son imputables sin un proceso de destitución (o impeachment) previo. Si los hallazgos de Mueller revelan un delito grave, ese camino se puede abrir en el Congreso, si no es así, resulta muy complicado que los propios demócratas quieran impulsarlo.
De Trump no sólo se ha investigado su posible conchabanza con Rusia, sino también un potencial delito de obstrucción a la Justicia, que se podría haber producido si se comprueba que mintió a durante la investigación de la trama rusa, o si presionó al ex director del FBI James Comey, al que además despidió, para que cerrase el caso. A raíz de las pesquisas, la fiscalía de Nueva York ha implicado al mandatario también en un delito de financiación ilegal de campaña, pues quien fuera abogado personal durante años, Michael Cohen, asegura que le ordenó el pago a dos mujeres poco antes de las elecciones para que callaran sobre supuestas infidelidades con él. Como el objetivo de la transacción era proteger la imagen del entonces candidato presidencial, se considera una donación no declarada.

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